LAZOS DE SANGRE

Arturo estaba intrigado, se preguntaba que le habría pasado a Maya para tener que ser recibida por esa familia, pensaba que tenían mucho en común, ella no contaba con su familia por lo que escuchó, él se salió de casa para evitar seguir los mandatos de su padre, la chica a lo mejor para no vivir en la pobreza o por no ser querida por su familia, sin saber la razón por la cual Maya se había alejado de su familia, pero escuchar que le dieron la espalda, se preguntaba como o por qué.

Lo que era un hecho, era la admiración que empezaba a sentir por la chica, no cualquiera haría algo tan comprometedor por ayudar a alguien que ni tu sangre lleva, debía sentir un agradecimiento muy grande o un amor por la persona para hacer tal sacrificio, más al analizar y escuchar a Jimena decirle como pensaba ella sobre el tema. Se empezaba a preguntar si Maya sufriría tiempo después por haber entregado ese bebé, era una posibilidad, él era de los que sugirió hacerlo, Asela estaba emocionada por saber que volvería a ser madre, pero como se sentiría Maya, podría vivir sin sentir dolor por haber participado en ese proceso o lo superaría y haría como que nada paso.

Horas más tarde llegaron al departamento de Federico, Maya le indico a Jimena las habitaciones disponibles, para que escogiera una de las dos que restaban, Jimena escogió la más cercana a su amiga, dejó sus maletas y bajaron a ver a Arturo que seguía ahí, al no tener otra cosa que hacer, no tenía prisa por irse, al ser hora de comer, él pidió que prepararan la comida y les dijo que necesitarían surtir la despensa con las cosas que a ellas les gustará, por lo que les pidió hacer una lista para mandarla a comprar, pero ellas se vieron y dijeron que querían hacer las compras directamente.

Desde que Maya vivía con ella y su familia, disfrutaba de cada cosa que realizaban y las compras era una de ellas. Arturo las llevo a un centro comercial y ellas se vieron diciéndose todo con la mirada, así que haciéndolo subirse de nuevo al coche lo llevaron a un mercado de verduras y frutas, uno donde compraba la gente normal, la gente de pocos y escasos recursos, ella había aprendido a economizar y lo que más le gustaba era lo fresco y de buena calidad de las cosas que ahí encontraban.

Compraron manzanas, uvas, plátano, peras, kiwi, fresas, melón, sandía, naranjas, así como carnes y verdura, lo que gastaron fue la mitad de lo que hubieran gastado en el centro comercial, Arturo a pesar de todo disfruto ver como ellas escogían, olían las cosas para saber cuál estaba mejor, era su primera vez comprando la despensa y aprendiendo como escoger. Luego pasaron a las grandes abarroteras, donde compraron cereales, sopas, leche de caja, mermeladas, gelatina para preparar, así como todo lo que necesitarían para toda la semana y un poco más.

Al finalizar regresaron al departamento donde colocaron todo en la cocina y Jimena con la empleada acomodaron todo en la despensa, Maya como estaba cansada se recostó en el sillón y se quedó dormida casi de inmediato, Arturo se sentó en el sillón frente a ella para observarla. Hasta que llegó Jimena y se sentó a un lado de su amiga y le empezó a acariciar su cabello.

Se tiene mucho cariño, dijo Arturo.

Somos más que amigas – dijo viendo a su amiga, pero al sentir la mirada aclaró lo que parece que pensó – no es lo que piensas, la quiero más que a una amiga, ella es una hermana para mí, desde que nos conocimos me trato bien, nunca me vio diferente, fue sincera, a mi familia la trataba como si fueran su familia, cuando iba a casa la tratábamos como parte de nuestra familia y el sentimiento era recíproco, mi hermana la quiere mucho, es como otra hermana para ella, no como sus hermanos que parece que la odian, nunca la quisieron, siempre la menospreciaban y hacían sentir mal, no parecía que fueran sus hermanos de sangre.

¿Tiene hermanos?, dijo sorprendido, en la investigación no decía nada de su familia.

