La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPITULO 3.
CAPÍTULO 3.
Los días pasaban y Camila se preparaba para su graduación. Solo faltaban pocos días para recibirse con honores. Pero lo que más ansiaba, era volver a casa con su familia.
-Oye, ¿vendrás a la compañía hoy? -pregunto Giovanni, mientras se despedía de ella afuera de la universidad.
-No lo sé. ¿Que pasara?
-Camila, lo hemos hablado toda la semana. Nombraremos a Noah Dessault como nuevo presidente ejecutivo de la sede en Londres.
-Oh sí. -exclamo ella. -Lo siento, lo habia olvidado, pero puedes contar con mi presencia. -Dijo guardando silencio. -Quería preguntarte… ¿Noah trabaja para la mafia?
-Claro que no. Somos amigos, le he ayudado en algunas ocasiones y él está al tanto de nuestro verdadero negocio. Es un hombre de confianza, ya sabes.
-Claro. -Dije sonriéndole. -Bien, iré después de clases.
-A las 8 p.m. Sé puntual. -Dijo el morocho, dirigiendo una amplia sonrisa. Luego se despidió de su hermana y subió a su coche.
Camila se quedó viendo a su hermano irse, mientras tanto, observaba a todas las chicas de la universidad que soltaban más de un suspiro al verlo irse. Sin duda, Giovanni era un hombre muy deseado, pero en su vida no habia lugar para el amor. La única mujer a quien amaba, más que a su madre, era su hermana.
Horas más tarde, Camila se estaba preparando para la cena de la compañía. Opto por un vestido corto de color turquesa con cuello y calado en la cintura. Lo combinó con zapatos altos de color blanco, se maquilló y dejo su cabello suelto.
Llamo a su amiga Mía para que la acompañe al cóctel. Tanto Mía como su amigo Nicolás trabajaban para la empresa, Camila le habia pedido a su padre que los acepara, ya que ambos eran personas humildes y ella, en primera persona, vio la lucha que ambos tuvieron para conseguir trabajo en un país desconocido.
-Amiga, ¿estás lista? -pregunto Camila, mientras tomaba las llaves del coche de la mesa.
-Aquí estoy. -Dijo Mía, saliendo del baño, finalmente. Ella optó por un vestido negro ajustado al cuerpo, con una sola manga y volados en la cintura. Eligio unos tacones de color negro y ato su cabello en una coleta, se maquilló y bajo a encontrarse con su amiga.
Al llegar a la compañía, las chicas bajaron del auto y se dirigieron al ascensor. Allí se encontraron con Nicolás.
-¿Qué hay Nico?, saludo Mía cuando ambas salieron del ascensor.
-Hola preciosas. -saludo el muchacho tomando a las chicas una por cada brazo.- Esta noche serán mis acompañantes.
-¡Qué afortunada! -exclamo Camila riendo.
Los tres ingresaron al salón y allí ya estaban presentes todos los invitados, en una esquina estaban Noah y Giovanni. Los chicos se acercaron a ellos.
-Buenas noches. Noah, felicidades. Te mereces el puesto. -Dijo Camila sonriendo.
-¡Camila! Cuanto tiempo ha pasado. -Saludo el muchacho abrazándola.
-Pues claro. Te has olvidado de nosotros ahora que eres americano.
-Oh, vamos, no digas eso. -Dijo este riendo.
En ese momento, Massimo apareció entre la multitud.
-Buenas noches. -Dijo, clavando la vista en Camila y Noah.
-Buenas noches. -Saludaron todos.
Camila no podía creer lo que veía. Ese hombre, se veía simplemente hermoso, no vestía de gala, más bien tenía ropa casual: Jeans con roturas, una camiseta blanca y una chaqueta tipo universitaria.
Camila pensaba en que, cualquier cosa que el chico usaba, lo hacía verse bien.
-Vaya, Massimo. Me sorprende verte sin un Armani. -Lo desafío Camila.
-Resulta que cuando no uso traje también me veo asquerosamente guapo.-Dijo él de manera arrogante. Sin inmutarse por el comentario de la chica.
Camila, derrotada, revoleó los ojos y se alejó de allí en busca de un trago. Busco algunos bocadillos y se quedó vagando por el salón, observando las caras de todos los presentes.
-Si sigues comiendo así deberás renovar todo tu guardarropa. -exclamo Massimo susurrando en su oído.
Camila se dio vuelta sobre sus talones furiosa. ¿Cómo se atrevía a hacer semejante comentario?
-Tú, maldito, estúpido, arrogante.
Massimo reía triunfal ante la reacción de la chica. Mientras Camila, hipnotizada por esa enorme sonrisa, pensaba que la risa de ese hombre, era la más hermosa y sexy del mundo. Sin embargo, no se permitía tener sentimientos por ese tonto.
Massimo era un hombre muy codiciado y por supuesto, un mujeriego. Pero a Camila, él siempre le ha gustado. Incluso fue su primer beso. Por supuesto que después de aquello, la ilusión no le duró mucho, pues fue un juego de adolescentes y aunque Camila lo amaba, sabía que Massimo la haría sufrir.