¿Qué harías si un día descubres que tu amada hija de seis años es maltratada por todas las personas responsables de cuidarla?
¿cómo te vengarías?
¿valdría la pena dejarlos seguir respirando?
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¡No soy tu paciente!
Capítulo 23
No soy tu paciente
Abril estaba atónita, ella quiso preguntarle algo y el solo le sonrío “¡tonta!, ¿crees que si no pudiera defenderme la señora me hubiera permitido proteger a la pequeña?” Abril solo asintió con la cabeza aun en shock pero luego vio otro de los matones caminando por uno de los pasillos rodando un bote de basura vestido de personal de limpieza, Juan le pidió que se quitara la máscara y lo atrajera corriendo hasta las escaleras, ella asintió, se paró delante del hombre, fingió asombro y corrió rumbo a las escaleras, allí Juan se encargó de fracturar casi todos sus huesos al igual que con el otro y subieron juntos al consultorio del doctor, que había quedado protegido por los escoltas.
Cuando entraron, la niña seguía pintando y el doctor seguía observándola, ella al ver a Abril frunció los labios en un puchero, el doctor Franco, en este momento estudiando las expresiones de la niña noto su descontento y le pregunto “¿estas enojada Fiorella?” la pequeña asintió con la cabeza, mirando unos segundos a la mujer que acababa de entrar con su papá Juan, el doctor, sin perderse ninguna expresión de la pequeña, volvió a preguntar “¿Por qué?” la niña soltó los pinceles rápidamente y dijo: “¡ ya no me gusta Abril, ya no es mi amiga, le dijo cosas feas a mi papá Juan!”
Dijo esto, tomo sus pinceles y continuo pintando sin volver a mover la cabeza de su lugar, el doctor sonrío, cuando le iba a pedir a la mujer que saliera, Abril inmediatamente se arrodillo frente a Juan, “tienes razón pequeña princesa... papá Juan, espero que me puedas perdonar por las tonterías que dije esta mañana, realmente no eres un extraño, eres a parte del señor Carlos quien mas ama a la pequeña” Juan y el doctor quedaron atónitos por el acto de la mujer, pero Juan reacciono rápidamente “levántate tonta, que haces allí en el suelo” la mujer obstinada, negó con la cabeza, y lo miro con sus ojos claros “Juan, soy una estúpida, estaba celosa de el amor de la niña por ti, anoche ella durmió conmigo, pero toda la noche estuvo sollozando por su papá Juan pidiendo que no la abandonaras, no pude ver que tu realmente nunca la has abandonado, no me levantare hasta que me disculpes” Juan negó con la cabeza, pero una vocecita chiquita y hermosa llego desde atrás, “esta bien Abril, levántate, papá y yo te perdonamos, pero si lo vuelves a hacer ya no te perdonaremos y no te vamos a querer” Abril en ese momento se levantó y fue directamente hacia la niña, la abrazo y le dio un beso en las mejillas “eres la bebé más dulce que conozco” la niña se soltó y sin decir una palabra siguió en sus ocupaciones, ¡este amigo es muy exigente, debe terminar rápido!
Se escucharon unos ruidos provenientes del pasillo... El doctor Sevilla entendió lo que ocurría, pero en ningún momento se puso nervioso, Juan sonrío con algo de malicia en sus labios, miro al doctor y dijo: “Ya vuelvo” el doctor asintió y lo vio salir del consultorio.
Solo en minutos cesaron los ruidos y Juan entro sin tener ni siquiera un cabello desordenado.
El doctor sonrío ampliamente y se dirigió al lugar donde se encontraba la niña, ya un poco cansada de pintar toda la mañana, “esta quedando hermoso, cuando termines ese dibujo podemos ir a comer algo rico” la niña asintió sin quitar sus ojitos del lienzo y realmente era una aterradora pintura, para ser una niña de 6 años, Fiorella pintaba muy bien, se podría decir que era un artista del óleo si no vieran quien estaba pintando.
Pasaron unos minutos, Juan salió a verificar el pasillo y ya no quedaba ningún rastro de lo ocurrido anteriormente en ese lugar, se abrió la puerta del ascensor y de el salió uno de los secretarios del asistente David con un carrito de comida, era mucha comida, Juan asintió hacia el y tomo el carrito.
No dejo que el secretario entrara en el consultorio.
Cuando Juan entro con la comida, a Fiorella le brillaron los ojos, miro expectante al doctor y este con una sonrisa asintió “está bien, come primero y después terminas” la niña corrió y brinco directamente a los brazos de Juan “papá Juan, tu comes conmigo” el hombre asintió y la tomo en brazos para llevarla a lavarse las manos, esta vez Abril solo observaba a la pareja de un adulto y una niña con una ligera sonrisa, su expresión fue vista por el doctor Sevilla y seriamente le pregunto “¿estas casada?” ella, lo miro sin retirar su sonrisa y respondió secamente “No”, el continuo “ ¿tienes hijos?” ella, sin cambio en su expresión volvió a responder, “no”, el doctor asintió, luego pareció pensar en algo “ ¿quieres tener hijos?”, la sonrisa en el rostro de Abril se congelo en su rostro, ella lo miro y le dijo seriamente “yo no soy tu paciente, no puedes analizarme” el hombre asintió y levanto sus manos en señal de rendición, “lo siento, no quería analizarte… Eres tan hermosa y puedo ver que te gustan los niños, tampoco soy un chiquillo y por eso intente conocerte mejor, nunca te quise ofender, espero no crear un malentendido” estas palabras hicieron sonrojar a Abril, además de dejarla sin palabras.
Ella no quiso mirar mas a este hombre, así que con la confianza de que Juan y los escoltas aseguraron el hospital, ella se apresuro a la sala Vip, era como un gran departamento, así que podía descansar un rato allí, pues tenía una habitación propia.
Al regresar Juan y la niña, notaron la ausencia de Abril, pero ninguno pregunto. El doctor quiso salir para darles espacio, pero la pequeña negó con la cabeza “tu comes conmigo” el hombre de la amplia sonrisa, asintió y se sentó junto a la niña, Juan coloco los platos y finalmente pregunto “ ¿Dónde esta Abril?” el hombre encogió los hombros y respondió “estábamos conversando y se fue” Juan, asintió y comenzó a servirle comida a Fiorella según sus gustos que el conocía bien, en cambio la niña en brazos de Juan, lo miro, puso su manita sobre su delgada mano y le dijo “papá Juan, llámala, Abril también comera conmigo”, Juan asintió a la niña ¿Cómo podría negarse? Después del tercer tono, la mujer respondió “¿dime?” “La niña quiere comer contigo, ¿Por qué siempre huyes?” ante estas palabras, la mujer se mordió el labio inferior y respondió “ok, voy para allá”, sus palabras fueron escuchadas por el doctor Sevilla, pero el continuo concentrado en Fiorella, pensando en lo realmente aterradores, pero hermosos que eran sus dibujos.