NovelToon NovelToon
EL ITALINO Y SU ESPOSA RUSA

EL ITALINO Y SU ESPOSA RUSA

Status: En proceso
Genre:Arrogante / Mafia / Embarazada fugitiva / Malentendidos / Amor-odio / Matrimonio entre clanes
Popularitas:5.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Genesis YEPES

Una esposa atrapada en un matrimonio con uno de los mafiosos
más temidos de Italia.
Un secreto prohibido que podría desencadenar una guerra.
Fernanda Ferrer ha sobrevivido a traiciones, intentos de fuga y castigos.
Pero su espíritu no ha sido roto… aún. En un mundo donde el amor se mezcla con la crueldad, y la lealtad con el miedo, escapar no es solo una opción:
es una sentencia de muerte.

¿Hasta dónde está dispuesta a llegar por su libertad?

La historia de Fernanda es fuego, deseo y venganza.

Bienvenidos al infierno… donde la reina aún no ha caído.

NovelToon tiene autorización de Genesis YEPES para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

PARA ENTENDER POR ENDER TIENEN QUE SABER MI HISTORIA 2

Y ENTONCES APARECIO EL

Nicolaok.

Frío, dominante, calculador. No me ofreció protección. Me la impuso.

No me pidió que lo eligiera. Me compró, como se compran armas, territorios o favores.

Tenía 15 años cuando me casé con él.

El día de la boda no hubo flores, ni sonrisas, ni votos verdaderos.

Solo un silencio tenso… y el sonido de una puerta cerrándose detrás de mí para siempre.

Desde entonces, soy su esposa. Fernanda Ferrer de Bianchini.

La mujer que todos creen intocable.

La mujer que todos creen suya.

Pero están equivocados.

Porque aunque lleve su nombre, aunque duerma en su cama

aunque mi cuerpo arda cada vez que él me toca… yo no le pertenezco.

Y cada segundo de mi vida lo he dedicado a recordarlo.

Lo conocía de vista. Era mayor que yo tenia 19 años y yo 14.

Lo había visto en reuniones con mi padre, cruzar palabras en los pasillos mientras

los hombres del poder hacían negocios en habitaciones llenas de humo y dinero.

Pero jamás imaginé que me vería obligada a compartir una vida con él.

Fue el padre de Nicolaok quien dio la orden.

La decisión fue tomada esa misma noche, en una reunión silenciosa entre hombres

que no creen en el amor, solo en la conveniencia.

“Fernanda debe casarse con Nicolaok. Hoy mismo.

Eso sellará la alianza entre los Bianchini y los Ferrer. Y mantendrá todo en orden.”

¿Mi opinión? No importaba.

Ni una sola pregunta fue dirigida hacia mí.

No tuve tiempo ni de quitarme la ropa manchada de sangre cuando

me vistieron con un vestido blanco. Blanco. Qué ironía.

Recuerdo cada instante de esa ceremonia improvisada.

La mesa de mármol. El sacerdote mafioso que tartamudeaba de miedo.

Nicolaok de pie, como si estuviera aceptando un contrato.

Frío, impenetrable. No me miraba, ni siquiera fingía afecto.

Y yo… yo tenía las manos temblorosas, los ojos secos, el alma enterrada en el

mismo lugar donde yacían mis padres.

—Acepto —dijo él, sin titubeos.

Yo también lo hice.

¿Qué otra opción tenía?

Estaba sola.

Mi apellido,

mi historia,

mi herencia… todo dependía de obedecer.

Me convertí en Fernanda Ferrer de Bianchini esa misma noche.

Y así comenzó mi prisión.

Durante días no hablábamos. Me llevaron a su

mansión como si fuera una prisionera con un anillo.

Cada rincón estaba custodiado, cada puerta cerrada.

Nicolaok no me tocaba, no me dirigía la palabra más allá de lo necesario.

Pero observaba. Siempre observaba.

Como si evaluara si yo era un riesgo o simplemente una carga.

