Me Enamoré De Tu Amor

Después de que la línea se cerro no podía saber que había ocurrido con mis padres pero sentí unos brazos a mi alrededor y una voz diciendo que todo estaría bien porque seguía con vida y eso es lo que el más detesta en estos instantes.

No podía decir nada,las lágrimas solo brotaban y no cesaban, pero podía sentir como las emociones me invadían y sabía que la magia brusca se desencadenaria en cualquier momento, gente que no había hecho nada saldría lastimada.

-Yo te protejo, solo dejala salir. -La magia brotaba sin parar, mi voz se apagaba con cada grito y mi espalda empezaba a arder, podía sentir como quemaba pero mi alma era la verdadera hoguera que Rhett había encendido y solo se apagaria derrotando lo. Un escudo impedía que la magia saliera disparada en todas las direcciones posibles así que está solo marcaría la linea donde quedaba el escudo.

-Tienes mucha magia brusca acumulada pero la que has liberado está bien para que ella no te consuma a ti. -Aiden me tendía su mano fría por el viento que anunciaba una gran tormenta, eso quería decir que la lluvia estaba por terminar en mi casa. Estaba de pie, atemorizada pero igual de inquieta e inestable en todos los sentidos.

-Debemos regresar, mis padres están enfrentando a Rhett solos. Los caballeros no podrán hacerle frente y el, el...- El cadáver de la reina ciega aún podía verlo como si siguiera en mi jardín y su cabeza de lado no dejaba de brotar sangre.

-Rhett los puede usar como señuelo si vuelves en este instante y podría terminar no solo con tus padres si no también contigo y tu nación. Porfavor espera, llevemos nuestro plan inicial a cabo y recuperaremos todo lo que te pertenece mi princesa. -Poso mi rostro sobre su pecho suavemente y sus brazos cubrían mi cuerpo tembloroso. Los latidos de su corazón me calmaron y empezaba a pensar mejor las cosas.

Aiden me dirigió hasta la habitación que había ocupado una semana atrás y dentro ya me estaban esperando las doncellas que me ayudarían a ponerme presentable como debe verse una novia. Era de mangas 3/4 con una amplia falda y otra encima descubriendo la parte de enmedio, el top cubría mis brazos con sus líneas lilas y cada línea era dorada para brillar con cada paso.

-Bienvenida de nuevo princesa Celeste. Lamentamos lo apresurado de la situación pero sin duda sera la novia más linda que hayamos asistido. -La calma que transmitían me ayudaba a concentrarme ligeramente en mi boda y poder soportar la incertidumbre del destino que soportaban mis padres.

-Realmente estoy agradecida, cuando sea Reyna me gustaría fueran mis doncellas. Me han tratado muy bien además de cuidarme y haber callado para poder ejecutar este plan así que cuando las cosas se pongan difíciles quiero que se escondan, asegúrense de estar a salvo. -Todas dijeron que si pero sabía que darían su vida cuidando su nación así que solo pude abrazarlas y evitar derrame lágrimas o descubrirían que no les creo.

La boda se llevó a cabo en el gran salón, solo estaban los caballeros, las doncellas y Aiden, Tyler aún no había vuelto con nosotros y Aiden tampoco me había dado noticias sobre el quien era el único al que había cedido el permiso de entregarme al faltar mi padre. Aiden portaba un traje blanco con lila y decorados plateados haciendo tanto juego como contraste con mi vestido, me parecía lindo y también se complementaban hermosamente. Había dos velos, ningún padre o invitados, simplemente dos personas a punto de desposarse con un gran fin en mente, no permitir que Rhett acabará con todo lo que la gente logrado por años con su sacrificio.

-Princesa Celeste, usted al ser menor de edad aún necesitaba la bendición de sus padres y ellos no están presente así que dígame como procederemos.- Repetí las palabras de mi madre mientras tomaba las manos de Aiden y comenzó la ceremonia. La túnica verde del sacerdocio nunca me había gustado, se me había demasiado obscura para alguien que debía impartir amor,paz y prosperidad a la gente.

-Queridas naciones. Me place estar ante su presencia el día de hoy para unir a nuestros hermanos, la princesa Celeste y el príncipe Aiden quienes desde hoy y hasta su muerte prometen amarse, cuidarse, protegerse así como apoyar, proveer y enriquecer a sus naciones con sabiduría para que sus hijos la fortalezcan. Dicho esto los anillos porfavor que el sol empieza a desparecer y la luna debe sellar su amor. -Aiden había mandado a hacer los anillos así que desconocía como eran pero una vez más logro sorprenderme. Un lirio de diamante al centro y el círculo estaba hecho con cada una de las flores que me había regalado mientras que el suyo era de color celeste con mi nombre grabado y las orillas doradas.

-Con estás argollas unimos a dos almas y con este beso sellamos y consumamos la boda que alegremente presenciamos hoy. Que las naciones se unan y su descendía sea prospera. Bajo mi ley los declaró rey y reina de Celstya, pueden besarse. -Estaba perpleja, el príncipe Aiden era en realidad Tyler, aquel perfeccionista y sobreprotector resultó ser aquel hombre detallista y valiente que me enseñó sobre la magia brusca.

-Si quieres aún estás a tiempo de arrepentirte e irte con

Calle su boca con mis labios porque estaría con el hombre que de verdad me quería y quién me defendía si yo ya no fuera capaz de hacerlo.

-El príncipe me dijo que quería una alianza sagria así que las copas están listas sus majestades -La alianza sagria se daba cuando las personas vertian unas gotas de su sangre en vino tinto para otorgar su magia al otro en caso de que esté ya no pudiera seguir en batalla o en último caso muriera, era un gran recurso porque así el podría ocupar mi magia brusca en caso de no poder controlarla.