Muñecas De Porcelana

— ¿Señora Lilith hoy es el día cierto?— Preguntó Alicia mi maquillista.

— Así es— Dije mirando la lluvia por la ventana.

— Desde su acento a su manera de caminar ha cambiado — Dijo Alicia .

—  Gracias a ti mi venganza se está adelantando— Dije mientras recordaba lo que había perdido por estar ahí.

Mire el reloj, sus manecillas marcaban las 8:00 en punto, era la hora perfecta de comenzar la cacería. Había contratado a  alguien para que siguiera a Richard, había memorizado cada cosa que solía hacer. Está noche iría a ese Bar " La Noria'' como acostumbraba hacer.

Así que con mi vestido negro, mis zapatillas rojas me dirigí a ese Bar, sabiendo que debía cuidar hasta el mínimo detalle para concretar mi venganza de manera perfecta.

Al llegar a "La Noria'', me sente en el lugar más visible de la sala, era imposible no verme. Pedí bebidas sin alcohol, esperando que llegara hacia mí Richard.

— ¿Que hace tan bella dama en un lugar como este?— Dijo una voz detrás de mí.

Esa voz era la mismisima voz de Richard, así que voltee a verlo con una leve sonrisa.

— La vida me ha llevado a este sitio— Respondí sonando melancólica.

Él se sentó a mi lado, era imposible negar su atractivo aún odiandolo tanto.

— ¿Y tú por qué estás aquí?— Le pregunté.

— El destino me ha guiado hacia aquí— respondió tomando mi mano.

Sonríe aceptando sus coqueteos,  sabiendo que sus palabras eran mentiras, él al igual que yo estaba de cacería, buscando su próxima víctima.

— Brindemos por qué nuestros destinos se han cruzado — Dije tomando una copa y estrechandola con la copa de Richard.

— Brindemos por ello— Dijo Richard con una sonrisa realmente aterradora.

Converzamos un rato, yo sabía que el estaba encantado con la personalidad que le mostraba pero había algo más que debía hacer para que fuera cazado por su antigua víctima.

— Debo irme— Dije de repente.

— Antes de irte dame tu número, no quiero esperar a que el destino nos una de nuevo—.

Le di mi número sabiendo que aún que no se lo diera me seguiría. Deje caer de mi bolso una nota de suicidio, así el la leería antes de intentar entregarmela.

La carta decía así :

" El último día de mi vida quiero verme hermosa, y así no noten la intensa lucha que llevo perdiendo contra mis demonios.

He pedido a gritos ser salvada, pero no han escuchado mis lamentos quizás por qué no grite lo suficientemente alto.

He dejado de llorar porque al fin veo la salida en este tormentoso infierno, este último día sólo sonreíre.

Atentamente: Lilith Jones".

Me marche de "La Noria'', y caminé despacio entre las calles esperando que en cualquier momento Richard llegará a mí.

Subí hasta el más alto del edificio sabiendo que él iría detrás de mi.

Aún que había una probabilidad de morir y que en mis ojos reflejarán la venganza en vez de el deseo inmenso de morir, debía arriesgar para poder ganar.

Al estar sobre la azotea de. ese enorme edificio sentía la brisa moviendo mi cabello y erizando mi piel.

Sabía que obsesionar a un psicópata era realmente peligroso, pero aún así debía pagar uno a uno sus pecados, como el haber enamorado a mi hermana y contemplarla como mí reemplazó.

Me puse en el bordo quitándome mis zapatillas rojas y mí bolso dejándolos a un lado de mí. Mire a través del espejo en mi bolso y en el ví el reflejo de mi mayor enemigo. Cerré los ojos y puse mis pies en el bordo.

— ¡No te arrojes!— Grito Richard corriendo hacia mí y jalandome hacia él.

— ¡Déjame morir!— Grite desesperada y quitándome sus manos de encima.

—¡No lo haré!— Dijo Richard abrazándome con todas sus fuerzas.

— Tú no sabes lo mucho que lo intenté — Dije derramando lágrimas para una actuación perfecta.

— Aún así morir no soluciona nada — Dijo Richard sacando mis lágrimas falsas..

Salvarme sería su fin.

— No me perdonaria el hecho de perder a otra persona más en mi vida— Dijo Richard.

Yo sabía que el no había perdido a nadie, él había asesinado a todos. Me acerque a el y lo abrace, sentí sus latidos, era sorprendente como un mounstro como el  tenía corazón.

Sus ojos comenzaron a tener esa mirada tenebrosa, como si fuese a engullir mi alma, me beso sin siquiera preguntar mi opinión.

— ¡Richard!— Grite tratando de que se calmara.

Al decir su nombre sus ojos volvieron a tener aquel brillo que había tenido de pequeños

— Perdón — Respondío — Supongo que me deje llevar.

Lo mire confundida, a juzgar por como actuaba parecía no ser ese terrible mounstro.

— No importa — Respondí acercandome a él.

Richard se alejo de mi unos cuántos metros y comenzo a llorar desconsolado, balbuceaba mi nombre anterior.

— Kendall, perdón —.

Continuaráaaa.