No sé si me odiaba. A veces lo pensaba.

Tal vez me culpaba por tener que casarse conmigo, por perder su libertad

en un movimiento estratégico. Porque, aunque yo fui obligada, él tampoco lo eligió.

Fue su padre quien lo obligó, el mismo hombre que manejaba su vida con hilos invisibles y crueles.

Lo cierto es que a pesar de su frialdad, Nicolaok nunca me golpeó.

 No me humilló en publico.

Pero tampoco me respeto

Era como vivir con una sombra hecha de piedra.

Y sin embargo, no podía odiarlo.

Era guapo, inteligente, dueño de un poder absoluto que se sentía incluso en el silencio.

Y, con el tiempo, descubrí que no era indiferente a mí.

Lo ocultaba, lo negaba, lo reprimía… pero me miraba como si cada parte de mí le costara control.

Nuestra primera noche juntos no fue esa noche de bodas.

No hubo “consumación” forzada ni romántica.

No. Fue 5 años después a mi 20 años cuando fui suya.

Cuando ambos ya sabíamos que estábamos atrapados

en un juego sin reglas, sin salida, sin amor.

No sé si fue deseo, rabia o simplemente necesidad.

Pero cuando ocurrió, entendí que Nicolaok no era un hombre común.

Hacía el amor como si librara una guerra.

Con agresividad, con dominio, con una fuerza brutal… y, sin embargo, con una precisión casi artística.

Me llevó al infierno con su cuerpo, para luego arrastrarme al cielo.

Y yo no lo esperaba. No sabía que podía desear algo así, que mi cuerpo podía

responder a él incluso cuando mi mente lo rechazaba.

Y eso lo confundía más.

Porque él también lo sentía. Lo supe en sus ojos, en la forma en que apretaba

los dientes al terminar, como si se odiara por necesitarme.

Como si el hecho de disfrutar de mí lo hiciera débil.

Y para un hombre como Nicolaok, la debilidad era inaceptable.

¿Me amaba?

No.

O al menos eso quería creer.

Tal vez me deseaba, tal vez le gustaba

romperme y volverme a construir en la cama.

Pero amor… eso no era. Nunca lo fue.

Tampoco lo era de mi parte.

Lo mío era una mezcla retorcida de admiración, atracción, miedo… y resignación.

Porque No se puede amar a quien te robó la libertad. 

A quien se convirtió en tu carcelero, aunque a veces te dé placer. 

Y así pasaron los años.

Diez malditos años de una rutina tan peligrosa como apasionante.

Donde el sexo se convirtió en un campo de batalla, donde

las palabras eran cuchillos, y las miradas, fuego.

Y sin embargo, nunca fuimos “nosotros”.

Nunca hubo risa real.

Nunca compartimos un café como una pareja.

Nunca bailamos. Nunca nos confesamos secretos al oído.

Éramos una fachada.

Un matrimonio construido sobre cadáveres, pactos y amenazas.

Y un día, ya no pude más.

Un día me miré en el espejo y no vi a Fernanda.

Solo vi a la esposa de un mafioso.

Una muñeca bien vestida,

bien entrenada,

bien cogida.

Pero vacía.

Sin voz.

Sin alma.

Y decidí huir.

Porque merezco vivir.

Porque esta historia, que ahora estás leyendo, no será solo una tragedia.

Será un sueño de libertad y recuperar el poder.

Será libertad.

Y será el principio de algo que ni Nicolaok, con todo su poder, podrá detener.

1
Melody Arianny De león reyes
Hermoso
Lety
Me encanta como narras el comienzo
Claudina Reyes
HERMOSO
Luis Chairiel Reyes
hermoso
GENESIS YEPES
intrigante, emocionantes, fuerza, poder, amor retorcido, en definitiva es una historia encantadora.
Mirta Vega
hola autora empezando a leer tu historia ,primer capítulo interesante gracias por tu imaginación
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play