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La Mujer Del Animal

La Mujer Del Animal

Status: Terminada
Genre:Mafia / Dominación / Traiciones y engaños / Reencuentro / Mujer despreciada / Completas
Popularitas:81.7k
Nilai: 4.9
nombre de autor: keisilin garcia

“Primero fue una obsesión... luego, una condena disfrazada de amor.”
Dayana dejó atrás su mundo para perseguir un futuro como estudiante de medicina, sin saber que su destino cambiaría con una sola mirada en un aeropuerto. Suang, un hombre frío, poderoso y marcado por la oscuridad, la quiso solo porque no podía tenerla.
La obligó a ser su esposa, no por amor, sino por capricho.
Pero con el tiempo, algo inesperado comenzó a quebrar su control: el amor. Un amor que llegó demasiado tarde.
Encerrada en una jaula de lujos, Dayana aprenderá que no todos los sentimientos salvan… algunos destruyen.

NovelToon tiene autorización de keisilin garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

#23

Dayana pasó el resto del día con una niebla densa en la mente, como si cada paso que daba la alejara más de la vida que había conocido. Empacó sus cosas mecánicamente, sin pensar demasiado, temiendo que si lo hacía, colapsaría. Sus compañeros intentaron despedirse con abrazos, algunos con lágrimas en los ojos, sin entender realmente lo que pasaba. Solo ella sabía el tipo de oscuridad que se cernía sobre su futuro.

Cuando el sol comenzó a descender, tiñendo el cielo con tonos carmesí, Dayana salió del hospital con su maleta pequeña en la mano. El aire fresco del atardecer no logró disipar el peso que llevaba en el pecho. Un auto negro con vidrios polarizados la esperaba en la entrada. El conductor, vestido de traje, bajó sin decir palabra y le abrió la puerta trasera.

Ella dudó unos segundos antes de entrar, pero finalmente lo hizo.

El interior del auto olía a cuero nuevo y a algo más… una fragancia penetrante, masculina, que la hizo tensarse sin querer. El silencio del viaje solo era interrumpido por el leve zumbido del motor. Dayana no sabía a dónde la llevaban, y el conductor no parecía dispuesto a entablar conversación.

Después de casi una hora, el vehículo se adentró en una zona privada, custodiada por una reja imponente que se abrió automáticamente al detectarlos. La mansión era grande, moderna y elegante, rodeada por un jardín silencioso y pulcro. La oscuridad ya se había asentado del todo cuando el auto se detuvo frente a la entrada.

Suang la esperaba en la puerta. Vestía ropa informal, pero cada prenda parecía elegida para resaltar su presencia dominante. Su mirada se deslizó por ella de arriba abajo con una mezcla de evaluación y satisfacción.

—Bienvenida, Dayana —dijo con una sonrisa leve, que no llegaba a sus ojos—. Esta es tu nueva casa.

Ella lo miró con recelo.

—No entiendo por qué todo esto... ¿por qué yo?

Suang dio un paso hacia ella. No fue amenazante, pero su cercanía tenía un peso extraño, como si el aire entre ellos se volviera más denso.

—Porque me gustas. Porque eres precisa, calmada, cuidadosa. Y porque necesito a alguien así cerca de mí. No es solo un capricho, Dayana —dijo, su voz suave pero cargada de intenciones—. Es una necesidad.

Ella apretó los labios, sin responder. No podía permitirse quebrarse frente a él. No aún.

—Ven —ordenó suavemente, girándose para entrar a la casa.

Dayana lo siguió. El interior era lujoso pero no ostentoso, con detalles orientales y modernos fundiéndose en una estética impecable. La llevaron a una habitación espaciosa, con baño privado y vista al jardín.

—Este será tu espacio —dijo Suang, apoyado en el marco de la puerta—. Puedes decorarlo como gustes. Mañana hablaremos de tus responsabilidades.

Dayana no respondió. Solo asintió con un leve movimiento de cabeza.

Antes de retirarse, Suang la observó unos segundos más.

—Una última cosa —añadió, su tono ahora más bajo, más íntimo—. Aquí estás a salvo… pero también estás bajo mis reglas. No lo olvides.

Y con eso, se fue.

Dayana cerró la puerta y apoyó la espalda contra ella, exhalando profundamente. Sus ojos recorrieron la habitación sin realmente verla. Sabía que lo que comenzaba no era un simple trabajo.

Era el inicio de algo más oscuro, más profundo... y, por alguna razón que aún no comprendía del todo, una parte de ella no podía dejar de temblar de anticipación.

La noche cayó con un silencio espeso. Dayana se sentó en el borde de la cama, sintiendo que su cuerpo ya no le pertenecía del todo. El cuarto era cómodo, casi lujoso, pero no le ofrecía ninguna paz. Cuando por fin se dejó caer sobre las sábanas, cerró los ojos y el cansancio la arrastró como una marea.

Pero el sueño no fue amable.

La habitación de hospital apareció en su mente, esa donde había pasado tantos días al borde de la esperanza. Allí estaba ella… su hermana menor, con su cuerpo frágil, conectado a máquinas, y esa sonrisa tan dulce como ausente. Dayana la veía y no podía moverse, atrapada en una vitrina de cristal que la separaba del pasado. su hermana la miraba y hablaba, pero sus labios no emitían sonido. Solo el movimiento de su boca, lento, repetido.