Sí, un hermano y una hermana, que no la pueden ni ver, nunca la han querido, su padre tampoco, por eso cuando la corrió la recibimos en casa, se volvió una de nosotros, hasta que por… por diversas cuestiones tuvimos que venir aquí para poder seguir estudiando, ella ha pasado por mucho, tener que pasar maltrato de sus hermanos y callar para no generar problemas entre su madre y ellos, ya que su padre le daba la razón a los mayores y a ella la terminaban castigando por culpa de ellos, luego… en fin, solo espero que después de esto podamos seguir adelante como se merece.

¿De dónde vienen?

Eso te lo tendría que decir ella, no yo, bueno, es mejor que vea cómo va la comida, ya debe estar por terminar la muchacha.

Ada, se llama Ada, dijo Arturo aclarando.

Arturo se quedó observando un poco más a Maya, la chica era joven, muy bonita, con rasgos finos, la había visto cocinar con su amiga, ir de compras, sería la mujer que todo chico querría a su lado para poder formar una familia, menos él que no deseaba ese tipo de compromisos, Maya se removió y se volteó para acomodarse mejor en el sillón. Cuando Jimena regresó le indicó que ya estaba la comida, que despertaría a su amiga, Arturo quería que la dejará dormir, se notaba muy cansada, algo con lo que Jimena no estaba de acuerdo, si la dejaban dormir seguiría por más tiempo durmiendo y se malpasaría y por ende al bebé también, así que dando toque en su brazo la despertó.

Maya le agradeció y fueron a la mesa para comer, nada más vio la comida, se le hizo agua la boca por lo que empezó a comer como si no hubiera comido en varios días. Al terminar, salieron a caminar para que Jimena conociera el lugar, Arturo iba a irse, pero no quería dejarlas solas y que se perdieran o tuvieran algún percance que afectara la salud del bebé y la mamá, por lo que, las acompañó en su recorrido. Jimena observaba al chico y podía ver que miraba mucho a su amiga, pero no podía descifrar. ¿Por qué?, ¿acaso curiosidad?,¿le gustaba?, el tiempo lo diría.

Arturo al final se regresó a su Penthouse, al estar con las chicas se dio cuenta de que no era el lugar lo que convertía una casa en un hogar, ese departamento donde ellas vivían se sentía acogedor, su departamento era frío, se sentía vació, solo llegaron las chicas al departamento que le asignaron a Maya y se empezó a sentir diferente, por lo que llegó a la conclusión de que el cambio estaba en las personas que radicaban en el lugar, no el lugar en sí.

Por la noche le informo a sus amigos que había pasado a visitar a Maya y le había surtido la despensa para toda la semana o más, también le informo que había hablado con el médico y la última revisión marcaba que el bebé se estaba desarrollando adecuadamente por lo que si todo seguía igual en algunos meses estarían teniendo a su hijo en brazos.

Te agradezco amigo por estar al pendiente y encargarte de todo, pero ahora dime, ¿tú cómo estás?, te escucho raro, ¿todo bien?

Sí, todo bien, solo estoy un poco cansado, hoy fue un día muy movido… estuve muy ocupado y terminé cansado.

Me imagino que hiciste mucho ejercicio para escucharte tan cansado, dijo Federico burlándose de su amigo, pensando que había estado muy bien acompañado por alguna femenina.

No, aunque no lo creas, no es por eso, simplemente cambié mis actividades hoy, digamos que fueron cosas más… productivas.

Sí, si tú lo dices, entonces que te cansó tanto.

Fede, ¿qué pasaría si la chica se arrepiente?, ¿y resulta que al final decide que el bebé por estar en su vientre también es suyo y se encariña con tu bebé?

Pensé que eso lo habías aclarado bien al firmar el trato con ella, no me salgas con que ella ya no quiere…

No es eso, solo que me puse a pensar, que puede haber una posibilidad, ¿Qué pasaría?

Tenemos un contrato, ella solo llevará a mi hijo, le pagamos por gestarlo y nada más, ella no es la madre del bebé, somos Asela y yo los únicos padres del bebé, entiendo que podría encariñarse, pero deben entender que es mi hijo, no es suyo, no puede quedarse con él, por lo que al entregarlo deberá desaparecer de la vida de mi hijo, dijo empezando a alterarse.

Entiendo, solo quería saber tú qué pensabas, dijo Arturo, aun sin estar de acuerdo, lo había dejado con esa preocupación Jimena.