Soy ama de casa desde hace cinco años, acompaño de todo corazón a mis hijos y cuido a mi esposo. ¡De repente trajo de vuelta a su amante que quiere divorciarse de mí! Como ama de casa de tiempo completo en los últimos años, he dedicado no solo tiempo y energía, sino también oportunidades para desarrollar mi carrera, ¡así que decidí luchar! Pero no esperaba que el joven abogado que me ayudó con la demanda me dijera que yo le gustaba desde hace mucho año...
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Capítulo 24 Nadie se va a casar contigo
Fijé la mirada en la puerta y respondí:
—Vamos a esperar un poco y ver qué pasa. Tal vez me divorcie, tal vez no. Tal vez podría atraparlo en este matrimonio para siempre.
—¿Eres tonta? ¿Crees que vale la pena desperdiciar el resto de tu vida con Ivan? —rugió Isaac.
—No, no lo vale. —Lo miré y sonreí. Tuve que concentrarme y usar toda mi energía para mantener esa cara—. Pero ¿voy a divorciarme de él para que pueda estar con Morley? Esa idea me gusta todavía menos. —No podía ver bien la expresión de su rostro porque estaba de pie frente a la ventana y a contraluz, pero era algo bueno, ya que, si no lo veía bien, no me preocuparía demasiado.
—Eres una tonta —sentenció negando con la cabeza, decepcionado, y salió de la habitación. Era un hombre diplomático; sabía qué decir y qué no.
Como estaba internada, había dejado a Jesse con los padres de Isaac para que lo cuidaran. En el pasado, su padre había trabajado en la Academia de Ciencias y su madre en una editorial. Ahora ambos estaban jubilados y vivían cerca del jardín de infantes al que iba Jesse, así que habían aceptado cuidarlo sin pensárselo dos veces. Le pedí a Isaac que lo llevara al hospital el fin de semana para que me hiciera compañía. El niño estaba más que feliz de verme: ni bien cruzó la puerta, se subió a la cama de un salto y me abrazó. Era consciente de que algo estaba mal entre Ivan y yo, así que tenía cuidado de no pronunciar siquiera su nombre cuando venía a visitarme. Me partía el corazón verlo en esa situación; había jurado que le daría lo mejor, pero ni siquiera podía darle una familia completa.
—Hijo, ¿cómo te fue esta semana en el jardín?
—¡Genial! —Se sentó en la cama y me miró con ojos brillantes. Me mostró cómo contaba sus deditos y me habló de las experiencias emocionantes que había tenido durante la semana. Cuando terminó, preguntó—: ¿Cuándo vamos a volver a casa, mami?
—La semana que viene. Mami estará mejor la semana que viene —le dije, y le di un beso en la frente.
—De acuerdo. Te extraño mucho, en especial de noche, porque me da miedo dormir solo. Quiero dormir contigo, pero no estás en casa. —Recostó su cabeza en mi brazo e hizo puchero.
—Sé que me extrañas. Antes de que te des cuenta, mami ya va a estar bien —le prometí con un abrazo.
—Mejórate pronto, ma… —Antes de que terminara de hablar, alguien abrió la puerta de un empujón; creí que Morley había regresado, así que respiré hondo en un intento de mantenerme calmada y levanté la vista, pero tan pronto como lo hice, recibí una bofetada. Era mi madre.
—¿Estás loca, Reina? ¿Vas a divorciarte y renunciar a la buena vida que llevas? ¿Cómo vas a hacer para encontrar otro hombre igual de bueno? Mírate, ya no eres joven y además tienes un hijo. ¿Quién se casaría contigo si te divorciaras? —A la bofetada le siguió todo ese regaño, y yo no tenía oportunidad de defenderme. Isaac seguía de pie a mi lado, pero el golpe de mi madre fue tan rápido que no tuvo tiempo de reaccionar para defenderme.
—¿Quién es ella? —me preguntó una vez que mi madre terminó de hablar.
—Ese no es asunto suyo. ¿Y usted? ¿Quién se supone que es usted? —Lo miró de arriba abajo con desdén y continuó regañándome—: ¿Este es tu amante? Debo admitir que es más guapo que Ivan, pero ¿se te ocurrió pensar en qué motivos tendría un hombre así de joven y guapo para estar interesado en ti? No te quiere a ti, quiere tu dinero.
si ya tuvo el valor para hablar con ella. mínimo debió de tener dignidad frente al poco hombre del esposo. muy poca cosa la protagonista