Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 20
Una vez ella abandone toda esperanza, él se volverá como su Caballero en brillante armadura, y así, de manera segura, él sería la única razón por la que Serah quisiera seguir viviendo.
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Dominic estaba con un fuerte dolor de cabeza, jamás pensó que su esposa llegara a ese punto. El era el encargado de los castigos físicos de la bastarda de su fallecida concubina; sin embargo, Esther jamás se había metido en aquella habitación y mucho menos llegado a un punto como ese.
Serah estaba inconsciente, sudando en aquel horno, mientras las gotas de sudor hacían que sus heridas ardieran aún más. La colchoneta, podrida y con moho, se había manchado aun más con su sangre y esta se había desbordado.
—Llamen a un doctor—ordenó Dominic.
Siempre que Serah aun aguantara, no saldría de allí. Pero, por más que quería desquitarse con ella también, si Serah moría, entonces se metería en un problema aun mayor con Solomon. Aún estaba interesado en que Rebeca se convirtiera en su esposa principal, pero debía manejarse con cuidado.
—¡No es necesario!—la voz de Solomon se escuchó a sus espaldas.
Un escalofrío lo hizo casi caerse, mientras el heredero del clan caminaba a su lado. Jamás pensó que Solomon estuviera tan rápido en su residencia, mucho menos que fuera directo a dicha habitación cuya existencia no estaba ni en los planos oficiales.
Solomon, frunciendo el seño, se tapó la nariz con un pañuelo, admirando todo lo que allí había. Su sangre hirvió al ver el estado de Serah, sabía que no iba a morir, pero era la primera vez que veía aquella habitación físicamente y jamás pensó que su situación fuera tan lamentable a tal punto que el aire oliera casi igual que el mismo infierno.
—Llamen a Clarity—susurró—la quiero enseguida en la finca.
—Mi señor...—susurró su asistente—la señora Clarity se encuentra en el "Otro lado".
—¿Qué he dicho?—preguntó a modo de regaño.
—Si, señor—respondió nervioso—haré que la traigan enseguida.
Ya después saldaría cuentas con Dominic y su esposa, ahora debía ocuparse de Serah. Por lo que, con un poco de fuerza, destrozó las cadenas que ataban a la chica y cargándola con cuidado la sacó de ese lugar.
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El "otro lado", o infierno, cómo los miembros del clan Valentine, era una dimensión dentro de la propia realidad, pero totalmente opuesta. Nacida cómo resultado del pacto demoníaco que el primer patriarca había hecho, era el campo de experimentos de su familia.
Un hombre, atado por una caliente cadena de acero y púas, se balanceaba boca abajo y en el aire, encima de lo que parecía ser una piscina. No obstante, dicha piscina estaba llena con un extraño líquido negro y viscozo.
—¡Clarity! ¡Suéltame!—gritó el hombre desesperado—¡No me quiero convertir en uno de ellos! ¡Suéltame! ¡Yo también soy un Valentine! ¡Te lo suplico, ten piedad de mi!
Clarity observaba su celular con desgano, leyendo unos documentos que los especialistas le habían enviado, directamente de la "colmena" subterránea, lugar donde radicaba la oficina de su hermano.
Necesitaban más sujetos de pruebas, si querían poner en marcha el plan de Solomon. No obstante, de acuerdo al patógeno que estaban desarrollando, y los datos recabados en los estudiantes secuestrados de la preparatoria, el índice de muerte era bastante alto.
—Mmm—murmuró cansada.
Bloqueando un momento la pantalla de su celular, Clarity cerró sus ojos, mientras esperaba que el dolor de cabeza, producto de su insomnio y falta de descanso, se fuera un poco. Sin embargo, el hombre frente a ella no ayudaba para nada.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien