LA PODEROSA EJECUTIVA

Tanto trabajo me tiene estresado, está haciendo que me vuelva loco; hace más de cinco años que llegué a este país dejando a Daiana.

La dejé, la saqué de mi vida, no fui capaz de hablar con ella para que me confirmara que ya no me amaba y que estaba con ese hombre.

Desde ese momento no soy el mismo, me volví un hombre serio.

Le expliqué a mi padre por qué acepté la propuesta de Willian Santoro, él perdió a su hijo en un accidente de tráfico.

Él era mi mejor amigo, por eso acepté, el señor William murió hace dos años quedando yo como el heredero de la empresa y de toda su fortuna.

Hoy voy a hacer realidad el tener el hotel más lindo y lujoso, siempre soñé con tenerlo para regalarlo a Daiana, pero no será así, lo construiré para recordar nuestro amor.

Traté de buscarla, pero mi orgullo como hombre no me dejó dar ese paso.

Unos toques me sacan de mis pensamientos, adelante está abierto.

— Lamento interrumpir, señor Wesley; pero tenemos una reunión con los nuevos inversionistas y socios por la tarde.

Y se nos hace tarde para tomar el vuelo.

—Se me había olvidado la reunión, señorita Gutiérrez. No sé ¿dónde tengo la cabeza?.

—Vámonos, señorita Gutiérrez. Agarro mi portátil, mi chaqueta, mi teléfono del escritorio y mi maletín.

Bajamos los dos en el ascensor. En la salida nos espera mi chófer y amigo, Óscar.

—Buenos días, Dante. —Buenos días, Oscar.

—Buenos días, señorita Janeth. —Buenos días, Oscar.

Abre la puerta de la camioneta. Le doy paso a mi secretaria para que suba primero al auto.

Luego me subo. Oscar cierra la puerta y se sube al auto rumbo al aeropuerto.

—Señorita Gutiérrez, ¿qué sabemos de la empresa? —Le pregunto tecleando en mi celular.

—Es una empresa de arquitectura y diseño de interiores. Lleva cinco años y se ha posicionado como una de las mejores empresas.

—¿Y de los socios qué sabemos, señorita Gutiérrez?

—Son tres socios. Entre ellos está el señor Darius, que es el arquitecto; está la señorita Darla Guzmán, que es la ingeniera civil; y está la diseñadora de diseño.

—Bien me imagino que en la reunión conocemos a los tres socios de una vez.

—¿Aceptaron el nombre del hotel? Usted sabe muy bien, señorita Gutiérrez, que en eso no hay trato.

—Señor Wesley, a ellos les gustó mucho el nombre para el hotel. "Mi hermosa Rosa".

—Señor, llegamos al aeropuerto.

Narra Daiana

Otro día que llega y como siempre me estoy arreglando para ir a la oficina, estoy lista y voy a preparar el desayuno, me hace tanta falta Lupita, pero la otra semana sale del hospital.

Ella se sentía mal y tocó operarla de urgencia ya que tenía apendicitis y le faltaba poco para convertirse en una peritonitis. No le dije nada a los niños para no preocuparlos por ella, ya que la quieren mucho y la ven como una abuela más.

— Buenos días, mami — escucho la vocecita de mi preciosa niña.

— Buenos días, mi princesa.

—Me puedes peinar, mami.

—Claro que sí, mi pequeña y hermosa niña.

—Te hago dos colitas con tus dos lazos favoritos y te ves adorable, mi pequeña.

—Ahora a desayunar y después a bañarse los dientes, preciosa.

—Buenos días, mami linda.

—Buenos días, campeón.

—Ya organicé la cama y recogí el desorden de la habitación.

—Ve a desayunar. Cuando termines, lávate los dientes, cariño

— Mami, ¿vamos hoy a la oficina contigo?.

— Sí, cariño, deben portarse muy bien, ¿entendido? —Alejo los señaló a los dos con el dedo.

—Sí, mami, no te preocupes. Somos unos niños muy obedientes y tranquilos.

—Les creeré por ahora. No hay más que hacer que confiar en mis dos pequeños terremotos.

—Veo a Alejo caminar hacia mí con las manos en los bolsillos , igual que Dante. Todos estos años me lo han hecho recordar. Ver a Alejo es ver a un mini Dante.

—Mami, no te preocupes. Tienes dos hijos muy juiciosos. Ahora voy a desayunar, tranquila.

—Sí, mami, Alejo tiene razón. Cálmate, tómate tu café negro y feo, ¡guácala!, mientras nosotros tomamos nuestro Milo, que da energía.

—No cambias, Valeri. Debes callar ese pico de cotorra que tienes.

Igual que su padre, hablaba hasta por los codos. Le salían letreros así que le tapara la boca.

Llevo su recuerdo vivo porque tengo en casa a este par, cada día y durante estos cinco años me lo han recordado.

Se parecen mucho a él, los dos aman los jardines llenos de flores y rosas, como su padre.

— Niños, a cepillarse los dientes, se nos hace tarde para irnos.

Cinco minutos después, estoy buscando mi bolso cuando tengo todo listo.

Llegan mis niños listos con sus maletas.

— Nos podemos ir ya, mami, estamos listos ambos.

— Ya me di cuenta, campeón.

— ¿Mami, hoy veremos al tío Dairus, verdad? —pregunta Valeri toda feliz.

— Claro, cariño. Ayer no pudo ir a la empresa porque estaba organizando y terminando algunos asuntos para el nuevo socio.

— Le sonrío a mi pequeña imprudente y miro a Alejo, como siempre serio y callado.

Salimos de casa y nos vamos directo a la oficina. Pienso en que están en vacaciones del colegio y esta vez les ha tocado madrugar e ir a la empresa conmigo.

— Mis amores, ¿quieren ir este fin de semana al cine y comer algo en el centro comercial?.

— ¡Sí, mami! —grita de emoción Valeri.

— ¿Cariño, estás de acuerdo en ir al cine este fin de semana, Alejo?

— Sí, mami, solo que estaba pensando que en el centro comercial hay juegos para niños.

— ¿Quieres jugar en ellos?

— Sí, mami.

— Entonces ya tenemos un buen plan para el fin de semana.

—Mami, ¿te puedo preguntar algo? Sin querer lo escuché.

—Claro, campeón, puedes preguntar.

—¿Quién es Hernán y Sky?

—Campeón, Hernán es un primo, hijo de la tía Abigail, y Sky es su perro. Él va a trabajar con nosotros, es arquitecto y será otro socio más de la empresa.

—Pero ¿va a vivir con nosotros?

—Unos días, campeón, mientras que él encuentra un lugar para vivir...

Continuara ...