Soy Dulce tengo 27 años de edad, abogada de profesión. vivo una vida tranquila para mí, no soy de salir, de tener mil amigos. Soy de estar en mi casa y enfocada en mis cosas.
Lo malo fue haber defendido a una persona en un divorcio, que no salió también para mi victimario pero si para mi defendido. Y AHORA ESTOY AQUI QUERIENDO SER FELIZ.
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Capitulo 5
Dulce despertó lentamente en una habitación que parecía sacada de un cuento de hadas. Las paredes estaban adornadas con tapices elegantes, y la luz del sol entraba suavemente a través de unas cortinas de seda. El mobiliario era refinado y de gran belleza, con detalles que sugerían una vida de lujo y confort. Dulce se sentó en la cama, sintiendo una sensación de desorientación, como si estuviera en un sueño extraño.
Se levantó y se dirigió a un gran espejo dorado que adornaba una pared de la habitación. Al mirarse en él, notó que su reflejo no mostraba a la mujer adulta que había sido, sino a una joven de unos 13 o 14 años. Su rostro era el mismo, pero con un aire juvenil y fresco que contrastaba con su imagen anterior. Sus ojos aún tenían la misma profundidad y determinación, pero el cuerpo era el de una adolescente.
Mientras contemplaba su reflejo, una punzada de dolor atravesó su cabeza. Se sostuvo de la esquina del espejo, tratando de recuperar el equilibrio. La sensación era intensa y desconcertante, y la mente de Dulce se vio abrumada por una oleada de recuerdos y emociones que no eran suyas, pero que sentía como propias.
En un momento de claridad, comprendió que estaba en el cuerpo de una joven que había estado enferma desde pequeña. Los recuerdos fragmentados que ahora afloraban en su mente le revelaron que esta joven, llamada Dulce Isabela, había vivido una vida marcada por una enfermedad crónica que la había debilitado a lo largo de los años. La vida de Isabela había estado llena de sufrimiento, pero también de amor y cariño por parte de su familia, los duques del Imperio Cielo.
La familia de Dulce Isabela estaba compuesta por los duques, que eran amados y respetados en todo el imperio. Tenían cinco hijos, y Dulce ahora era la menor de ellos. Aunque había experimentado el cariño y la devoción de sus padres y hermanos, la enfermedad de Isabela había sido una carga constante, y la joven había enfrentado la vida con una fortaleza admirable, a pesar de su debilidad física.
Dulce se dirigió a la ventana y miró hacia el vasto paisaje que se extendía más allá de los terrenos del palacio. Los jardines eran exuberantes, con fuentes de agua y senderos cuidadosamente diseñados. La visión era un contraste asombroso con la vida que había dejado atrás, y se dio cuenta de que, aunque su entorno había cambiado drásticamente, el amor y la dedicación de su nueva familia eran palpables.
El dolor en su cabeza disminuyó gradualmente, y Dulce comenzó a adaptarse a su nueva realidad. Sabía que debía enfrentarse a la realidad de la enfermedad de Isabela y tratar de aprovechar al máximo esta oportunidad. Aunque su cuerpo estaba debilitado, su espíritu seguía siendo fuerte, y tenía la intención de utilizar esa fuerza para aportar algo positivo a su familia y a su vida en el Imperio Cielo.
El día transcurrió con visitas de la familia, quienes vinieron a su habitación para mostrarle su amor y preocupación. Los duques, con sus rostros llenos de ternura, le hablaban con dulzura, y sus hermanos, aunque preocupados, intentaban mantener una actitud alegre para levantar el ánimo de Isabela. Dulce sentía el peso de sus emociones, pero también la fuerza que emanaba de su espíritu renovado.
A medida que pasaban los días, Dulce comenzó a adaptarse a su nuevo rol en la familia. A pesar de las limitaciones físicas de Isabela, ella trataba de participar en las actividades familiares tanto como podía. Conversaciones con sus hermanos, momentos de lectura y aprendizaje con su madre, y pequeños paseos en los jardines se convirtieron en parte de su rutina diaria. Aunque sus días estaban marcados por la enfermedad, la calidez y el apoyo de su familia le proporcionaban un sentido de pertenencia y consuelo.
Dulce también descubrió que, a pesar de la fragilidad del cuerpo de Isabela, había aspectos de la vida en el Imperio Cielo que podían ser llenos de belleza y propósito. A través de sus interacciones con la familia, Dulce encontró formas de expresar su gratitud y amor. Con el tiempo, se convirtió en un punto de apoyo para sus hermanos, ayudándoles a enfrentar sus propios desafíos y alegrías.
Una noche, mientras observaba las estrellas desde la ventana de su habitación, Dulce reflexionó sobre la vida que había dejado atrás y la que ahora vivía. Aunque la enfermedad de Isabela era una realidad dolorosa, la oportunidad de experimentar el amor y el cariño en una forma tan pura y genuina era un regalo que no había esperado. Sabía que la vida en el Imperio Cielo no sería fácil, pero estaba decidida a vivirla con la misma pasión y valentía que había caracterizado su vida anterior.
Dulce, en el cuerpo de Isabela, entendía que su nueva vida era una mezcla de desafíos y bendiciones. La enfermedad seguiría siendo una parte de su existencia, pero su espíritu seguía siendo fuerte y decidido a encontrar alegría y propósito en su nuevo entorno. Con la fuerza de su carácter y el amor de su familia, Dulce estaba lista para enfrentar este nuevo capítulo de su vida con coraje y esperanza, convirtiéndose en una fuente de luz y amor en el Imperio Cielo.
gracias por tan hermosa novela
hay que más viene en la historia , esta buena 👍