Soy Elizabeth García tengo Veintiséis años, hacé cinco años me casé con Eduardo Jackson, mi esposo.
A quién debería amar pero.... En el fondo de mi corazón, lo odio por todo el daño y el maltrato qué me ha hecho a mí y a mi hijo Thomas.
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El primer golpe.
_ ¡¡Nunca me hubiese casado conmigo!!
Esas fueron las últimas palabras que alcancé a decir cuando Eduardo me da una fuerte cachetada en mi rostro y luego me jala del cabello.
"Fue tan fuerte el golpe, qué me volvió mi cabeza hacia un costado."
Flavia estaba observando desde el pasillo de la sala y al ver que Eduardo me golpeó se fue sin decir nada a la cocina. ( A Veces creo que Flavia le tiene miedo a su propio hijo)
""Espero que sea la última vez que me digas eso, ve ahora al dormitorio y no salgas de ahí hasta que yo lo ordene""
No dije nada y tampoco le reclamé por el golpe, únicamente subí las escaleras y me encerré en mi habitación cómo una adolescente que es golpeada por su padre y enviada a su habitación en forma de castigo.
Me siento al lado de la ventana y en ese momento me quebró y comienzo a llorar desconsoladamente. Una bofetada en mi rostro no dolía nada, a diferencia del dolor que sentía mi corazón por la acción que tomó mi esposo, el hombre que amaba, el hombre que me juro proteger.
Jamás me imaginé que algún día me pudiera golpear, (Un año de novios y nunca llegué a conocer al monstruo que ahora era Eduardo)
Veo por la ventana que Eduardo sale de la casa y se va en su carro, me sentí aliviada porque no lo tendría cerca en ese momento.
Me quedé toda la tarde encerrada en mi cuarto sentada mirando por la ventana mientras veía pasar a la gente feliz por la calle y yo sintiéndome cómo un ave encerrada en su jaula queriendo salir volando de esa maldita casa.
Ya de noche Eduardo aún no llega, yo no quise bajar a cenar con Flavia así que me fui a duchar y me coloqué mi pijama para ir a dormir.
(Solamente cuando dormía, mi sufrimiento desaparecía)...
Cómo a las cuatro de la mañana vuelve Eduardo, entra a la habitación haciendo mucho ruido y oliendo a alcohol.
Yo despierto, me hago la dormida, quizás así no me molestaría (Pero... Estaba equivocada)
Siento qué comienza a quitarse la ropa, escucho algunos golpes cuando se tambalea "Creo que no puede mantener muy bien el equilibrio".
De pronto se mete en la cama desnudo y se me acerca abrazándome por la espalda y besando mi cuello.
(Yo me quedé inmóvil, ni siquiera respiraba. Solo rogaba que me soltará y se durmiera)
""Estás dormida hermosa""
""No quise levantarte la mano hoy en la tarde pero... Tus palabras me dolieron mucho mi amor, yo te amo Eli y aún no puedo asimilar tu engaño""
(Yo seguía inmóvil haciéndome la dormida con mis ojos bien cerrados)
Después de estar un largo rato abrazándome y tocándose, Eduardo se da la media vuelta y se queda dormido.
Yo no pude seguir durmiendo esa noche y me quedé mirando el techo Hasta que amaneció.
Me levanté en silencio como a las seis de la mañana y fui a la cocina a comer algo porque el día de ayer únicamente había desayunado y el hambre me estaba matando en ese momento.
Cuando termino de comer subo sin hacer ruido a la habitación pero... A mi sorpresa Eduardo estaba despierto sentado en la cama como esperando que apareciera.
""Ven a mi lado""
...Yo solamente fui hacia él......
""Necesito qué entiendas que no debes hacerme enojar, yo soy muy temperamental y pierdo el control muy rápido ¡De verdad no quiero hacerte daño!""
*Yo miraba mis manos en ese momento, no tenía las fuerzas para mirarlo a la cara.
Eduardo me tomó de mi rostro suavemente y dejándolo frente de él, me besa en los labios.
*Yo traté de corresponderle el beso, no lo hice por amor ¡Lo hice por miedo! A qué Eduardo me volviera a lastimar si notaba que lo rechazaba.
Noto que su beso se va haciendo más intenso ( Yo no quería volver a entregarme a él )
!Pero ya era demasiado tarde¡
Eduardo me comenzó a sacar mi pijama y en un dos por tres me dejó desnuda en la cama.
*Yo volví a quedar inmóvil (El miedo me paraliza) no hacía ningún gesto. Únicamente trataba de llevar mi mente a otro lugar.
Él volvía a ser brusco y cada embestida era más y más fuerte.
""Quiero que digas mi nombre gimiendo maldita perra""
*Yo no le respondí nada, pero... En ese momento Eduardo me toma con su mano muy fuerte del cuello, casi asfixiándome.
Ya cuando no podía respirar Eduardo me suelta y tomando una bocanada de aire:
¡Fingía un orgasmo!
(Había visto en películas como era un orgasmo y ahí traté de hacer algo parecido para que Eduardo no me siguiera lastimando)
Por suerte en ese momento Eduardo termina, había terminado mi calvario. Disimuladamente, me voy al baño y me ducho para sacarme todos los rastros de su cuerpo que solamente me dan asco.
Al salir del baño veo que está dormido así que me fui a la cocina a preparar el desayuno.
Cómo ya se le estaba haciendo costumbre a Flavia le llevé el desayuno a la cama.
Al bajar Eduardo estaba de muy buen humor, se sienta a la mesa mientras que yo le sirvo el desayuno y me dice con un tono de felicidad...
""Espero que pronto seamos padres, anhelo tener una hija igual de hermosa que su madre jugando por toda la casa""
¡Dios mío! ¡Cómo no lo había pensado antes!
En estos dos asquerosos encuentros Eduardo acabo en mí, ¡No puede ser! ¡No puedo traer al mundo a un niño a sufrir el infierno en el que estoy viviendo en esta casa!
"" ¿Elizabeth en qué reflexionas tanto, acaso no te gusta la idea mi amor?""
_ Si me gusta mucho, solo me imaginé a una niña consentida de papá jugado por toda la casa.
(El muy tonto, me creyó mis palabras y se puso de muy buen humor todo el día. Yo quedé muy preocupada por lo que quiere Eduardo)