Un Bebé Para Mi Jefa

- Lo lamento, ¿quemó?

- Tranquilo Hamilton, no alcanzo a tocar la piel.

- Lo siento, realmente siento esto y…

- Una cena, si lo lamentas, cena conmigo Hamilton

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- Ahg… esto no me gusta- la camisa bordo cayó sobre la cama y otra vez James estaba a medio vestir frente al espejo.

Sus musculosos brazos se marcaban con cada movimiento y la luz de la lámpara iluminaba el radiante six pack que se contraía cada que volteaba en busca de una nueva.

Era una linda tablita de chocolate, de esas que llaman a mordisquear.

El pobre respiró profundo varias veces, estaba de los pelos, sus ojos verdes veían su lamentable imagen y gotitas de sudor volvían aparecer en su frente.

Afuera la noche era fría, pero él sentía que se prendía fuego y todo gracias a aquella invitación.

Kelay pidió una cena a cambio de la disculpa, si, su odiosa jefa, la mujer que lo hace temblar y no justamente de miedo, lo había acorralado una vez más.

- ¿Qué pasa Hamilton, me tienes miedo? solo quiero una cita, nada mas- esa frase seguía dando vueltas en su cabeza, y sus dedos temblaban intentando acertar el botón en el ojal de la camisa verde aceituna.

- Una cita, es una cita- repitió acomodando la camisa dentro de los pantalones negros de vestir.

-Respira- se ordenó pasando las manos sobre la suave tela y mordió los labios como un adolescente hormonado

- Ya cálmate es tu jefa de seguro quiere molestarte- rio nerviosos frente al espejo buscando un poquito de confianza. - Si me queda bien\, se movió de un lado a otro orgulloso de su aspecto.

El verde te sienta Hamilton- la voz sensual parecía susurrarle al oído.

- No es por ella, - dijo en voz alta tratando de convencerse- a mí me gusta el verde.

El teléfono sonó y el moreno rebusco entre toda la ropa, que minutos antes arrojó sobre la cama.

-Aquí estas- cuando lo encontró, sus relucientes dientes aparecieron en una sonrisa al ver quien llamaba.

📱📱-HERMANITOOOO-

James cerró los ojos y dejo el celular sobre el escritorio improvisado de su cuarto, para seguir arreglándose.

-No grites, y aleja tu carota de la pantalla- la risa ronca hizo reír a Denisse que alejo su rostro y sentó en el sillón de mimbre del patio

- Pero mira nada más, que guapote, ¿a dónde vas hermoso? - el alivio invadió el cuerpo de la morenita simpática. Toda la familia estaba al tanto de la boda de Marina.

- Salgo no seas curiosas, ¿Qué dices? Con corbata o sin- movía la prenda acercándola y alejándola de su cuello.

- Depende- Denisse se ubicó en posición de indio y torció la boca pensado, mientras su dedito índice daba golpecitos en su barbilla.

- ¿Depende de qué? - estaba realmente preocupado por la cita y cualquier opinión le vendría bien.

Denisse se aguantó las ganas de reír, con esa actitud interpreto que la persona era importante.

- Si es una reunión o una cita porque si…

- Una cita- soltó nervioso y quiso golpearse la boca cuando escucho la risita burlona de su hermana.

- Mmm, dime como se llama la mujer que tiene tan chulo- arrugo la naricita y fingió unas garritas haciéndolo reir.

- Estas locas, ¿entonces sin? - arrojo la corbata y comenzó a arreglar su cabello rizado con gel.

- Vamos dímelo y deja el gel parece que una babosa paso por ahí.- señalo la pantalla como si lo pudiera tocar.

- ¿Exageré?, mierda- las manos quedaron sobre el cabello renegrido y la risa del otro lado provocó que viera al teléfono y sacara la lengua

- Wow, que maduro, y no voy a decírtelo hasta que me diga quien es- devolvió el gesto divertida

- Kelay- murmuró y la morena frunció el ceño

- ¿Quién? - insistió acercándose al teléfono, quería molestarlo.

- Kelay mi…

- -Siii, ya sabía, ya sabía- Denisse movía sus hombritos emocionadas- por esos estas tan nervioso, te gusta- el dedo índice acusatorio dio en la pantalla varias veces.

- QUE, NO, CLARO QUE No- aclaro la garganta, solo debía disculparme, arroje café en su ropa-

Denis sonrió de costado- si como no, en fin, me alegra verte bien.

James detuvo el peine y fijo la vista al teléfono- sabias que llamabas para ver si no me cortaba las venas con una cuchara-

-Hey me preocupe, no entiendo porque esa….- apretó los labios con ira contenida- envió una invitación, ¿qué gana?.

