Tentación

Manolo

Hace muchos años que no volvía a España y menos a dar clases en una universidad, no sé por qué me deje convencer de Pamela en venir a dar clases a un montón de niños ricos, pero bueno, ya estamos aquí.

Ingreso al salón y veo unos cuantos muchachos- Buenos días, muchachos, mi nombre es Manolo Cortes y seré su nuevo profesor. – casi no término mi última palabra cuando mis ojos se centraron en esos ojos verdes que me hipnotizaron hace una semana, de todo lo que me hubiera imaginado jamás pensé volver a verla.

Mía

-Bueno, antes que nada, me gustaría conocerlos un poco, así que quien quiere iniciar- su voz era tan sensual, tan única, al ver que nadie quería empezar, lo hice yo.

- Creo que iniciaré yo, mi nombre es Mía Montenegro y tengo 25 años.

- Y el novio le puso los cuernos con la hermana – empezaron a reírse, siempre tiene que haber un baboso en algún lado.

- Y usted se cree muy listo por decir eso – su voz sonó tan fría, que las risas se convirtieron en un silencio absoluto.

Siguieron las presentaciones y después de dos horas termino la clase, todos empezaron a salir.

- ¿Te espero o te ocupas? – su tono burlón solo me hace voltearle los ojos – entonces te espero en la cafetería.

Bella sale del salón y yo me acerco a Manolo que está apoyado en su escritorio – Señorita Mía como está de bellicima.

-Señor Manolo, pensé que la próxima vez que lo vería sería en Sicilia, no en la universidad. -  sentía una necesidad de besarlo, pero sabía que no podía hacerlo.

- No es la única que quiere hacerlo – mi cara de confusión lo hizo sonreír, estaba tan cerca que sentía su respiración y su aliento a menta que me encantaba- yo también quiero besarte, pero tenemos que controlarnos, aunque mis manos me pidan tocarte.

Estaba haciendo calor, pero nuestra pequeña conversación se vio interrumpida por mi abuelo y la socia de mi papá Pamela.

-Qué bueno que están los dos aquí – las palabras de mi abuelo se me distorsionaron cuando vi que Pamela y Manolo se estaban besando.

-Que pena la demostración, pero llevaba meses sin ver a Manolo y no podía irme a trabajar sin antes pasar a verlo. – no sé si era mi imaginación, pero ella lo trataba con tanto cariño.

- ¿Se conocen? – fue lo primero que pude decir, pero mi abuelo y Pamela empezaron a reírse.

- Cariño Pamela es la esposa de aquí, el profesor Manolo – no lo podía creer, el muy desgraciado solo podía desviarme la mirada.

- Si Mía, Manolo y yo llevamos varios años de casados, el problema es que él trabajaba en Italia, pero gracias a tu abuelo hoy lo tengo cerca.

- Es con todo el gusto, Manolo tiene una buena hoja de vida y sé que será un buen profesor, así que Manolo nuevamente te doy la bienvenida y si en algo te puedo ayudar con mucho gusto o si no aquí con Mía.

Esto no me puede estar pasando, solo podía fingir una sonrisa. – Qué pena no poderlos seguir acompañando en la conversación, pero Bella me está esperando, tenemos muchas cosas que hacer, así que les pido un permiso. -me despido de mi abuelo y de Pamela con dos besos en la mejilla.

Me encuentro con Bella que está en la cafetería revisando su celular, me siento al lado suyo y apoyo mi cabeza en la mesa.

-Pensé que te ibas a demorar un poco más – su tono burlón me hace levantar la cabeza y fulminarla con la mirada – está bien tranquila, ¿Qué paso?

- Que, que paso, mi vida es un desastre Bella – lo digo casi en un suspiro.

- A ver castaña que paso, cuéntame que ya me estás preocupando, no me digas que te negó.

- Ojalá lo hubiera hecho, pero no, a ver como te explico, el desgraciado está casado.

- A ver como que está casado, no me dijiste en Italia que estaba soltero.

- Eso me dijo el muy maldito – tenía demasiada rabia que no podía controlar mis palabras. - y eso no es lo peor, lo más grave es el nombre de la esposa.

- Antes de eso, como te enteraste, ¿Él te lo dijo?

- No, estábamos hablando de lo que paso en Italia y lo rico que lo pasamos cuando llega mi abuelo con Pamela y lo siguiente que ven mis ojos son ellos dos besándose. – sentía mucha frustración en ese momento.

- ¡Pamela!, la la la socia de nuestros padres – por su forma de hablar sabía que también estaba sorprendida.

- La misma, Bella tuve sexo con un hombre casado, tanto que le reprochó a Sofía, a mi papá y voy y hago lo mismo.

- No haber primero cálmate y segundos son dos cosas muy distintas, tú no sabías que era un hombre casado, tú le preguntaste y él te dijo que no lo era, además tu hermana sí sabía que tú eras la novia de Felipe y tu papá estaba casado, entonces no compares lo de ellos con lo tuyo.

- Dime que hice para merecer tanta cosa junta Dios. -recuesto mi cuerpo contra la silla y miro hacia el techo.

- Ya amiga, mira, no se piensa que algo bueno tiene que salir de todo esto.

- Pero que – cierro mis ojos para entender por qué tantos problemas juntos, pero Bella me saca de mis pensamientos.

- No sé en estos momentos, pero trata de poner buena cara porque viene tu abuelo y el profesor.

- ¡Que! - Me acomodo en la silla y con la sonrisa más falsa que puedo tener los saludo.

- Por fin, aquí están, casi no las encontramos. – mi abuelo siempre con su sonrisa tan cálida y Manolo con su maldita sonrisa sexy.

- Señor, para que somos buenas – le digo a mi abuelo sonriendo.

-  Mi amor es que tengo unas reuniones que atender y pues no puedo darle el recorrido a Manolo por la universidad y quisiera saber si ustedes me pueden hacer el favor.

- No abuelo, es que Bella y yo tenemos muchas cosas que hacer – miro a Bella pidiendo ayuda.

- Sí, señor Antonio, es que resulta que mi papá me pidió ayuda con lo de la boda y Mía me va a ayudar con eso – miro a Bella como diciendo en serio.

- Si abuelo si no en serio con mucho gusto, además yo creo que cualquier otra alumna estaría feliz de darle el tour al profesor.

- No hay prisa, si hoy estas ocupada puede ser mañana, tranquila. -al parecer este hombre no sabía que era un no.

- Que bien llevas lo del matrimonio, bueno entonces nos vemos después cariño y gracias.

Mientras mi abuelo y Manolo se van, yo volteo a mirar de frente a Bella con el ceño fruncido.

-En serio, no te pudiste inventar otra cosa.

- No se me ocurrió nada más, pero estuvo divertida tu cara – a veces me pregunto por qué somos amigas, en el momento que le voy a responder mi celular vibra y es un mensaje de Manolo. - es de él cierto, ¿Qué dice?

- Si – lo abro “Sé que estás enojada y quieres una explicación, veámonos hoy en algún lugar y hablamos ¿Qué dices?"– es en serio que piensa que voy a salir corriendo a verlo.

- ¿Qué vas a hacer?

- Nada, lo que paso en Sicilia se queda en Sicilia, allá conocí un Manolo x y aquí este Manolo Cortes es solo mi profesor y nada más. – eso espero, este día prometía - y tampoco te voy a ayudar con lo del matrimonio, faltaba más yo organizando la boda de la amante.

Pamela Castro