Zoe es una joven brillante y apasionada por los videojuegos. Después de años estudiando y perfeccionando sus habilidades en el extranjero, regresa con un sueño claro: Trabajar en Titan Games, la empresa líder en el desarrollo de videojuegos.
Pero hay un problema...
El CEO de la empresa, Leonardo Montenegro, tiene una regla estricta: NO MUJERES en el equipo de desarrollo. Su amarga experiencia con su exnovia, quien lo dejo plantado en el altar, lo convenció de que las mujeres solo traen drama y complicaciones innecesarias.
Zoe, indignada Pero determinada no está dispuesta a dejar que el machismo arruine su carrera. Con la ayuda de su mejor amiga Liliana, una maquilladora profesional, se transforma en Zack: Un chico reservado y serio con un talento excepcional para él código y el diseño de videojuegos.
Logra entrar en la empresa, pero pronto se da cuenta de que mantener su identidad oculta no sera nada fácil.
NovelToon tiene autorización de Alvarez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 4: GENIO DEL CÓDIGO Y SENSACIONES INEXPLICABLES
El ambiente en la empresa estaba más tenso que una cuerda de violín. Leonardo, con el ceño fruncido, miraba la pantalla como si quisiera quemarla con la mirada.
—¡Esto es un desastre! —exclamó, cerrando de golpe su laptop—. Llamen a todos los desarrolladores a la sala de reuniones.
Los programadores se miraron entre sí con cara de "nos van a despedir" y rápidamente comenzaron a moverse.
Zoe, que estaba organizando archivos digitales en su estación, sintió un escalofrío al ver a Leonardo de tan mal humor.
—¿Qué pasó? —susurró a su compañero más cercano.
—Hay un bug en el código del nuevo juego y no hemos podido encontrarlo en días.
Zoe alzó una ceja.
—¿Días?
—Sí. Leonardo está a punto de arrancarse el cabello.
A los cinco minutos, todos estaban sentados en la sala de reuniones.
Leonardo miró a sus empleados con la paciencia de alguien que ha contado hasta diez mil para no gritar.
—¿Alguna solución?
Un programador tragó saliva.
—Eh… lo hemos revisado varias veces, pero no encontramos el error.
Leonardo suspiró con frustración.
—Si no solucionamos esto pronto, el lanzamiento se retrasará y perderemos millones.
Zoe observó la pantalla, curiosa.
El código estaba abierto, y tras unos segundos de analizarlo, notó algo extraño.
—¿Puedo…? —preguntó tímidamente.
Leonardo la miró con escepticismo.
—¿Tú?
—Eh, sí… si no es mucha molestia.
Leonardo cruzó los brazos, mirándola como si fuera un experimento de laboratorio.
—Adelante.
Zoe tomó el teclado y, con rapidez, comenzó a revisar línea por línea.
Los demás miraban en silencio, como si estuvieran presenciando un milagro.
De repente, Zoe se detuvo.
—Aquí está.
Leonardo se inclinó hacia la pantalla.
—¿Dónde?
—Aquí. Hay una variable mal asignada. Se repite el mismo valor en dos partes del código, causando el error.
Los programadores se miraron con sorpresa.
—¡¿Cómo no vimos eso?!
Leonardo parpadeó sorprendido.
—¿Puedes arreglarlo?
Zoe asintió y comenzó a escribir con rapidez.
Gabriel, que estaba al lado de Leonardo, la observaba en silencio.
Había algo en Zack que le resultaba… extraño.
Era más delgado que el resto de los hombres de la oficina, tenía movimientos suaves y su manera de concentrarse en el código…
Leonardo también lo notaba.
Desde el primer día, Zack le había causado una sensación extraña. Y ahora, viéndolo trabajar, esa sensación se intensificaba.
Los dedos de Zoe se movían con rapidez y precisión. En menos de diez minutos, había corregido el error y ejecutado el código.
—Listo.
En la pantalla, el juego corrió sin fallos.
Los programadores se quedaron boquiabiertos.
Leonardo parpadeó.
—¿Ya?
Zoe asintió.
Gabriel soltó una carcajada.
—Ja, ja, ja. No puede ser. ¡Pasaron días buscando el error y este chico lo resolvió en minutos!
Leonardo no respondió de inmediato. Solo miraba a Zack con el ceño ligeramente fruncido.
Zoe, sintiéndose algo incómoda, bajó la mirada.
—Eh… ¿hice algo mal?
Leonardo sacudió la cabeza y señaló la puerta.
—Ven conmigo.
Zoe trató de no entrar en pánico.
Gabriel miró a Leonardo con curiosidad, pero no dijo nada.
Leonardo cerró la puerta tras ellos y señaló la silla frente a su escritorio.
—Siéntate.
Zoe lo hizo, nerviosa.
Leonardo se apoyó en el escritorio y la observó fijamente.
—¿Cómo encontraste el error tan rápido?
Zoe se encogió de hombros, tratando de no sonar sospechosa.
—No sé… Solo lo vi.
Gabriel, que había entrado también, se cruzó de brazos y la miró con curiosidad.
—Eres bueno, Zack.
Zoe sintió un extraño escalofrío con esa frase.
Leonardo seguía mirándola de manera intensa. No podía apartar la vista.
Había algo raro en Zack.
Pero no podía ser…
Es un chico.
Gabriel pensó lo mismo.
Pero la sensación cálida que había sentido al estrechar su mano el día anterior…
No. No podía ser.
Leonardo se aclaró la garganta.
—Harás home office mañana. Quiero que sigas revisando el código, pero desde tu casa.
Zoe parpadeó.
—¿Por qué?
Leonardo alzó una ceja.
—Porque te necesito en esto, y quiero ver si tu “suerte” es constante.
Zoe tragó saliva.
—Oh… entendido.
Leonardo le hizo un gesto con la cabeza.
—Puedes irte.
Cuando Zoe salió de la oficina, Gabriel miró a Leonardo.
—Dime que tú también lo sentiste.
Leonardo se pasó una mano por la cara.
—No sé qué demonios pasa con ese chico… pero hay algo que no encaja.
Gabriel asintió.
—Sí… pero qué raro.
Los dos se quedaron en silencio.
Porque, por más que lo intentaban…
No podían ignorar la extraña sensación que Zack despertaba en ellos.
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Una novela que te atrapa y no logras parar de leer hasta el punto final. Es la primer novela que leo de su autoría y me ha dejado enganchada.
🌟✍💖✍🌟
Una trama buena y dinámica, con una narrativa hermosa y coherente y unos personajes muy bien diseñados.
🌟✍💖✍🌟
Ortografía y redacción... ¡De lujo! (Algo que siempre agradecemos los lectores más exigentes.)
💖✍🌟✍💖
¡Felicitaciones inmensas a la estimada escritora!
😆😆😆