En una época donde la alta sociedad, la reputación y las apariencias determinan el estatus de las personas, una joven Baronet se inscribe a la escuela más prestigiosa donde la crema y nata de la sociedad se reúnen para forjar a los futuros nobles y gobernantes del reino. Ahí tendrá que sobrevivir a los abusos y humillaciones de sus compañeros para ganarse un lugar dentro de la alta sociedad y recuperar el honor de su familia que ha sido pisoteado desde hace tres generaciones.
Pero sus planes podrían verse afectados con la repentina aparición de fenómenos paranormales y eventos más allá de la comprensión humana, que asolan la institución. Y que aparentemente iniciaron el mismo día que conoció a un conde atractivo, de figura galante y atractivo sobrenatural.
¿Qué misterios ocultan sus ojos carmesíes y su cabello negro como la obsidiana?, ¿será nuestra protagonista capaz de sobrevivir entre las fauces de dos bestias hambrientas?, ¡échale un vistazo a esta historia de romance y terror!
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Capítulo 4: No abras la boca
Era hora del receso en la academia Edem. Mientras algunos de los estudiantes se reunían en la cafetería para degustar de los excelentes platillos que preparaban los mejores chefs del país, otros preferían reunirse y deambular por sus lujosos pasillos mientras discutían temas de suma importancia en compañía de sus amigos más cercanos:
– "¿Supiste que la hija del conde Louis está embarazada?"
– "¡Si, me enteré, dicen que el responsable es el hijo del barón Strongs!"
– "¿Estás loco?, ella rompió con él para salir con el primo del duque, de hecho estuvieron juntos en la fiesta de primavera".
– "¿El primo del duque?, que lástima, el hijo del barón la amaba mucho".
– "Por cierto, escuché que al primo del duque le está yendo mal, le pidió otro préstamo a su familia, seguro se está yendo a la quiebra".
– "¿Eh, otra estrella más está cayendo?, ¡Que miedo!, Lo bueno es que podemos meternos con él cuando sea un fracasado".
– "¡Tienes razón!, ese idiota nunca me agradó, se merece una lección".
– "Por cierto escuché que los de la clase 1–A. Están organizando un baile de bienvenida".
– "Mi hermana me lo comentó. Será dentro de siete días, así que iré con ella. Al parecer el alumno recién llegado quiere causar una buena primera impresión".
– "Solo espero que no vayan a invitar a los de la familia Strongs ni al primo del duque, o eso será un verdadero infierno".
– "Tienes razón. Preferiría que fuera la chusma en lugar de tener que lidiar con el primo del duque".
– "Por cierto ¿Se enteraron de que la maestra Delany está teniendo una aventura con un estudiante?"
– "¡No hay forma!".
– "Ya había escuchado algo al respecto, pero se ve tan centrada y profesional que no me lo creía".
– "¡Los vieron!, ¡ayer por la tarde, mi querida amiga: la hija del marqués Brawn. Encontró una escena no muy grata en la oficina de maestros, y luego vino a mí a toda prisa a contarme lo que ocurrió".
– "¿De quién se trataba?".
– "¡Vamos, dilo, no puedo esperar!".
– "No puedo decirles exactamente quien es, ya que llegamos a un acuerdo, y por guardarles el secreto vamos a aprobar su clase durante todo el año".
– "¡Vamos no puedes dejarnos con la intriga!".
– "¡Tienes que decirnos, no le diremos a nadie, es enserio!".
...
– "¡¿Qué?!, ¡¿La hija de los Fortuna?!, ¡Pero estaba comprometida!".
– "¿Desde cuándo eso ha detenido a alguien?".
Y esas eran algunas de las conversaciones más comunes que los estudiantes discutían en sus tiempos libres. Para ellos no había mejor merienda que tener entre sus dientes un nuevo chisme que contar. Rumores que recopilaban las partes más turbias, privadas y deleznables de su sociedad. Infidelidades, amores prohibidos, crisis financiera. Eran tan solo algunos de los temas de discusión que resonaban por cada rincón de la academia, cuando los estudiantes se reunían.
