Victoria Entre La Justicia Y El Amor

La discusión comenzó a entenderse, y el humor de Mijaíl estaba en su límite, nadie absolutamente nadie le decía que hacer y menos con quién debía o no acostarse.

- Y si es así que pasa, ya estás pasando de moda.

- Si tú lo haces, te juro que lo vas a pagar y ella también. - señalando a Victoria, quien por un instante se olvidó de todos sus problemas y se divertía con la discusión que tenían esos dos. - Te puedo hundir más de lo que ya estás.

- Que puede hacer una puta, que firmo unos papeles sin leerlos y la dejaron en la maldita calle.

- Sé cuidarme.

- Como lo hizo con Antón.

- Eso es diferente, él no era mi objetivo. Eras tú, mis padres necesitaban un pez más gordo que Antón. Así que tú decides.

La cara de Mijaíl se desfiguró, por completo, la levantó nuevamente del suelo y la llevo dentro de la casa, pero no como una feliz pareja, sino por los pelos.

Mientras ingresaba dio varias órdenes y a Victoria la llevaron al sótano, el cual apenas abrieron la puerta un olor nauseabundo la devolvió.

Hay volvió a la realidad de todo, sabía quién se encontraba en ese lugar, pero no se imaginaba que los tuvieran en un lugar que olía tan feo, cada paso que daba, era más doloroso que el otro.

Llevaba días sin ver a su pequeño, y se imaginaba en que condiciones podría estar, al verlo costado en una pequeña cama con a su tía, aun lado había dos cubetas, que por el olor que había, ya sabía que contenían.

No había ventilación, ni ventanas, era un maldito sótano frío, lleno de humedad.

- ¿Alexey?.

Lo llamo, porque vio que no se estaba moviendo, no era capaz de acercarse le daba miedo verlos, sabía que por culpa de ella y de su trabajo ellos estaban en esa situación.

Siempre habían sido ataques hacia ella, nunca hacia su familia, pero todo cambio en un abrir y cerrar de ojos. Las palabras no salían de su boca, pero Silvia su tía se levantó y corrió a abrazarla.

Le dolía tanto verlos de esa manera, que se maldecía una y otra, y otra vez. Sabía los riesgos y pensó que los había evitado.

- Estás bien, nos dijeron que habías muerto.

Ambas estaban llorando a mares, pero el pequeño no se movía y dejo de lado a su ti por fin tuvo el valor.

Lo tomo en sus brazos, el pequeño respiraba con dificultad, estaba bajo de peso.

- Lo siento mucho, es mi culpa que estén acá.

- Ninguno de los dos te culpamos, es tu trabajo.

- Pero mira a donde nos ha traído mi trabajo, él está enfermo, necesitamos llevarlo a un hospital o al menos que reciba atención médica.

- ¿Qué piensas hacer?.

- Salvarlos, no importa lo que tenga que hacer, vendería mi alma al mismo Lucifer, por ustedes dos.

- Ma... mami.

- Si mi amor, soy yo, mami llegó y te va a sacar de este lugar.

- No lo hagas, si lo haces él nunca te dejará ir.

- Pero ustedes estarán libres y eso es lo importante ahora.

Con mucho cuidado dejo a su hijo en la cama, y subió las escaleras, la puerta estaba cerrada, pero había alguien del otro lado. Ella tocó la puerta, pero nadie le respondió, una vez más tocó y la puerta se abrió.

- ¿Qué quiere?.

- Hablar con Mijaíl, de inmediato.

El nombre colocó los ojos en blanco y volvió a cerrar la puerta, los minutos pasaban y ella se comenzó a preocupar más y más. Su hijo necesitaba atención médica.

Después de quién sabe cuánto tiempo la puerta se abrió y delante de ella se encontraba el diablo a quien le iba a entregar su alma.

- Para que soy bueno.

- El trato sigue en pie.

- Ya vio a su hijo, no creo que siga en pie.

- Necesito un médico para mi hijo, está muy mal.

- ¿Y qué quiere que yo haga?.

- Le suplico que venga un médico, o que lo lleven al hospital, haré cualquier cosa para salvar la vida de Alexey.

- Cualquier cosa, entonces en ese caso, vamos a una habitación.

Silvia había escuchado todo y trato de detener a su sobrina, pero no lo logro cuando iba a alcanzarla la puerta ya estaba cerrada. Volvió con el pequeño y lo comenzó a consolar, sabía que su sobrina iba a hacer lo correcto, aunque ella no estuviera de acuerdo con el método.

En cuanto salieron del sótano, Mijaíl, llevo a Victoria a una gran habitación, al verla ella supo de inmediato que era la de él,, pero en dónde estaba Ela.

- Ella no nos va a molestar, quieres tomar algo para entrar en calor.

- Whisky.

- Buen gusto.

Él sirvió los dos vasos y luego se fue al baño, él tomó su trago en fondo blanco, Al llegar él, también tomó su trago y de la nada la tomo con fuerza y la lanzo sobre la cama, colocando sus manos sobre su cabeza.

Seguía pensando que era guapo, pero le repugnaba, que si no fuera por su actitud de mierda hasta le hubiera gustado estar con él, y no se arrepentiría de nada.

Y si esa noche ella se entregó a ese ser tan despreciable en cuerpo, su mente estaba en otro lado, cuando Mijaíl termino, se acostó al lado de ella quedándose profundamente dormido.

Mientras que Victoria tenía ganas de salir corriendo y ducharse lo más rápido posible, pero no sé pudo soltar de los brazos de Mijaíl.

Cuando por fin logro conciliar el sueño, una voz la despertó, era Mijaíl hablando por teléfono.

-Qué pasó esta vez.

- Maldita sea, busca a Ronald, llama a Patrick y a Paxton para que vengan a la casa, nos vemos dentro de dos horas.

Su tono de voz era irritante, pero Victoria no quería quedarse más tiempo en aquella habitación necesitaba ir a ver a su pequeño, pero primero tenía que hacer cumplir la promesa a Mijaíl.

- Ya cumplí la parte del trato ahora le toca a usted.

- Que genio con el que te levantas.

- No estoy de humor para juegos, o para escuchar sus estupideces.

- En cambio, yo amanecí con el mejor de los ánimos y no más por eso, llamaré para que traigan al médico.

Ella se levantó y se vistio lo más rápido posible, y fiel a su palabra Mijaíl, llamo a un médico y mando a subir tanto a Silvia como a Alexey a una de las habitaciones del primer piso.