No me olvides… No me dejes aquí sola.

El grito silencioso de su hermana la desgarró. Dayana golpeaba el vidrio, sollozando, queriendo alcanzarla, abrazarla, decirle que nunca la había abandonado. Pero era inútil. La imagen se desvanecía lentamente, como humo. Y la habitación volvía a estar vacía.

Despertó con el rostro empapado en lágrimas.

El pecho le dolía como si le hubieran arrancado algo. Se sentó en la cama y cubrió su rostro con las manos. El silencio de la mansión era ensordecedor. Afuera, ni un solo sonido. Dentro de ella, el eco de aquel sueño retumbaba con fuerza.

Y entonces se quebró.

Lloró. Como no lo hacía desde el funeral. Como no lo había permitido en años.

Lloró hasta quedarse sin aliento, con los hombros temblando, con los labios mordidos para no gritar. Lloró hasta que la madrugada se convirtió en mañana, hasta que la luz del sol comenzó a colarse por las cortinas.

No se levantó.

No se arregló.

Simplemente permaneció allí, rota entre las sábanas extrañas de una cama ajena, abrazando su propio cuerpo como si eso pudiera protegerla de todo lo que la había alcanzado. El duelo, el miedo, la confusión.

Cuando la puerta se abrió más tarde, y una asistente entró a dejarle ropa limpia y desayuno, Dayana no se movió. Solo alcanzó a decir con voz ronca:

—Díganle que hoy no quiero verlo.

Y la mujer, al ver su rostro, no preguntó nada. Solo asintió en silencio y se marchó.

Dayana volvió a cerrar los ojos. No dormía, pero tampoco estaba despierta del todo. Solo existía, en ese lugar intermedio donde habitan el dolor y los recuerdos.

Porque antes de que todo se complicara, antes de Suang, antes del miedo… lo que había era su hermana.

Y esa herida aún sangraba.

1
Ana Patricia Lopez Lopez
me encantó, aunque el final estuvo muy triste 😢 llore cuando se suicidio Dayana y suang, es la historia más triste que e leído, me duele saber que un amor, puede llegar a obsesionar a una persona, que es capaz de seguirla, hasta la muerte 😢.
Oly Aguilar
Estuvo interesante y linda aunque muy triste.
Iris
solo se valora algo cuando ya lo has perdido😢
Iris
Hay no yo también lo siento 😢💔 y duele
Iris
eso mi reina, que nadie dude de tu corona
Iris
La escena comienza ellos dos en un café por la mañana, supongo estuvieron todo el día juntos para agradecer una noche especial
Enna Coromoto Gil
No puedo criticarla porque ya la escritora había advertido que era cruel, fue muy buena, pero muy cruel, no volveré a leer nada parecido, lloré hasta que la cabeza me dolió
Iris
Se metió a la boca del lobo por voluntad propia, digo si sientes peligro es porque definitivamente es algo peligroso 🤦
Iris
La curiosidad mató al gato 🐱
Dolores Hernández
excelente historia de amor pero un amor doloroso un amor que duele y que mata con ese desgarrador final convirtiéndolo en una tragedia de amor trascendiendo hasta el más allá locura o obsesión que se yo solo se que los llevo a tomar la peor desición en nombre del amor 😭😭😭😭😭
Dolores Hernández
hay que bueno que me equivoqué por un momento creí que Alejandro llevo a Dayana a ese club para venderla que alivio en serio
Dolores Hernández
es una trampa no se porque pero Alejandro me da mala espina es un enganchador de turistas para secuestrarlas jajajaja no se porque me imagino eso pero no me gusta Alejandro para nada me da desconfianza ojalá y me equivoqué y no secuestre a Dayana
Dolores Hernández
bueno asta ahora todo va bien con el niño pero porque duele su cabeza y se siente débil cansado el niño podría tener una tumoración en la cabeza pues es muy raro esto que estás sintiendo en el plano médico algo está pasando ojalá y no sea algo malo y sies así ojalá Dayana pueda ayudarlo
Enna Coromoto Gil
Solo espero que no termine enamorada de esa escoria
Solianny G. Larez
felicidades excelente historia algo diferente pero muy triste pensé q serian muy feliz con su beba ya q el con todo su pasado doloroso se merecía ser feliz y ella despues de haber pasado tantas cosas malas tambien se lo merecía pero como dicen lo q empieza mal termina mal 💔 pero quede impresionada con esta leyenda .. Gracias x compartirla .. suerte en las próximas 🙏🫂
Solianny G. Larez
pense q la verdad seria un sueño q tristeza es fuerte esta historia
Elizabeth Esquivel
es una historia que transmite los sentimientos
Maria Guadalupe Soto suares
lloré con esta historia 😭
Alicia Ruiz
muy buena historia desde principio a fin
Lucia genaro
una hermosa historia . la ame me gustaria q otra con un final feliz para ellos q todo lo q vivieron alla sido un sueño se suand y tener el final feliz justo a daianna y su hija
Lucia genaro: la voy a volver a leer porq es hermosa la historia . me gustaria una seguna oportunidad para ellos que. sean felices esta ves
Lucia genaro: la voy a volver a leer porq es hermosa la historia . me gustaria una seguna oportunidad para ellos que. sean felices esta ves
total 2 replies
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