Y lo más triste de esta situación es que la gran mayoría de los chismosos, se hacían llamar "amigos" de las personas que destazaban con el filo de sus lenguas.
Y esto mismo era lo que acontecía en una de las salas privadas de la familia de Condes más importante del país: "La familia Wolfang". Gracias a su estatus y al renombre de su apellido, se hicieron de contactos muy importantes en todo el reino, incluyendo a las autoridades que dirigían la academia; contactos que permitieron la construcción de una sala privada en el último piso de la torre oeste. En esta habitación, cuya vista daba directamente con un paisaje espectacular de la gran ciudad, había muebles exportados de otros países, y pinturas de artistas muy famosos que la familia había obtenido, y que exhibían únicamente en esa sala privada.
También había una mesa de centro hecha de vidrio, tan limpia que rechinaba con tan solo pasar el dedo por encima. Y sobre ella había un hermoso arreglo floral, y un cesto que contenía frutas frescas recién preparadas. Y aunque los hermanos que ocupaban la habitación se las comieran todas, nunca faltaría ni un solo alimento por más de 5 minutos. Pues en el piso inferior esperaban atentos, un escuadrón de sirvientes, que estaban pendientes todo el día a todas sus necesidades.
Y ahí estaban dos hermanos mellizos de cabello rojizo como la canela, y con sus rostros llenos de pecas. Ambos hermanos estaban a punto de recibir visitas, y ya habían preparado todo para recibir a sus invitados. Estos dos hermanos que se enorgullecían de reunir las historias más interesantes que ocurrían dentro de la academia, con pruebas y todo. Y también se encargaban de exagerar los hechos y de ser necesario falsificar las pruebas. Esta vez, al parecer habían reunido una muy buena, ya que habían falsificado cartas y documentos que indicaban que había un traidor en una de las familias más importantes del país. Cosa que no era del todo mentira, pero que ellos habían maquillado para hacer ver al culpable como la peor de las basuras que debía ser degradada junto con los Baronets.
¿Ganaban algo con todas sus historias, que en algún punto llegaron a perjudicar a muchas personas?, ¡Para nada!, tan solo la falsa admiración y respeto por parte de sus compañeros, que más bien sentían una mezcla de celos y miedo por no ser sus próximas víctimas. Estos jóvenes no medían las consecuencias de sus actos y solo hacían lo que querían por puro placer, sin importarles a cuántas personas podrían dañar en el proceso. De hecho les gustaba sentir que tenían la capacidad de acabar con la reputación de cualquiera con tan solo abrir la boca.
– Se están tardando mucho ¿No lo crees? –preguntó el hermano mayor.
– No deberían tardar mucho, estoy seguro de que ya están en camino –respondió su hermano, mientras terminaba de comer una manzana que había tomado del arreglo–. Invitamos a los hijos de las casas más importantes del país a una tarde de chismes. No van a faltar por nada del mundo.
– No puedo esperar, ¡este puede ser nuestro más grande descubrimiento hasta ahora y todos van a saberlo!
– Lo sé hermano, yo también quiero acabar con la reputación de esa horrible familia. La verdad es que esta historia puede darnos mucho reconocimiento, y también puede ser una gran oportunidad para acercarnos al duque, después de todo le estamos haciendo un favor.
– ¡Tienes razón!, y si el duque llega a reconocernos, y a confiar en nosotros, entonces talvez incluya a nuestra familia en la "mesa de la realeza". ¡Mamá y papá estarán orgullosos!
– Hemos llegado muy lejos gracias a estas historias tontas mi hermano. Sin duda alguna somos los mejores descendientes de la casa Wolfang.
*Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc*. Alguien tocó la puerta siete veces.
– ¡Adelante! –gritó el hermano menor desde su asiento.
