Odiada, Amada Por El CEO

El calor del sol se filtraba en el cuerpo de Alvin mientras se enfrentaba a Revan. Acababa de llegar a un terreno extenso donde iba a construir un centro comercial en colaboración con la empresa de Revan.

Los ojos de Alvin brillaban de ira, especialmente después de recibir un informe de su madre sobre Revan, quien había llegado con Alina a la boutique e intentado lastimar a Daniza.

Sin previo aviso, Alvin lanzó un puñetazo directo al rostro de Revan, haciendo retroceder al hombre unos pasos.

—¿Te crees valiente, verdad? ¡Vamos, responde!— dijo Alvin con tranquilidad.

Revan, sorprendido por el repentino ataque, retrocedió unos pasos y Eric solo era un espectador de la escena.

—¿Qué pretendes?— preguntó Revan, limpiándose el líquido rojo que fluía en la comisura de sus labios.

—¡Tsk! Fingiendo ser valiente— gruñó Alvin. Insatisfecho, siguió golpeando el cuerpo de Revan con sus fuertes puños.

Alvin, experto en artes marciales, no le dio oportunidad a Revan de contraatacar, hasta que finalmente Revan cayó sobre la hierba.

—Creo que es suficiente, ¡señor!— Eric intentó detener a Alvin, quien quería seguir atacando. Después de todo, Revan ya estaba malherido por los golpes de Alvin.

 —¡Eres un cobarde de primer nivel!— insultó Alvin tras golpear a Revan satisfecho, y se fue dejando a Revan tirado en el suelo. Eric lo siguió de cerca y abrió la puerta del auto en el estacionamiento. El lujoso auto se alejó de la escena.

Durante el viaje, Eric continuaba observando a su jefe a través del espejo retrovisor.

Ahora Eric consideraba qué podría suceder si Revan denunciaba la violencia de Alvin.

—En lugar de inspeccionar el lugar, terminaron peleando de verdad. ¿Qué es lo que realmente quiere?— preguntó Eric.

Fuera del horario laboral, Eric hablaría con Alvin de manera relajada, a diferencia de cuando trabajaban, donde usaría un tono formal.

Alvin miró al hombre a su lado y se recostó en el respaldo.

—Recuperar la empresa de los padres de Daniza de ese idiota— respondió Alvin.

—¿Solo eso?— preguntó Eric sospechoso, seguro de que Alvin tenía algún plan oculto.

—¡También recuperar a Daniza!— La respuesta casual y directa hizo que Eric se sorprendiera.

¿Cómo era posible que su jefe, rodeado de mujeres atractivas, estuviera interesado en la esposa de otro?

Este hombre es un loco, hijo de Elvira Ena.

....

Daniza acaba de llegar a su apartamento alquilado. Esta noche llegó un poco tarde a casa porque tuvo que terminar algunas tareas.

Al llegar a casa, se detuvo en su restaurante favorito para comprar comida y bebida. Daniza colocó el paquete de comida en la mesa y luego se fue a su habitación.

Sintiéndose cansada, se tumbó en la cama exhausta. Su mente divagaba. Pensó que sería mejor divorciarse de Revan en lugar de seguir sufriendo por las acciones de su esposo y su amante.

—Sí, eso sería lo mejor— murmuró para sí misma. Además, Revan no mostraba ningún interés en ella ni en el hijo que llevaba en su vientre.

Daniza llegó a pensar que Revan cambiaría de opinión con la llegada de un hijo entre ellos. Sin darse cuenta, los ojos de Daniza se cerraron.

El cansancio la atacó con sueño. Ni siquiera se dio cuenta de la llegada de alguien que silenciosamente abrió la puerta de la casa, que resultó estar desbloqueada.

Alina se deslizó sigilosamente adentro de la casa de Daniza. Una sonrisa maliciosa apareció en la comisura de sus labios al ver a la mujer recostada en la habitación con la puerta medio abierta.

Como si el universo estuviera de su lado, Alina vio el paquete de comida y bebida en la mesa. Una oportunidad perfecta. Alina rebuscó en su bolso y sacó algo de él. Luego agregó algo a la bebida de Daniza.

—Veremos qué sucede después de esto— Después de lograr su malévola acción, la mujer se fue de la casa de Daniza sin remordimientos.

....

Alvin acaba de llegar a casa después de un día muy molesto. Los eventos de ese día alteraron su estado de ánimo. Al entrar en casa, todo estaba muy silencioso. Solo una luz estaba encendida en la sala de estar, lo que hacía que toda la casa pareciera sombría.

—¡Ay, Mamá... perdón, Mamá!— De repente, Alvin gritó al sentir dedos suaves torturando su oreja. Estaba seguro de que era su mamá. Nunca nadie se atrevió a hacerle eso, excepto su mamá.

—¿Qué he hecho mal, Mamá?

—Has cometido muchos errores que avergüenzan

—Suéltame primero, Mamá. Ya me regañaste esta mañana. ¿Por qué me estás castigando de nuevo? ¿Eres mi madre o una madrastra?

Su madre soltó su oreja después de sentirse satisfecha. Luego se acercó a la esquina de la habitación para encender la luz y mirar despectivamente a su hijo que estaba frotándose la oreja.

—¡Si soy tu único hijo, debería ser querido, no torturado!— dijo Alvin recordando cómo su mamá solía jalarle la oreja o darle la bienvenida con una escoba cuando cometía errores.

—Daniza ya me contó— dijo después.

—¿Sobre qué te contó?

—Todos tus comportamientos durante la escuela— gritó su madre aún más frustrada.

—Daniza dijo que siempre la molestabas hasta traumatizarla y hacer que no quisiera volver a la escuela. Realmente, eres un idiota! Si te gusta Daniza, ¿por qué actúabas así?

Alvin dejó caer su cuerpo en el sofá desganado. Su rostro parecía muy sombrío.

—Eso fue culpa suya.

—¿Qué quieres decir?

—Daniza es molesta, Mamá. A pesar de las señales que le daba, ella aún no entendía.

—¿Cómo puede entender si actúas de manera tan extraña? ¿Por qué encerrarla en el almacén? ¿Para qué?

La mente de Alvin vagaba en el pasado. Aún tan fresco en su memoria lo que lo llevó a encerrar a Daniza en el almacén de la escuela y liberarla solo al atardecer.

—Porque Rubén quería llevar a Daniza de paseo después de la escuela— respondió Alvin.

Nadie podía acercarse a Daniza, eso era lo que su corazón le dictaba. Elvira volvió a fruncir el ceño al escuchar la respuesta de su hijo.

—¡Dios mío, Alvin! ¿Entonces la encerraste por celos?— Alvin sonrió con tristeza.