Tu, Mi Verdadero Amor.

Alejandro.

Subí al coche tan rápido, No quise perder tiempo, así que no les di explicación alguna, pero sabía que me iban siguiendo. Pablo tenía un pequeño apartamento en donde se quedaba con sus amantes de turno, la última vez que estuve en ese lugar fue antes de la fiesta de fin de semestre, no estaba seguro si estarían ahí, pero era el único lugar que me venía a la mente.

Estaba a pocas cuadras, cuando vi que había muchos policías y ambulancia, había un accidente, cuando estuve más cerca pude ver qué era el carro de Pablo, la verdad temí lo peor.

…

Mientras Pablo conducía sin control alguno, Claudia trataba de persuadirlo, pero este estaba sordo a todas sus palabras, ella al ver que este no cambiaría de opinión, inicio un forcejeo, que los llevo a chocar contra un poste de electricidad. Pablo había contado con suerte, él había sufrido solo algunos rasguño, mientras que Claudia estaba inconsciente.

Alejandro bajo corriendo de su coche, su corazón estaba a mil, temía lo peor, después de tantos años anhelando a Claudia, no podía prenderla, no ahora que por fin podía estar con ella. Una vez que estuvo cerca, quizá pasar la cinta de seguridad, pero fue detenido.

Señor, no puede pasar.- Le dijo un agente.

- Señor agente, mi novia iba en ese coche.- estaba totalmente angustiado.

Usted conoce a la señorita, ella necesita ser trasladada de urgencia.- me informó y le permitió el paso.

Claudia estaba recostada en una camilla, su rostro estaba cubierto de sangre, Alejandro corrió a ella.

Amor.- le dijo, pero ella estaba inconsciente.

- Señor, ella está inconsciente, debemos trasladarla lo más pronto posible.- le dijo un paramédico.

Puedo acompañarla.- pedio.

- Claro, por favor suba a la ambulancia.

Alejandro no perdí tiempo y subió a la ambulancia, la cual arranco rápido, en el camino la iban examinando, pero ella seguía dormida, su mano estaba fría. Durante el camino recibió una llamada de Daniel, con todo esto se había olvidado de ellos.

- Alejandro en dónde estás.- me preguntó.

- Lo siento Daniel, voy en una ambulancia, Pablo choco, Claudia está inconsciente.- le dijo sin rodeo.

Como está ella.- se notaba lo angustiado que estaba.

No lo sé, la están revisando.

A dónde la llevan.

...

Alejandro.

Le indiqué a donde sería trasladada, y luego colgué.

El camino se me hizo eterno, no podía con la angustia. Cuando do por fin llegamos, la ingresaron rápidamente, minutos después todos estaban ahí.

Alejandro, que te han dicho, como está mi niña.- me preguntó la señora Miranda.

- Señora Miranda, la ingresaron, pero aún no salen a dar información.- le contesté.

La sala de espera se llenó, todos estábamos preocupados, mis tíos no estaban, me imagino que estarían con Pablo. Los minutos pasaban y nadie daba razón de ella, el desespero aumentaba.

-porque tardarán tanto.- dijo camila, rompiendo el silencio en el que nos encontrábamos.

-tenemos que ser paciente, lo importadora es que la atiendan bien.- agregue.

-espero y mi hermana esté bien, de lo contrario mataré a ese maldito.- dijo Daniel.

-yo te ayudaré.- le dije.

Damián, David y Darío, asintieron en señal en que estaban desacuerdo.

-ustedes no harán nada, esto lo solucionaré yo.- hablo el señor Alonso, su mirada estaba oscura.

-Calmémonos todo, una cosa a la bien, yo, al igual que ustedes, deseo poner a pablo en su sitio, pero lo que más me importa en este momento, es que mi niña esté bien.- dijo la señora Miranda, quien soltó en llanto.

El señor Alonso, la abrazo, los chicos se unieron a ellos, en ese momento el dolor salió y todos corrimos.

-doctor, como está mi hija.- dijo la señora Miranda.

-la joven, está bien, la cosa no fue tan grave, tomamos algunas placas y saturados la herida, en estos momentos está consciente.- nos informó el doctor.

Gracias al cielo se encontraba bien, con la autorización del doctor, pudimos entrar a verla, pero por turno, yo quise ser el último, aunque deseaba verla.

Ella estaba acostada en la camilla, se veía tan frágil, ahora sé que debo esforzarme más para poder protegerla.

-Pequeña, como te sientes.- le pregunté.

-hola amor, estoy bien, no te preocupes.- me dijo con una sonrisa.

-siento mucho no haber estado ahí para protegerte.- la verdad me sentía mal.

-nada de esto es tu culpa, lindo, así que por favor no te sientas mal, además mírame estoy bien.

Ella me sonreía, pero sé lo que hacía para que estuviera tranquilo, pero no estaré bien hasta que no hable con ese imbécil. Estuve un buen rato con ella, hasta que me indicaron que la hora de las visitas se había acabado, no me quería separar de ella. Pero debía dejarla descansar.

...

Por otro lado, Pablo estaba siendo atendido, sus heridas habían sido nada grave, una pequeña sutura en su frente.

-no sé en qué demonios estabas pensando.- le grito armando.- Tienes idea, los problemas que esto nos traerá con los padres de Claudia.

-no siento, yo lo quería hacerle daño, necesito ir a verla.- Pablo trato de levantarse de la camilla.

-tú no iras a ningún lado, de ahora en adelante, te quiero a metro de Claudia.

-no me puedes pedir eso, padre, yo amo a Claudia, necesito hablar con ella y disculparme.- suplico Pablo.

-pues eso debiste, haberlo pensado antes, no más mira todo lo que has causado, y sobre todo has olvido que eres un hombre casado, siquiera has pensado en tu esposa o en tu hijo- grito enojado Armando.

-de verdad lo siento, yo solo necesito hablar con ella.- Pablo se soltó en llanto.

Carmina se había mantenido en silencio, ver el sufrimiento de su hijo no era fácil, pero no saber como ayudarlo era peor, como toda madre lo único que deseaba era ver a su hijo feliz, siendo exitoso y conformando una familia, pero la vida de su hijo se había convertido en caos, que lo tenía acorralado.

Mientras Claudia tenía que pasar la noche en observación, Miranda se quedaría a acompañarla, al día siguiente sería dada de alta, y tendría que cuidar de la herida en su cabeza.

...