Pero la persona que tocó la puerta no respondió. Entonces el hermano mayor saltó de su asiento y se apresuró a abrir la puerta para recibir a sus invitados; pero cuando lo hizo no había nadie. Buscó por el estrecho pasillo de ese piso, y hasta se asomó por la escalera de caracol que conectaba con el piso de abajo pero no había nadie.
– ¿Acaso fue mi imaginación?, –se preguntó, algo confundido– ¡Imposible!, ambos escuchamos lo mismo, es ridículo... ¡Seguro fue en el piso de abajo!, ¡los de abajo entran y salen a cada rato, seguro fueron ellos... Si, seguro fueron ellos!
Cuando se dispuso a regresar a la habitación tuvo una sensación muy extraña que recorrió su cuerpo:
Una ventisca helada sopló a sus espaldas y lo hizo temblar ahí mismo, y en ese momento sintió el ambiente un poco más pesado.
Cuando se dispuso a regresar a la habitación que estaba a tan solo unos pasos de distancia, sintió aún más frío con cada paso que daba; un frío invernal en pleno verano. Cada paso que daba se sentía como una eternidad y para cuando ya había llegado al marco de la puerta, sintió mucha debilidad.
– Oye... ¿Hace mucho frío o solo soy yo?, deberíamos cerrar las ventanas o nos podríamos resfri...
Pero cuando el hermano mayor vio el interior de la habitación de la que salió hace tan solo unos segundos. Se encontró con un terrible escenario:
Los cuadros y los muebles costosos estaban flotando, la fruta estaba en el suelo y repentinamente parecía podrida, y vio que las pinturas lo seguían con la mirada y que lloraban sangre azul.
– H-hermano –suspiró el hermano menor mientras flotaba hasta casi tocar el techo–. Hermano... ¡Ayúdame! –tan pronto como dijo eso, los tenedores y cuchillos de mesa, hechos de plata que habían en la habitación; volaron hacía él y se clavaron en sus antebrazos y en sus rodillas.
Paralizado por el miedo, el pelirrojo no se pudo mover ni un milímetro. Tampoco podía gritar, ya que el miedo le había comido la voz, lo único que podía hacer era mirar todo en frío silencio mientras el frío aumentaba. Tan solo unos segundos después vio una tijera liberarse de uno de los cajones de la cómoda, y la misma fue directamente a la boca de su hermano, y no mostró su filo hasta que el desafortunado estudiante abrió la boca, pero cuando lo hizo, fue incapaz de volverla a cerrar como si una fuerza misteriosa se lo impidiera, hasta el punto en el que su quijada comenzó a entumirse.
Finalmente la tijera fue por su lengua, que serpentaba tratando de evadir su filo, pero era inútil; el arma parecía tener vida propia. Y entre llantos y quejidos la tijera chasqueó al cerrarse. Y cuando la tijera chasqueó; algo cayó al suelo acompañado por un chorro de líquido espeso y azulado. Y tras eso no hubo sonido alguno, solo un silencio total.
Entonces el hermano menor que aún contemplaba todo, sintió una extraña sensación que acariciaba su hombro. Cuando trató de girarse finalmente sintió como si hubiese alguien parado detrás de él, y el miedo una vez más le impidió moverse un solo milímetro.
– "Gracias por dejarme entrar" –dijo una voz ronca y profunda, directamente en su oído. Y cuando esta voz se hizo presente, el hermano más joven volteó lentamente para ver sobre su hombro y con horror, vio una mano completamente negra que sostenía unas tijeras relucientes, tanto que pudo ver la expresión en su rostro reflejada en el filo de la hoja... Él ya parecía un fantasma de lo pálido que estaba, y sus ojos estaban completamente rojos. Quería llorar pero no podía, y no lo haría, hasta que la misteriosa persona que controlaba cada movimiento de su cuerpo se lo permitiera.
La puerta se cerró lentamente y tras un fuerte estruendo que sacudió el piso superior; surgió un líquido azulado que se escurría por debajo de la puerta blanca, hecha de abedul. (Era sangre de noble).