César un hombre extremadamente frío, acepta casarse con una tierna chica llamada Melissa. hija menor de un Ruso, con la intención de hacer crecer su imperio en la mafia, sin embargo, todo cambia cuando César comienza a enamorarse de ella, y sus dos hermanas hacen todo para quitarla de su camino. César deberá proteger a Melissa de todos
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Cara a cara
Elena no se dio por vencida, volvió a poner sus manos en mi cuello, se acercó cada vez más a mis labios.
Era una mujer caprichosa, a la cual le gustaba conseguir todo lo que deseaba sin importarle nada. No importa cuantas veces la rechace, ella no se dará por vencida hasta que consiga lo que desea; y por ahora son un trofeo para ella.
Ella, sin duda, era muy parecida a mí, y eso me atraía de ella. Pero al mismo tiempo, era una barrera muy grande que no pienso cruzar.
Yo mismo me conozco muy bien, y sé que debo alejarme de ella, y quitar este calor que llevo en mi cuerpo con cualquier otra mujer. No con la hermana mayor de mi futura esposa.
Es cierto, me he acostado con Tania, la mujer que por años fue la mujer de mi hermano mayor Fernando. Sin embargo, no es lo mismo, que acostar con Elena.
Lo que viví con Tania fue muy distinto, me enamoré de ella. Siempre ese primer amor, el que te desilusiona y te transforma en alguien muy distinto al que eras.
______ Puedo llevarte al cielo, no sé por qué te niegas a dejarte llevar por tus instintos de hombre._____ Elena suelta su mano de mi cuello y va bajando lentamente por mi torso con mucha sensualidad.
Miré hacia los lados, asegurándome de que no hubiera nadie cerca. Era un lugar, en donde muy pocos giran a ver.
Elena fue pasando sus dedos lentamente por mi cuello, hasta llevar a mi p****. Cerré mis ojos, no podía negar que era un momento sumamente seductor. La adrenalina que se siente es algo sumamente emocionante.
Querer follarme a Elena delante de todos es algo que invade mi mente. Es deseo por no tener miedo a nada, es ese momento en que no te importa nada, más que satisfacer tus necesidades.
Escuché un pequeño sonido venir de abajo. ¡Exacto! Era la braguita de mi pantalón, en un segundo después sentí su mano suave ingresar dentro de mi p****.
Sentir esa mano pequeña, moverse traviesamente dentro de mi pantalón, era algo demasiado agradable.
Elena no conformé con lo que estaba haciendo, acercó su cuerpo más a mí. El aroma de su perfume me volvía loco, despertaba un inmenso deseo dentro de mi cuerpo.
Su cabello, como cada parte de su cuerpo, tienen una aroma a frutos rojos, y dulces. Era un olor delicioso.
Esa aroma despierta, un fuego que no podía apagar tan fácilmente. Quería poner mi mano detrás de su cabeza, enredar mis dedos en su cabello rubio y ponerla de rodillas delante de mí.
Verla meter mi p**** Dentro de su boca, y poner los ojos en blanco. Que sienta ahogarse al sentir mi p**** ponerse duro dentro de su boca, no sentir ninguna compasión por ella hasta que termine.
Ver sus lágrimas caer por los costados de sus ojos, mientras no tengo ninguna piedad con ella.
Levantar ese hermoso vestido verde que lleva puesto en este momento, y ponerla sobre la mesa, abrir sus piernas y penetrarla todas las veces que se me dé la gana.
______ No puedes mentirme, sé que te gusta lo que te estoy haciendo. _______ Susurra a mi oído sensualmente.
Abrí mis ojos, mirando hacia todas partes. Veo a un hombre no muy lejos de donde estábamos nosotros, el hombre tenía la mirada clavada en Elena, y su rostro reflejaba una clara molestia.
Levanté mi mano derecha y la enredé en su cabello corto. La obligué a sacar su mano del interior de mi pantalón, y sin ninguna piedad la miré a los ojos, solo para decirle.
______ No me interesas como mujer, ve y follar aquel imbécil que no deja de verte.
_____ Él no se significa nada para mí... _____ Murmuró entre dientes.
_____ Entonces cásate con el hombre que tu padre ha escogido para ti.
Solté a Elena del cabello, y después me di la media vuelta para regresar a la fiesta... Pero antes cerré mi bragueta, para evitar que alguien se dé cuenta de lo que ha pasado.
Volví acercarme algunos hombres importantes, no muy lejos de donde estaba yo, también estaba un viejo conocido. Su nombre era (Armando Albert)
Él era el padre de Damián, y suegro de mi querida Tania. La mujer con la que me acosté muchas veces. Y madre de mi hijo.
Elevó un poco su copa, y me saludo. En ese momento hice lo mismo, y lo saludé... Los dos intercambiamos sonrisas hipócritas.
______ Señor, puedo hablar con usted. ____ Escuché a Teo, mi asistente detrás de mí.
Por la cara que tenía me puedo dar cuenta de que ha pasado algo con la familia.
______ Qué esperas para hablar. _____ Ordené.
______ Señor, el señor Fernando recibió una llamada del abuelo Carlos, le informó que la señora Nathalie desapareció y no la han podido encontrar, el señor Fernando viajó de inmediato al país.
No conocía muy bien a la esposa de Fernando, solo la he visto un par de veces, y es gracias a mi madre que habla muy mal de ella...
Jamás me ha gustado intervenir en los asuntos personales de Fernando, y si se regresó a buscar a su amada mujer, ahora son yo quien se queda al mando de todo aquí...
______ Mantenme informado con todo lo que pase con Fernando.
_____ Como usted lo ordene. ____ Teo bajó un poco la cabeza y salió del salón.
Me quedé hablando con varios socios por mucho tiempo, hasta que Armando se acercó a mí, y dice.
______ Te notas muy feliz... Las revolcadas con la zorra de mi nuera te han dejado muy satisfecho...
______ No sé de qué me habla. _____ Dije bebiendo un gran trago de champán.
______ Lo sé todo... Y vas a pagar caro todo lo que le has hecho a mi hijo. Esa maldita zorra pagará por todo lo que le ha hecho a Damián durante todos estos años.
_____ No tengo la culpa de que su hijo sea tan poco hombre, qué no pudo satisfacer las necesidades de su esposa, y ella prefiera estar en mis brazos que en los brazos de su hijo.
hay no puede ser que no le pase nada a Sara y a su bb ni a Nathalie