VALKIRIA

...ANDREY...

Cuando salí de Rusia con mis dos mejores amigos Agustín y Sergei, jamás pensé en volver, porque si mi familia fue capaz de echarme a la calle con dieciocho años, solamente porque no quise casarme con la mujer que ellos escogieron, ni siquiera me preguntaron si por lo menos me gustaba la chica con la que querían casarme, quien solamente era una niña mimada a las que sus padres le daban lo que ella quisiera y la sustituta de la que debió ser mi prometida.

Es que yo estaba comprometido con la hija de una de las familias más poderosas de Rusia la niña era once años menor que yo, cuando ella nació yo tenía once años y nuestros padres realizaron un acuerdo, de que cuando ella cumpliera dieciocho años nosotros nos debíamos casar funcionando así las empresas familiares y formando un gran Imperio, pero esa pequeña niña y su familia sufrieron un accidente aéreo cayendo así al mar donde nadaron hasta una bosque en los Ángeles cuando encontraron a los heridos los únicos sobrevivientes eran el hermano de la joven su padre y su abuelo, la madre de la niña y ella desaparecieron y por más que buscaron por todos lados jamás las encontraron.

Al perder a mi prometida original mis padres buscaron a otra familia poderosa con una hija más cercana a mi edad y quisieron que me casara con ella, pero esta vez me negué no quería que ellos siguieran manejandome a su antojo, por eso me fui a los Ángeles y nunca más volví a hablar con ellos.

En los Ángeles conocimos una señora que nos cuido y nos recibió en su casa como si fuéramos sus propios hijos, Agustín y yo estudiamos y trabajamos muy duro hasta conseguir abrir nuestra propia empresa, yo me gradué de administración y como abogado al igual que Agustín, mientras que Sergei se dedicó al negocio de las drogas los clubes y el mundo de la mafia, un día me enamoré de una mujer a la que creí perfecta, una mujer por la que era capaz de darlo todo, pero un día ella se encargó de quitarse la máscara frente a mi.

Cuando la encontré en mi propia cama con mi mejor amigo, ese día deje de creer en las mujeres y en todos, porque si ella me rompió el corazón, pero mi amigo me destrozó el alma, yo confiaba ciegamente en el y que me fallará de esa manera me dolió demasiado.

Desde ese entonces solamente confío en Agustín y en Sofía, ellos son mi familia,aunque un día de repente recibi una llamada de mi abuelo, pidiéndome que viniera a Rusia, ya que el estaba muriendo y debía contarme algo antes de irse, muy a mi pesar me tragué mi orgullo, deje todo a cargo de Agustín y Sofía a cargo de la mansión y todo lo que pasa ahí, y tome el primer vuelo a Rusia, apenas aterrizó en Rusia el chófer de la familia Stepanov me espera.

—Joven Andrey, que alegría tenerlo de vuelta — Arman a sido el chofer de la familia desde antes que yo naciera

—Lamentó no decir lo mismo, pero me da gusto volver a verte —subí al auto y el hizo los mismos y comenzó el recorrido rumbo a la mansión Stepanov el lugar donde viví hasta mis dieciocho años

Mientras vamos rumbo a la mansión recuerdo mi infancia, con las miles de niñeras y los chóferes que me llevaban a todos lados, porque mis padre siempre estuvieron de viaje, con sus negoció o incluso con sus amantes, todo era más importante que su hijo, yo únicamente les servían para hacer negocios y arreglar matrimonios y así conseguir más dinero

—Ya llevamos joven —Arman interrumpe mis pensamientos

—Gracias Arman —mientras bajaba del auto camine hasta la puerta de la gran mansión y en cuanto entre me di cuenta que nada había cambiado mi padre y mi madre estaban discutiendo quien sabe porque

—Pueden callarse de una buena vez —grite molesto

—Hijo viviste a ver a tu madre —Marisa mi madre voltea a verme como si en verdad me quisiera

—Nadie vendría a verte, por supuesto que vino a ver a su padre —Alexi mi padre

—No vine por ninguno de los dos, vine porque el abuelo me lo pidió, así que si me disculpan voy a verlo —no esperes respuesta y camine directamente a la habitación de mi abuelo

Al llegar a su habitación el estaba dormido se veía realmente demacrado, el siempre fue un hombre fuerte vigoroso y jamás se mostró débil, ahora se puede notar lo mal que está es cierto que en cualquier momento puede morir, por eso me mandó a llamar, mi abuelo pareció sentir mi presencia porque abrió los ojos.

—Mucho que bueno que viniste a despedirme de este viejo —dice mi abuelo y un nudo se forma en mi garganta, yo no sabía que decirle porque a pesar de todo el fue el único que demostró un poco de cariño cuando yo era un niño.