El Disfraz de un Hombre Adinedado

Kini, Arimbi y Bara ya estaban dentro del mercado nocturno, recorriéndolo para ver las diversas delicias culinarias disponibles.

Parecía que sus estómagos emitían rugidos, pues ya era la hora de la cena.

Arimbi vio un puesto que vendía comida muy apetitosa y de inmediato se detuvo frente a él.

Lamentablemente, ella no había traído mucho dinero en efectivo, así que se sintió reticente a invitar a Bara a comer allí.

"¿Quieres comer en ese puesto, Arimbi?"

Le preguntó Bara a Arimbi, quien estaba de pie a su lado.

"Sí... pero... no tengo mucho efectivo, así que nos es imposible comer ahí."

"¿Por qué imposible, Arimbi? A mí aún me queda dinero."

"No...!!! Sé que trabajas muy duro para ganarlo y no quiero que lo malgastes solo por mi antojo, mejor vámonos."

Sugirió Arimbi, tomando la mano de Bara.

Le incomodaba mucho cargar a Bara con su peso, porque era consciente de que él no ganaba mucho en su trabajo.

Bara inmediatamente sujetó la mano de Arimbi, en esta ocasión le demostraría que podía cumplir todas sus peticiones.

"No te vayas, Arimbi. Quiero mostrarte algo."

Dijo Bara, haciéndola sentir curiosa.

"¿Qué quieres mostrarme, Bara? No te esfuerces demasiado, ya soy feliz con solo que me hayas invitado así."

"Pero tienes que verlo ahora mismo."

Bara dijo mientras sacaba una cartera de su bolsillo del pantalón.

De repente, Arimbi se sorprendió al ver una gran cantidad de dinero de color rojo dentro de la cartera.

Nunca esperó que el hombre que creía que no podía permitirse mucho resultara tener unos ingresos inesperados.

"Wow... ¿es realmente tu dinero, Bara? Hay bastante."

Dijo Arimbi, aún impactada, mirando la sonrisa orgullosa de Bara.

"Claro que es mi dinero, por eso no debes subestimar mi trabajo. Tengo bastante dinero, Arimbi."

"Sí, tienes razón. Incluso yo, que trabajo en una empresa, no tengo tanto dinero como tú. Disculpa si te prejuzgué, aunque honestamente nunca fue mi intención menospreciarte."

"Lo entiendo, Arimbi. Ahora disfrutemos de la comida. Yo invito."

"Sí... gracias, Bara. Estoy muy contenta..."

Dijo Arimbi, abrazando fuertemente a Bara, como si ya estuviera acostumbrada a hacerlo.

Siempre abrazaba a Bara cuando estaba feliz o triste.

Ahora disfrutaban de un platillo especial justo frente a ellos.

Dos generosas porciones de pollo a la parrilla con varios sambales les invitaban a comer pronto.

Arimbi y Bara se miraron mutuamente con sonrisas felices.

"Vamos a acabar con toda esta comida."

"De acuerdo, te garantizo que esta noche quedaremos satisfechos."

Respondió Arimbi con entusiasmo.

Y rápidamente, comenzaron a comer. Arimbi y Bara disfrutaron enormemente de la comida deliciosa.

Bara estaba muy agradecido porque pudo acercarse a la chica de sus sueños y ahora había obtenido un pequeño tesoro.

Así Bara pudo cumplir los deseos de Arimbi y mantener su identidad.

"Wow... no esperaba que la comida de este mercado nocturno estuviese tan buena, Bara."

Dijo Arimbi después de terminar con toda la comida.

Bara sonrió feliz al ver el buen apetito de Arimbi.

La mujer mostraba su verdadero ser, sin ninguna pretensión.

Incluso en ese momento, Bara miraba fijamente el rostro de Arimbi, haciendo que ella se sintiera avergonzada al darse cuenta.

"Bara... ¿por qué me miras así? Realmente me haces sentir vergüenza, ya sabes."

Dijo Arimbi, tapándose la cara con la mano.

Bara se rió de la inocencia que mostraba Arimbi.

Y sin que él lo supiera, ahora abrazaba el cuerpo de Arimbi y enterró su rostro en su pecho...

"Te ves tan adorable, Arimbi. En verdad tengo ganas de morderte ahora mismo," dijo Bara con una expresión juguetona. Rieron tiernamente y poco después, Bara decidió invitar a Arimbi a abandonar ese lugar...

"Vamos al parque de atracciones. Te llevaré en varios juegos allí."

"¿De verdad... uh... estoy tan contenta de escuchar eso? Bueno, vámonos rápidamente al parque de atracciones," dijo Arimbi con entusiasmo, alargando rápidamente la mano hacia Bara.

Corrieron hacia el lugar y, aunque estaba lleno de gente, no tuvieron problemas para moverse entre la multitud.

Finalmente, llegaron a un juego llamado Koro Koro. Arimbi y Bara compraron inmediatamente los boletos y subieron al juego...

Los sonidos de alegría llenaban los oídos de Bara mientras veía a Arimbi gritar de emoción. Ella estaba verdaderamente satisfecha de poder gritar con libertad...

"Sigue siendo feliz, Arimbi. Me alegra ver esa sonrisa en tus labios," Bara susurró para sí mismo.

Ahora, comenzaron a probar varios juegos en el parque de atracciones. Sin embargo, no mucho después, vibró el teléfono de Bara.

Rápidamente, Bara sacó su teléfono y contestó la llamada...

"¿Halo...!"

"Hola, joven amo. Como ordenó, hemos capturado con éxito a Panji y a Andre, señor."

Las palabras del interlocutor hicieron que Bara se alejara un poco de Arimbi.

"Arimbi, quédate aquí. Necesito tomar esta llamada rápidamente."

"Está bien, no tardes mucho, Bara."

"De acuerdo..."

Ahora Bara se paró un poco lejos de Arimbi y continuó su conversación.

"Entonces, ¿qué pasa con esos traidores? ¿Los has llevado al almacén secreto como indiqué?"

"Sí, joven amo. Así lo hemos hecho. Actualmente están atados a un banco y todavía inconscientes, señor."

"Bien. Entonces vigílalos de cerca. Espérame en nuestro lugar de encuentro habitual después de que deje a mi mujer en casa de Adi Sanjaya."

"Entendido, joven amo. En este caso, enviaré otro guardaespaldas para recogerlo, señor."

"Hm... recuerda, asegúrate de que tus acciones no sean notadas por otros. Actúa de una manera limpia."

Bara advirtió y luego terminó la llamada de inmediato para unirse otra vez a Arimbi...

"Arimbi, ¿quieres ir a casa ahora?"

Bara preguntó vacilante.

"Sí, vamos a casa. No quiero llegar demasiado tarde a mi hogar, Bara."

"De acuerdo."

Bara sonrió mientras miraba el rostro de la mujer.