Jerison parecía ser un príncipe azul, pero resultó ser un moustrou en la vida de Liz.
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El médico quiere denunciar
Mientras Jerison dormía en su cama, Liz estaba bajo la ducha llorando, no podía entender por qué es hombre que amaba había abusado de ella, sin importar el desgarro que aún no había sanado, sin importar su petición de parar Él la forzó, quizá esta sería la herida que recordaría toda su vida.
Durante esa noche Liz no pudo dormir, pensaba en cómo se había transformado ese hombre que ella conoció en esto que era ahora. Él la espero un año y cuatro meses para tener su primera relación sexual, y ahora no pudo esperar un par de días, él era el que pasaba por ella a la universidad y ahora ni siquiera venía a cenar a casa, él fue el caballero que le abría la puerta al coche y hoy ni siquiera la mira y cuando lo hace es con desprecio. ¿Qué fue lo que cambió? Aún Pensó más, Jerison sólo había cambiado con ella, con el resto de las personas era un hombre amable, respetuoso, nadie pensaría que trataba tan mal a Liz, él sabía esconder muy bien lo que era en la intimidad. Liz jamás lo expuso, nunca contó sus problemas, por lo tanto la familia de Liz creía que ella era feliz, sólo un par de personas alguna vez habían presenciado berrinches de Jerison en público, como aquella vez en el comercial cuando la insultaba delante de todos o aquella vez que en el negocio de Liz la trató mal y algunos clientes la vieron incluyendo la anciana que la defendió, pero no eran conocidos de la familia, finalmente amaneció y Liz no pudo dormir, el dolor físico era insoportable, pero mucho más insoportable era el dolor del alma.
Al día siguiente ella no podía caminar, Jerison había roto puntos de sutura que tenía por su desgarro, al aterdecer comenzó a subir fiebre.
—Señora ¿se siente bien? —le preguntó Noemi su nueva nana.
—No, me siento muy mal — respondió ella mientras temblaba.
—Llamaré al médico —le dijo mientras caminaba hacía el teléfono.
—No, no lo hagas estaré bien. Respondió Liz, ella ligeramente pensó que debería contarle al médico lo sucedido y no quería descubrir aquello. Era su dolor, su problema. —tráeme una pildora y agua por favor.
—Si señora, se lo traeré de inmediato. —La nana buscó las píldoras y se las trajo junto a un vaso de agua.
A Liz le dolía todo su cuerpo como si un tren hubiera pasado sobre ella. El pequeño se acercó para abrazarla parecía que presentía el sufrimiento de su madre, ella trató de no demostrar delante de él su dolor. Recibir el amor de su hijo fue como la lluvia esperada en un gran incendio forestal, el alivio al alma, el descanso a su duro sentir.
Finalmente el cansancio la venció y se quedó dormida durante el atardecer Cuando despertó su pequeña estaba en brazos de la nana ella le había preparado una leche porque tenía hambre y no quiso despertarla.
Jerison como de costumbre, no llegó a cenar, Liz ni siquiera lo esperó, tal vez fue el primer día desde que lo conoció que deseo en su alma que no llegara, El primer día de muchos que después tendría.
Finalmente llegó a la madrugada, Liz se hizo la dormida, hasta que el efecto de sus píldoras terminaron y la fiebre volvió a subir, era la madrugada, se levantó como pudo no quiso despertar a la nana, buscó las píldoras otra vez para poder bajar su fiebre y así pasó un par de horas más, la fiebre volvía cada vez más frecuente y más alta finalmente no bajaba ni con píldoras, tuvo que llamar al médico.
—Liz qué sucede?— preguntó el médico al entrar en la habitación.
—Doctor no me siento bien.
—Tengo que examinarte, estás con fiebre muy elevada, 38,8 centigrados — el dr comenzó a eximaniarla mientras le hacía preguntas — los puntos de sutura están rotos.
Su médico era el que había tenido toda su vida, el ayudó a su madre en el parto y recibió a Liz y también había recibido a los hijos de Liz, demás esta decir que que además de ser su médico le tenía un gran cariño.
—Liz, fuiste violada, ésto debes denunciarlo.. —dijo el médico — No puedes quedarte así ni tampoco aquí.
—Dr soy su esposa, no puedo denunciarlo, es el padre de mis hijos.
—Liz Él abusó de ti! No puedes tapar el sol con un dedo— le dijo con la intención de hacerla razonar — hace tiempo que me doy cuenta que no estás bien, Yo puedo denunciarlo.
—No por favor, no lo haga, se lo suplico...
—Mira Liz, a simple vista tus heridas te están provocando una infección, debo medicarte, has llamado muy tarde, debiste llamar inmediatamente cuando pasó ésto.
—Dr, sé que no volverá a pasar, por favor no le diga a nadie de esto.
—Soy un profesional, no puedo contar las vivencias de mis pacientes, pero si no denuncias tú tendré que hacerlo yo.
—por favor doctor, no lo haga, sería un gran dolor para mis padres.
Finalmente lo convenció con la promesa de que que si volvía a pasar lo denunciaba.
ay con como te trata desde antes y des de el.prumer aborto como.pudisye seguir con el y casarte y después de todo ya todos te dijeron pero sigue ahí eres masoquista y pues eres yna estúpida que no tienes valor ni te valoras como mujer