Cuando José Luis conoció a Violeta, no sabía a lo que se dedicaba.
Ella intentó cambiar de vida, pero las circunstancias no la dejaron.
Su vida siempre fue muy dura. El amor, la pasión, el sexo, hicieron presa de ella...
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El debut de Violeta
Pues bienvenida, Violeta. No creas que todo es malo aquí. Las chicas se divierten bastante, ganan muy buen dinero y estoy segura de que tú no te quedarás atrás, te voy a enseñar toda la casa.
No tengas miedo, nada malo te va a pasar.
En el tour se fue encontrando a varias mujeres más que se arreglaban dentro de un camerino. La mayoría de ellas no pasaba de 21 años. Había algunas un poco más grandes pero no rebasaban los 30. Muchas iban con sus caras largas, solo ellas sabían los problemas que cargaban a sus espaldas.
Jóvenes bellas y hermosas pululaban por esa casa. La mayoría de esas chicas vivían ahí. Habían corrido una suerte desastrosa con sus padres al enterarse de, a lo que se dedicaban.
Violeta se sentía un poco nerviosa, en su mente jamás imaginó que pudiera hacer algo como eso, pero ya estaba ahí. Aún no sabía si estaba segura de poder hacerlo, pero no quería que Jairo la dejara. Además, necesitaba mucho dinero para poder pagar su escuela y darles a sus padres un poco de respiro.
Así que, tomando suficiente aire empezó a caminar con Patricia por toda la casa.
La casa era muy grande y había muchos cuartos, todos los cuartos decorados de diferente manera. Aunque todos servían para lo mismo.
Patricia le habló a Sara, ella era la encargada de maquillar a las chicas para "trabajar".
Sara, arregla a esta chica, hoy es su debut. No la vayas a asustar.
Ja, ja, ja, claro que no.
Sara le explicó como estaba todo ahí. Mira, chica, nadie te obliga a hacer lo que no quieras, pero aquí se trata de complacer al cliente, si le caes bien, puede volver y darte más dinero.
Nosotros les cobramos una cuota por mujer, y aparte ellos te dan propina. Depende del trabajo que hagas, es lo que te dan.
Cualquier duda que tengas, dirígete a mí o en su defecto a Patricia. Solo nosotras dos podemos resolver los problemas, nadie más.
Rato después, Violeta lucía un vestido escotado, muy ajustado al cuerpo y un poco más abajo de las caderas. Se veía hermosa. Fue presentada como "la niña", dado que solo tenía 17 años.
Al instante empezó a tener mucha demanda, y aunque le habían dicho que solo haría lo que ella quisiera, no pudo negarse a tener sexo con varios clientes. Ya que le dieron bastante dinero, que para ser el primer día, no estaba nada mal.
Ese día, Violeta estaba muy cansada, por lo menos 10 clientes la usaron.
Ella se sentía sucia, pero ya no había nada que hacer. Lo hecho, hecho estaba.
A las cinco de la tarde Jairo pasó por ella.
Fueron al hotel cinco estrellas. Y sin importarle que ella se sintiera cansada, la poseyó tantas veces como le dio su gana.
Ella aceptó, no sabía si era amor o solo sentía que era su única ayuda.
No tenía a nadie, ni una sola amiga, ni siquiera a su madre la consideraba amiga, ella era la que más la maltrataba.
Por lo menos los hombres de la casa de citas la trataron con toda delicadeza, ya que era nueva en ese lugar.
Cuando se hubo saciado hasta el cansancio, Jairo la llevó a su casa.
Ella aparentaba que no había pasado nada, pero nomás llegar a su casa fue al baño a vomitar, se sentía asqueada por la manera en que la habían tomado los clientes. Aunque la trataron bien, para ellos no era más que una prosti+...uta.
Y así la hicieron sentir, obligándola a hacer lo que ellos querían.
Ya no había marcha atrás, el paso ya estaba dado, por lo menos 10 clientes habían pasado con ella. La habían mancillado, ya hasta Jairo hacía el "amor" con ella, pero solo para calmar sus ansias. Ya no la trataba con delicadeza como el día anterior. Ahora era una más del montón.
