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El Legado Del Fénix

El Legado Del Fénix

Status: En proceso
Genre:Acción / Romance / Aventura / Venganza / Mujer poderosa / Mundo de fantasía
Popularitas:2.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Mahra

Elein, líder de la Tribu Águila, descubre que el símbolo del fénix en su collar guarda el secreto de un antiguo poder que podría cambiar el destino de las Tribus y del Reino del Norte. Mientras enfrenta conspiraciones, traiciones y una conexión inesperada con la familia real, Elein deberá desentrañar la verdad sobre el sacrificio de sus padres.
Acompañame a descubrir la verdad de un pasado, un legado y un enemigo entre las sombras.

NovelToon tiene autorización de Mahra para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4: "El filo de la traición"

El aire en el campo de juegos estaba cargado de emoción y rivalidad. Las tribus y los espectadores llenaban las gradas, animando a sus representantes mientras los jueces preparaban el siguiente desafío. Los caballos habían sido retirados, y en su lugar, un círculo de combate había sido delimitado con cuerdas gruesas. El segundo evento sería un duelo cuerpo a cuerpo.

—¿Quién va a entrar? —preguntó Flora, mirando a Elein.

—Yo —respondió Eric, ajustándose los guanteletes de cuero—. Es hora de demostrarles que no somos un blanco fácil.

—Ten cuidado —le advirtió Elein, colocando una mano en su hombro antes de que él cruzara las cuerdas—. Esto no es solo una competencia. Alguien quiere hacernos tropezar.

Eric asintió con una sonrisa confiada y se dirigió al centro del círculo, donde su oponente ya lo esperaba: un guerrero de la Tribu Leopardo, de musculatura imponente y una actitud que rozaba la arrogancia. Elein observó con atención, sus sentidos alerta a cualquier irregularidad.

El duelo comienza

El juez dio la señal, y los combatientes se lanzaron el uno contra el otro. Eric, aunque más rápido, parecía medir cuidadosamente sus movimientos, bloqueando y esquivando los ataques de su oponente antes de intentar algún contraataque. Cada golpe resonaba como un tambor en el campo, arrancando gritos de entusiasmo de la multitud.

—Lo está haciendo bien —comentó Luna, observando desde el borde del círculo.

—Demasiado bien para su gusto —dijo Flora, señalando al guerrero Leopardo, cuyo rostro empezaba a mostrar frustración.

De repente, el oponente de Eric cambió su estrategia, lanzando una serie de ataques brutales que forzaron a Eric a retroceder. Pero entonces ocurrió algo que hizo que Elein se pusiera de pie de inmediato: el Leopardo sacó un objeto oculto de su guante, un pequeño puñal, y lo blandió hacia Eric con rapidez.

—¡Trampa! —gritó Elein, pero el juez no intervino. Parecía que nadie más había visto la maniobra.

Eric, por suerte, lo notó a tiempo. Bloqueó el ataque y giró para desarmar a su oponente con un movimiento limpio. El puñal cayó al suelo, y Eric aprovechó para lanzar un golpe final que derribó al guerrero. La multitud rugió con vítores, pero Elein no compartía el entusiasmo.

—Esto no fue un error —dijo mientras se acercaba a Eric, quien salía del círculo con el rostro endurecido—. Están jugando sucio, y ahora lo sabemos con certeza.

Eric asintió, limpiando el sudor de su frente. Su victoria no le sabía a gloria, sino a advertencia.

Sospechas y alianzas

Más tarde, mientras los jueces anunciaban los puntos acumulados por cada tribu, Elein reunió a su grupo en un rincón apartado. Luna, Flora, Eric y Lucas escucharon atentamente mientras ella explicaba sus sospechas.

—Esto no es solo sobre rivalidades tribales. Alguien está manipulando los juegos para desestabilizarnos, y creo que la Tribu Leopardo no está actuando sola —dijo Elein, mirando a cada uno con intensidad—. Necesitamos más información, pero no podemos confiarnos de nadie aquí.

—Tal vez deberíamos acercarnos a otras tribus —sugirió Lucas—. Si alguien más ha notado algo, podríamos aliar fuerzas.

Elein asintió. Aunque no era su primera opción, sabía que dividir al enemigo era una estrategia necesaria. Al acercarse al campamento de la Tribu del Sur, una delegación con la que siempre habían tenido buenas relaciones, fueron recibidos con cordialidad. La líder, una mujer llamada Mira, escuchó con atención lo que Elein tenía que decir.

—No me sorprende que los Leopardo estén involucrados en esto —dijo Mira, cruzando los brazos—. Hemos tenido nuestras propias sospechas sobre ellos, pero no hemos podido probar nada.

—Si compartimos información, podríamos adelantarnos a sus movimientos —propuso Elein.

Mira la observó por un momento antes de asentir.

—De acuerdo. Pero ten cuidado, Elein. Hay fuerzas en este reino que van más allá de las tribus. Y si tus enemigos están relacionados con ellas, no será fácil detenerlos.

Una visita inesperada

Esa noche, mientras el grupo regresaba a la posada, Elein sintió que alguien los seguía. Dio un sutil gesto a sus amigos, quienes se dispersaron en silencio, preparados para cualquier enfrentamiento. Elein continuó caminando, como si no notara nada, hasta que una figura emergió de las sombras.

—Espero no haberlos asustado —dijo una voz masculina, cargada de ironía.

Era Daniel, el príncipe. Su expresión parecía relajada, pero Elein notó que su mano descansaba sobre el pomo de su espada, como si estuviera listo para cualquier cosa.

—¿Qué quiere el príncipe del Reino del Norte con nosotros a estas horas? —preguntó Elein, cruzando los brazos.

—Solo asegurarme de que están bien —respondió Daniel, acercándose un paso—. Los juegos pueden ser… impredecibles.

—Ya lo hemos notado —replicó Elein, sin perder la firmeza en su tono.

Daniel la miró por un momento, como si buscara algo en su rostro. Finalmente, esbozó una leve sonrisa.

—Solo les diré esto: no confíen en todos los que parecen aliados. Y tengan cuidado con los que se muestran demasiado interesados en ustedes.

Antes de que Elein pudiera responder, Daniel desapareció tan rápido como había llegado. Su advertencia, aunque ambigua, dejó una sensación de inquietud en el grupo.

La amenaza se cierne

De vuelta en la posada, Elein y sus amigos discutieron el encuentro con Daniel. Aunque algunos pensaban que podría ser una distracción, Elein no descartó sus palabras.

—Sea quien sea que esté detrás de esto, ya sabe que estamos atentos —dijo—. Y no voy a detenerme hasta descubrir toda la verdad.

En las sombras del reino, las piezas comenzaban a moverse. Y Elein sabía que, si no actuaba con rapidez, pronto podrían encontrarse enfrentando un peligro mucho mayor del que imaginaban.

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Genesis Cespedes
buen capitulo /Drool/
Marta Quispe
Estoy completamente obsesionada con tu obra, ¡nunca dejaremos de apoyarte en tus aventuras literarias! 🤗💕
tecna kawai :3
No puedo tener suficiente de este capítulo
mr.browniie
Parece interesante, la leere. espero tu próx cap
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