TENTACIÓN...

La tensión entre nosotros es visible, no puedo evitar sentirme nerviosa frente a él, ordené el té no porque quiero algo de beber, sino más bien para tener un objeto en las manos y no estar retorciéndolas todo el tiempo.

Gabriel se ha sentado con las piernas abiertas y sus brazos descansan en sus musculosos muslos. Me siento frente a él anteponiendo una pequeña mesa, como si fuera barrera suficiente para evitar que se abalance sobre mí.

__ En la oficina quise explicarte que el hecho de ser tu nuevo jefe no tiene nada que ver con nosotros. Mi amigo Franco Sotini es realmente el dueño de la empresa y quien dirige ese departamento en particular. Por razones de salud me pidió que tomara las riendas.

__ Entonces no metiste cuando dijiste que tienes tu propia compañía de seguridad.

__ No, Ana no te mentí. __ "Por lo menos en esa parte no", piensa Gabriel con amargura __ Para poder ayudar a mi amigo he dejado mi propio negocio en manos de un CEO de mi absoluta confianza.__ pasa una mano por su cabello pero los mechones frontales vuelven a caer sobre su frente __ Franco tiene cáncer en etapa IV, es viudo y tiene un niño de 4 años que actualmente está en manos de su abuela, por obvias razones. Su hermano es quien tiene también una gran cantidad de acciones, pero codicia el poder de ser el dueño absoluto a la muerte de mi amigo, ni siquiera le importa que sea herencia de su sobrino y que lo dejaría sin un centavo en el futuro.

__ Lamento mucho lo de tu amigo __ digo genuinamente reprimiendo la necesidad de apretar su mano.

__ Lo intentamos todo, pero su cuerpo ya no puede más __ su pena me traspasa y me siento una idiota. Todo el tiempo pensé que había mentido.

El golpe en la puerta nos interrumpe, es el servicio de habitación que trae el té que ordené. Lo recibo y vuelvo a la mesa.

__ Ahora siento que he exagerado mucho las cosas, disculpa. __ digo sintiéndome horrible.

__ El que tiene que disculparse soy yo. Debí decírtelo a penas nos conocimos. Ana, perdóname __ "Aun cuando le hice una promesa a mi amigo, esto sale de mi corazón", Gabriel no puede evitar sentirse una mierda por cumplir la voluntad de Franco. En ningún momento sopesó la idea de tener una conexión real con esa mujer.

Bajo la vista hacia mi té, tratando de poner las ideas en orden. Podría haberme evitado todo un día de angustia si tan solo hubiera escuchado. Quizás, inconscientemente, he estado buscando una excusa para terminar con esto y no con mi matrimonio, temo que lo que sentimos no sea real y que a la larga me arrepienta de haberme divorciado de Gonzalo, quien hasta ahora ha sido mí lugar seguro, para lanzarme a vivir una vida que no conozco.

Tímidamente, miro a Gabriel, aún sigue en la misma posición y ha dejado caer la cabeza entre los hombros. Debería acercarme y terminar con esta distancia absurda. Pero no me muevo de mi sitio, aún debemos definir muchas cosas, principalmente el tema del trabajo. Jamás pensé que esta aventura diera estos giros inesperados.

__ ¿Tu marido sabe que estás aquí? __ la pregunta me sobresalta, especialmente por el tono en el que habla, como un reproche.

__ Sabe que me quedo en la ciudad esta noche. Con eso es suficiente.

__ ¿Qué va a pasar con nosotros Ana?

La pregunta del millón... Y espera que yo le dé una respuesta como si fuera tan simple. Intento desviar la atención retrucando.

__ ¿A qué nosotros te refieres específicamente, al "nosotros laboral" o al "nosotros sexual"?

__ Vaya, no sabía que esa era tu percepción de Nosotros. __ la ira vuelve a reflejarse en sus ojos y también la decepción. Mis palabras lo han herido, de hecho, a mí también.

Gabriel se levanta apretando los puños al costado de su cuerpo. Yo, de repente me he quedado muda y sin argumentos. Camina hacia la puerta y sin mirarme dice.

__ Si no quieres trabajar conmigo lo entiendo, mañana encontrarás tu antiguo puesto y podrás hacer de cuenta que este día ni siquiera ha existido... como yo.

Sin esperar respuesta sale de la habitación dejándome con la angustia y la soledad que me merezco. Sus palabras calan profundamente "Podrás hacer de cuenta que este día ni siquiera ha existido... como yo." ¿Eso significa que ha terminado conmigo?

La noche pasa con una lentitud exasperante. Mi vida no era así de complicada unos pocos días atrás donde la mayor preocupación era definir la cena y pagar las cuentas. Todo ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Mi marido me engaña, yo lo engaño a él, y no se trata solamente de lo físico, nuestra relación ha cambiado y venía en decadencia, incluso antes de que intervinieran terceros, no nos amamos, pero somos tan necios que ninguno de los dos ha estado dispuesto a aceptarlo. Ha sido más fácil acostumbrarse a llevar ese tipo de vida conformista que enfrentar nuestros demonios y apostar por la felicidad individual.

Gabriel me hizo abrir los ojos, todo este tiempo he vivido adormecida, sin salir de mi zona de confort, ahora que me he descubierto a mí misma no puedo volver atrás. Con él descubrí que puedo ser mucho más que una mujer insulsa, que puedo ser sensual y audaz, que me siento libre cuando me escucha y puedo ser yo misma, que puedo desear y ser deseada, que todo lo que hay en mí es interesante para alguien. Aún queda mucho por trabajar y conocer de mí misma, pero ese hombre, que se coló en mis sueños como un ladrón para luego materializarse y robarse mis prejuicios y pensamientos, ha abierto una puerta en mi vida que me conduce a la seguridad y felicidad que por tanto tiempo ignoré.

No sentir celos de Gonzalo al verlo con otra mujer también ha sido una revelación. Cuando éramos más jóvenes y hablábamos hipotéticamente de situaciones que podrían arruinar nuestra pareja, la infidelidad encabezaba el ranking y siempre dijimos lo mucho que lastimaríamos al otro con un engaño. Nuestra promesa fue decirnos siempre la verdad, por dura o amarga que fuera, para evitar, justamente, pasar por un dolor mayor. Sin embargo, a la luz de los acontecimientos, me sorprende no sentir nada. Bueno nada, nada no, siento el deseo de que él sea feliz y que dejemos nuestro matrimonio para alcanzar nuestros objetivos personales.

Definitivamente, ha llegado el momento de hablar con mi marido y cumplir, aunque sea en parte, la promesa de decirnos la verdad. Las palabras de Gabriel vuelven a resonar en mi mente "Podrás hacer de cuenta que este día ni siquiera ha existido... como yo." Si él ha terminado conmigo lo lógico sería no abandonar mi matrimonio, no obstante siento que he llegado a un punto de no retorno, con o sin Gabriel en mi vida.