Esa noche decidió irse a acostar sin cenar, la verdad, no tenía hambre después de lo que había pasado ese día.
Obvio, su madre la notó medio rara y se acercó a ella.
¿Y ahora, tú qué traes?, le dijo Armida sin la menor delicadeza.
Nada, mamá, me siento muy cansada, es todo.
¿Cansada de qué?, méndiga huerca, si no haces nada, todo el día te la pasas en la calle.
Mamá ya te había dicho que encontré un trabajo y además estoy estudiando. ¿Acaso eso no es cansado?
¿No me digas? ¿Y de qué es el trabajo?
Es de limpieza en unas oficinas. Me dieron un adelanto, toma. Violeta le extendió los billetes a su madre.
¿Te dieron todo ese dinero por limpiar unas oficinas de medio tiempo?, ¿y qué oficinas son, de narcos?
Mamá, ¿por qué dices eso? Me dieron un adelanto y además solicité un préstamo, se va a ir pagando todo con el mismo trabajo.
Bueno, pues gracias. Con este dinero voy a pagar parte de la deuda de tu padre a ver si ya nos regresan nuestras cosas.
Ya verás que sí, mamá, pronto recuperaremos todo.
Bueno, deja me retiro porque necesito bañarme para poder dormir tranquila.
Sí, mamá que descanses.
Cuando Armida le enseñó los billetes a Santiago, este no podía creer que haya sido un adelanto y un préstamo, era mucho dinero para tales cosas.
Pues qué raro, ¿a quién le solicitó el préstamo, a los narcos acaso?
Pues no sé, Violeta dijo que era parte de su trabajo y que había sacado un préstamo, pues le prestaron todo ese dinero.
Bueno, si ella lo dice. Mañana iremos al banco, mi amor. ¿Te parece?
Está bien, iré contigo, y sirve de que nos podemos comprar algo de ropa.
Tienes razón, creo que nos merecemos eso después de haber educado a nuestra hija, ahora a ella le toca mantenernos.
Sí, dejemos que ella trabaje para que sepa lo que es ganarse la vida.
Para Santiago y Armida era muy cómodo que Violeta llevara dinero a su casa, ahora ya sabían lo que ella podía hacer y adrede la dejaban trabajar, querían vivir a expensas de ella.
Los regaños eran cada vez menos ahora la complacían en todo con tal de que siguiera llevando dinero a manos llenas.
Dos semanas habían pasado y Santiago pudo recuperar la casa y sus cosas, sus muebles, su ropa, todo lo que tenía perdido gracias a Violeta, aunque aún no sabía de dónde salía todo ese dinero.
Pero estaba dispuesto a investigarlo, algo no marchaba bien.
Así que un día decidió seguir a su hija a ver a dónde iba.
Fingió irse a trabajar, pero se quedó afuera de su casa esperando que su hija saliera para seguirla.
No tuvo que esperar mucho porque 5 minutos de que él saliera su hija también salió.
La siguió con la mirada hasta que se perdió de vista, pero se acercó despacio y vio que se subió a un coche blanco.
Un taxi pasaba por ahí y decidió subirse para seguir a su hija.
Por favor, siga ese coche.
Una hora después, Violeta llegaba a su destino.
Bajó del coche, ayudada por Jairo, y entró en esa casa elegante.
Santiago, curioso, le preguntó al chofer: ¿Sabe qué es esa casa?
Amigo, ¿acaso no sabe lo que es?
No.
Es una casa elegante de citas, allí entran los más cotizados hombres de negocios.
¡Queeeeé!, A Santiago casi se le fue la sangre a los pies. ¿Una casa de citas?
¿Son familiares suyos los que acaban de entrar?, preguntó el chofer.
Por supuesto que no, solamente que es un vecino de la cuadra y me pareció extraño. Gracias, ahora ¿me podría llevar a otro lado?
Por supuesto que sí. El chofer enfiló por la carretera.
A todas estas, ¿y la anticoncepción?