-Cuando terminamos, me pidió ser amigos y supongo que es manera de demostrarme puedo seguir con su vida, la verdad no sé.

- Ja, tú el amigo después de lo que te hizo con su amigo- movió dos deditos simulando comillas- No vamos a ir, fue un golpe bajo enviarte la invitación.

Las mejillas se pusieron rosadas y las arruguitas producto de juntar las cejas por el enojo, la hacían ver más dulce.

- Tú solo buscabas algo mejor\, no solo para ti\, sino para ambos\, y ella no lo valoro\, - la morena respiró profundo

James rio viendo a su hermana con ternura- Hey relájate, ya esta

- Pero es que… ay, la detesto, no hacía nada aquí, si te extrañaba podía ir contigo, pero no se quedó con el imbécil de Brian.

- -Hey basta- hablo calmo- ya no importa, preciosa- hablo calmo mírame voy a salir, con una mujer un tanto odiosa, no estoy llorando.  – dijo entre risas tratando de ponerle humor al momento

- No sé cómo puedes estar tan calmo, después de lo que sufriste, te esforzarte para ser buen hijo y hermano y sé que diste todo por ella, si te amaba como pudo dejarte solo cuando la necesitabas.

James recordó las palabras de Kelay, no fueron tan dulces, pero tenían el mismo significado.

- Denisse- la llamo con el claro mensaje de dar por terminado el tema

- -Ya se- dijo desinflo las mejillas, pero sus ojitos claros se abrieron con espanto- pero que estamos haciendo no deberías ir a tu cita-

- -Carajo Kelay-📱📱📱

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Todo estaba listo, la reservación en el restaurant, el outfit, el maquillaje y sobre todo el plan.

Para Kelay esa noche marcaría un antes y un después. Comprendió que no tuvo la oportunidad de elegir a su familia, tampoco fue culpable de las circunstancias que la llevaron a ser la mujer que es hoy. Pero de algo estaba segura, ella amaría con locura a ese bebé, que gestaría por cuarenta semanas, le daría protección, confianza, y sobre amor ese que estaba dispuestas a conocer.

El único tipo de amor en el que podía confiar, ese puro y genuino, ese vínculo que solo dependería de ella y sin las inseguridades de salir nuevamente lastimaba.

-Este, si este me gusta- eligió entre los maquillajes, un rubor color rosa y dejo que la brocha se deslizará con delicadeza cerca de sus pómulos.

Decir que estaba hermosa era poco, realmente se había esmerado y aunque quisiera pensar que solo era una cita de trabajo, algo muy en fondo la hacía sentir diferente.

Una vez de terminar los retoques del maquillaje busco el perfume Channel y dejo que la bruma exquisita cayera sobre su piel.

-Pero mira que hermosas esta- Irina ingreso al cuarto dando golpecitos con sus manos y la rubia negó al verla tan emocionada

- Se puede saber a dónde vas tan arregladita.

Kelay dejo el perfume sobre el tocador y giro para ver a la dulce mujer que muy relajada se sentó en el borde de la enorme cama King

Fue imposible para Irina no emocionarse, la abogada estaba hermosa pero se podía percibir un toquecito de alegría en su bello rostro.

La rubia estaba esplendida, lucía un vestido negro mangas largas y escote en V pronunciado. Sus piernas marcadas por el arduo entrenamiento, lucían preciosas y estilizadas gracias a los tacones en color cobre.

-Tengo una cita, y debo verme bien, hoy es una noche importante- explicó ajustado la pulsera en su mano izquierda

-¿Y quién es el afortunado? Porque desde que terminaste con el señor Luca no te he visto salir. - la curiosidad iba en aumento, a Irina le gustaba ver a la rubia haciendo algo más que trabajar y pelear con el mercenario como ella había apodado a León.

-No seas curiosa, ahora debo irme- giro bruscamente en busca de su pequeño bolso y el perfume rodo por la superficie hasta estrellarse junto a sus pies

El sonido del vidrio partiéndose en mil pedazos, provocó que las pupilas se dilataran y las imágenes llegaron como una oleada.

-Aléjate –  la adolescente dio varios hacia atrás, viendo como esa mirada oscura la consumía con lujuria

- Sera mejor que lo dejes\, gatita\, ese noviecito solo quiere llevarte a la cama\, y no lo voy a permitir- la mano se extendió en busca de la piel suave de la mejilla.

-Eso es mentira Ivo me quiere, él dijo que me ama- grito nerviosa viendo hacia donde correr.

