Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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23
—Dimitrei, solo estaba siendo cortés. ¿Querías que lo rechazara por saludarme? —respondió Thailor, su voz suave pero firme, mientras mantenía la mirada en el imponente alfa frente a él. Sabía que cualquier señal de desafío en ese momento solo avivaría la tormenta que se estaba gestando en la expresión de Dimitrei.
El rostro de Dimitrei permaneció imperturbable, aunque sus ojos azules brillaban con una mezcla de enojo y algo más profundo. Dio un paso hacia Thailor, cerrando el espacio entre ambos.
—¿Por qué sonreíste? —su tono era gélido, cada palabra cargada de reproche—. ¿Eres tan ingenuo, Thailor? Ese hombre está interesado en ti, y no deberías devolverle la sonrisa.
La sala parecía encogerse bajo el peso de sus palabras, creando una atmósfera sofocante. Thailor respiró hondo, sintiendo cómo su pecho se tensaba con la acusación que le parecía completamente infundada. ¿Cómo una sonrisa, un simple gesto educado, podía desencadenar tal reacción?
—Solo estaba siendo educado, Dimi. Fue una sonrisa normal, ni siquiera hablé con él —replicó Thailor con calma, aunque su voz cargaba un leve toque de frustración que apenas conseguía contener. Su mirada, sin embargo, permanecía tranquila, buscando algún rastro de razón en los ojos de Dimitrei.
Pero Dimitrei no era alguien que se convenciera con facilidad. Dio otro paso hacia Thailor, deteniéndose tan cerca que podía percibir el sutil aroma a colonia que desprendía el alfa mayor. Su presencia, siempre imponente, ahora parecía abrumadora.
—Tu amabilidad puede llevarlo a pensar lo incorrecto, Thailor —su voz resonaba con firmeza, como si quisiera dejar en claro que su posición era la única que importaba.
Para Dimitrei, no se trataba de la sonrisa en sí. En su mente, Bradley, un alfa bien conocido por su carisma y astucia, llevaba tiempo fijándose en Thailor, aguardando cualquier oportunidad para acercarse. Y la idea de que su pareja contractual, el omega reservado y brillante que él había tomado bajo su protección, pudiera ser objeto de esos avances lo llenaba de celos, aunque no lo admitiera.
Thailor lo sabía. Sabía que Bradley era encantador y que, para Dimitrei, incluso el más mínimo intercambio podría considerarse una amenaza para su orgullo. Pero, a pesar de entenderlo, no podía evitar sentir que Dimitrei estaba exagerando.
El rostro de Dimitrei seguía tenso, sus labios formando una fina línea, aunque sus ojos traicionaban un rastro de arrepentimiento por la intensidad de sus palabras. Aún de pie, Dimitrei mantenía su mirada fija en Thailor, su pecho subiendo y bajando lentamente mientras controlaba el furor que lo invadía.
Finalmente, el silencio entre ambos se hizo insostenible, tan pesado que parecía llenar la habitación. Thailor fue el primero en romperlo, cediendo con un suspiro que apenas fue audible.
—Lo siento —murmuró Thailor, manteniendo la vista baja mientras sus dedos jugueteaban nerviosamente con el borde de su chaqueta—. No debería haberle sonreído.
Dimitrei dio un leve asentimiento, aún con sus ojos clavados en Thailor. Por un momento, su expresión se suavizó, pero su postura seguía firme, inquebrantable.
—Me alegra que reconozcas tu error —dijo con una frialdad que parecía innecesaria—. La próxima vez, ten más cuidado. Eres mi pareja, Thailor, y no soy cualquier persona. Así que cuida tu comportamiento, incluso si quieres ser cortés con alguien. Hazlo solo cuando estés conmigo, no cuando estés solo.
Las palabras de Dimitrei cayeron como una sentencia, y Thailor, aún sorprendido por lo lejos que había llegado el enojo de Dimitrei, asintió lentamente, intentando comprender el nivel de control que su compañero necesitaba mantener.
'¿Acaso está celoso?' pensó Thailor para sí mismo, aunque rápidamente desechó la idea. 'No, no puede ser. Solo está enfadado porque rompí nuestro acuerdo.'
El momento se desvaneció cuando Dimitrei se apartó ligeramente, volviendo a tomar control de la situación.
—Puedes retirarte. En dos días iremos a Rusia, así que termina tu trabajo antes de que partamos —añadió Dimitrei, en un tono que no dejaba lugar a discusión.
—De acuerdo —respondió Thailor con un tono neutro, dándose la vuelta para salir de la oficina. Dimitrei lo observó mientras se alejaba, su expresión impenetrable, aunque su mirada no dejó a Thailor hasta que desapareció tras la puerta.
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Thailor soltó un profundo suspiro en cuanto cruzó la puerta de la oficina. Sentía aún el peso de la confrontación, la ira apenas controlada de Dimitrei vibrando en el aire, como un eco que seguía martillando en su mente.
Sabía que no había hecho nada malo, pero ahora estaba más consciente de los límites impuestos por Dimitrei. 'Esto no volverá a suceder', se dijo a sí mismo, decidido a evitar más conflictos en el futuro.
Mientras caminaba por el pasillo, aún sintiendo su corazón acelerado por la confrontación, se encontró con Tony esperándolo cerca de su oficina. El asistente, con su rostro siempre sereno, parecía algo incómodo.
—¿Cómo te fue? ¿Estás bien? —preguntó Tony con voz preocupada. Luego, bajó la mirada—. Lo siento, pero tenía que decirle lo que vi. Es mi trabajo, y me metería en problemas si no lo hubiera informado.
Thailor sonrió suavemente, queriendo tranquilizarlo.
—Lo entiendo, Tony. No te preocupes. Al menos ahora sé que a Dimitrei no le gustan esas cosas. No volverá a pasar —respondió, su tono relajado, aunque por dentro seguía sintiendo el nudo de tensión.
Tony, visiblemente aliviado, asintió con una leve sonrisa antes de cambiar de tema de manera inesperada.
—Oh, por cierto, mañana es el cumpleaños del señor Dimitrei. ¿Lo sabías? —preguntó Tony, inclinando la cabeza ligeramente.
Thailor parpadeó, sorprendido por la noticia.
—¿En serio? No tenía idea. Parece que no todos tienen acceso a esa información —respondió, claramente intrigado.
—Así es. No todo el mundo lo sabe. Pero creo que deberías darle una sorpresa, quizá eso lo ponga de mejor humor —sugirió Tony con una sonrisa más amplia, como si le estuviera dando una clave secreta.
Thailor asintió, reflexionando sobre la idea.
—Tienes razón. Le prepararé una sorpresa. Gracias, Tony —dijo antes de seguir su camino hacia su oficina, una ligera sonrisa curvando sus labios mientras su mente comenzaba a trabajar en posibles ideas para sorprender a Dimitrei.
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...Tony...