La risa gutural erizo cada bello sobre la joven piel -No Dash, nadie te quiere, ni siquiera tu padre, solo yo puedo darte lo quieres. - y la distancia se acorto.

-No me toques, no por favor – el dolor en la garganta al sentir la presión incontrolable de unas manos le robaban el aire y sus ojos grises divisaron a los lejos una mujer que solo veía.

De pronto una nueva imagen, como si de una película se tratara, apareció nítida, y la sensación de dolor se sintió como aquella vez, su corazón parecía comprimirse y otra vez los sueños vividos la hacían flaquear.

-Yo no fui, papa, porque no me crees, ella miente, dile, dile que fuiste tú, dile lo que hizo Mika , vamos ya no mientas- señalo a la mujer que veía desde la puerta de un cuarto que no lograba divisar.

-Dash, entiendo que estes celosa, pero destruiste algo valioso, para Fedora es horrible que te comportes así y pretendes culpar a Mikhail, estas castigada. - la mirada cargada de decepción era como agujas incrustándose.

-¿Porque no me crees?, eres mi padre, es que ya no me quieres- los ojos grises se cubrieron de lágrimas y la necesidad de sentir un abrazo que nunca llegó se volvía doloroso

-Ya basta, no vas a manipularme, últimamente te has puesto rebelde, tú no eres así, de seguro es por el muchachito que viene a verte, tu hermano nos advirtió- la vos masculina fue más dura

- Él no es mi hermano- grito señalando al muchacho siete años mayor-Es mentira\, Ivo es bueno… ¿porque me odias papá?- el nudo en la garganta no dejaba el aire pasar.

-Princesa yo…

-Ay amor, déjala es una adolescente, ven salgamos a cenar creo que necesita tiempo para recapacitar. - la falsa ternura de la mujer que sínicamente se acercó, solo verla a los ojos y mostrarle lo insignificante que era frente a ella.

-Te quedaras con Mikhail, y espero te comportes- la sentencia fue dictada y no importaba la inocencia .

-No quiero, él siempre…- el miedo se apoderó del delgado cuerpecito, agitándola como una hoja en la tormenta

-¡¡Ya basta!!-  el grito la empujo a llorar sin consuelo- solo compórtate

-Te odio, desearía que mamá estuviera aquí.

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-Kelay, cariño, estas bien Kelay- Irina sostenía el rostro de la rubia tratando de sacarla del trance, mientras esta veía los restos del delicado frasco

La imagen de aquella colonia en el piso años atrás, la risa maliciosa de Fedora arrojándola, asegurando que nadie le creería… Cada imagen volvía a ella con fuerza amenazando con desbaratar esa falsa pared que había creado

-Yo, yo…no fui- balbuceo agitada.

-Mírame, estas aquí- la mujer sintió el miedo, al verla así,- fue un accidente cariño, por favor mírame- los ojos celestes se cargaron de lágrimas,  y la mirada grisácea conecto con ella.

Kelay reconoció el rostro de Irina y el lugar donde estaba. Poco a poco su respiración se normalizó y busco concentrarse esa noche, nada mas

-Tranquilas, estoy bien- fingió calma, ese día era importante y no iba a permitir que sus demonios lo arruinaran- no fue nada, solo me sorprendió- acomodó su larga melena, que tenía unas bellas ondas al final

-Kelay, creo que deberías quedarte, estas temblando- la tomó de las manos con fuerza intentando convencerla

- Irina\, es que tengo frio\, al parecer el otoño llego con ganas- curvo sus labios tensa- Tomare mi abrigo\, tu ve a dormir\, estere bien-  dejo un beso en la frente antes de marcharse\, era la única demostración de cariño que podía darle a esa mujer que había dejado su vida de lado para cuidarla.

La rubia abandono la casa, bajo la mirada atenta de la mujer, que espero que el auto atravesara los enormes portones y llamo ansiosa a la única persona que entendería lo que estaba pasando.

-Irina que sucede- la voz ronca atravesó la línea, llenado de calma a la mujer que respiro profundo.

-Señor Davis, que pena por la hora, pero Da.. Kelay -corrigió- no está bien, creo que sus episodios… que…- no podía hilar las palabras, por la angustia contenida.

-Cálmate, ambos sabíamos que esto podía suceder, el medico nos advirtió, creo que el caso de Ferrer fue el detonante, hablare con Olga tratare que retome las sesiones con William, es hora que enfrente el pasado para sanar.

Irina apretó los labios angustiada y dejó salir un entrecortado, sí.

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