Cristopher Bustamante, el futuro ceo de todas las empresas se tiene que casar para heredar todo, no importa a quien le haga daño en el proceso solo sabe que es el y solo el futuro ceo
EL DIA DE lA BODA
yo Christopher Bustamante te acepto a ti Samantha marie Morgan como mi esposa par amarte y respetarte hasta que la muerte no SEPARE
yo Samantha Marie Morgan te acepto a ti Christopher Bustamante para amarte y respetarte en la salud la enfermedad en lo arberso y en lo inverso hasta que la muerte no SEPARE.
Samantha piensa “mejor dicho hasta que esté maldito contrato se acabe”.
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LOS CELOS Y MALO ENTENDIDO 2
Samantha sintió que su garganta se cerraba por la tensión. Su mente le decía que se mantuviera firme, pero su cuerpo reaccionó con un leve temblor.
—Samantha: En ningún lado
respondió, tratando de sonar neutral.
Cristopher dejó escapar una risa fría y sarcástica.
—Christopher: Mentira
espetó, su tono aumentando de volumen hasta hacerla estremece.
¡Dímelo, Samantha! ¿Dónde demonios estabas?
Samantha apretó los puños y respiró hondo, negándose a dejarse intimidar.
—Samnatha: Salí a tomar aire fresco, nada más.
respondió con un tono controlado, aunque la tensión en su voz la traicionaba.
Cristopher chasqueó la lengua, con la mandíbula apretada y los ojos llenos de furia.
—Samantha: ¿Tu aire fresco es Andrew Simmons?
preguntó con veneno en la voz, antes de lanzar otra botella contra la pared.
El sonido del cristal al estrellarse contra la superficie resonó en la habitación como una explosión. Uno de los fragmentos saltó en la dirección de Samantha, cortando la piel de su mano. Ella soltó un leve quejido de dolor y miró la herida con sorpresa mientras una delgada línea de sangre comenzaba a brotar.
El enojo de Cristopher se desvaneció en un instante al ver la sangre.
—Cristhopher: Mierda…
murmuró, y sin pensarlo, corrió hacia ella para ayudarla.
Pero en su estado de embriaguez, tropezó con la alfombra y perdió el equilibrio. Su cuerpo cayó pesadamente al suelo, quedando de rodillas frente a ella. Samantha lo miró con incredulidad.
Samantha: —Cristopher…
suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y lástima.
Él levantó la vista hacia ella, sus ojos oscuros llenos de una mezcla de rabia, confusión y algo más… algo que no supo identificar.
—Samantha: Déjame ayudarte
—dijo ella, extendiendo una mano hacia él.
Cristopher la tomó sin dudarlo, y con dificultad, se puso de pie. El peso de su cuerpo recayó sobre Samantha por un segundo, lo que la obligó a sostenerlo con firmeza.
—Samantha:Ven, mejor te llevo a tu habitación.
—murmuró.
Él no protestó. Solo la dejó guiarlo. Subieron las escaleras con dificultad, con Cristopher apoyándose en ella más de lo necesario. Samantha sintió su respiración pesada y el olor a alcohol impregnado en su ropa.
Al llegar a la habitación, lo ayudó a recostarse en la cama. Luego, fue al baño para lavarse la herida en la mano. No era grave, pero la sensación de su propia sangre deslizándose por su piel la inquietaba.
Cuando regresó, Cristopher seguía despierto, aunque claramente afectado por el alcohol. Su mirada estaba clavada en ella con una intensidad que la hizo estremecerse.
—Samantha: Necesitas un baño
—dijo, cruzándose de brazos.
Él gruñó en respuesta, pero no se resistió cuando Samantha lo ayudó a ponerse de pie y lo guió hasta el baño.
El sonido del agua corriendo fue lo único que se escuchó durante varios minutos. Samantha permaneció afuera, apoyada contra la pared, tratando de organizar sus pensamientos.
Cuando Cristopher salió de la ducha, tenía una toalla atada a la cintura y el cabello goteaba ligeramente, dejando rastros de agua en su piel. El aroma a gel fresco se expandió por la habitación, envolviéndolos en una atmósfera más íntima de lo que Samantha estaba dispuesta a admitir.
Ella carraspeó y desvió la mirada, señalando la cama.
—Samantha:Te dejé una pijama
—dijo, antes de girarse para salir de la habitación.
Mientras él terminaba de vestirse, Samantha bajó a la cocina para buscarle una pastilla para el dolor de cabeza. Sabía que el alcohol le pasaría factura pronto.
Al regresar, lo encontró sentado en la cama, poniéndose la pantaloneta. Le extendió el vaso con agua y la pastilla.
—Tómate esto.
Cristopher la tomó sin decir palabra. Bebió el agua de un solo trago y luego la miró con una expresión diferente. Algo en su mirada había cambiado.
—Perdóname por lo de tu mano —murmuró—. Si quieres, podemos ir al hospital.
Samantha negó con la cabeza.
—No fue nada. Solo descansa.
Cristopher cerró los ojos por un momento, pero cuando los abrió, su mirada volvió a fijarse en ella con intensidad.
—¿Necesitas algo más? —preguntó ella con cautela.
Cristopher no respondió de inmediato. En cambio, la observó detenidamente, como si intentara leerla, entender lo que pasaba por su mente.
Entonces, en un movimiento rápido, la jaló hacia él, haciéndola caer sobre la cama, atrapándola bajo su cuerpo.
Samantha sintió que el aire se le escapaba de los pulmones.
—Cristopher: ¿Andrew es mejor que yo? —susurró Cristopher, su voz ronca contra su oído.
Samantha sintió un escalofrío recorrer su piel cuando los labios de Cristopher rozaron su cuello.
—Cristopher, suéltame —pidió, su voz temblorosa.
Él no se movió.
—No —dijo con firmeza, atrapándola más—. ¿Andrew es mejor que yo? —volvió a preguntar, con un tono más oscuro, más hiriente.
Antes de que ella pudiera responder, sus labios volvieron a su cuello, esta vez dejando una marca en su piel.
y volvió a sus labios besándola con desesperación y bajando a beso de nuevo a sus cuello dejando algunos besos sin permisos.
Samantha forcejeó, sintiendo el calor de su cuerpo sobre el suyo.
—Samantha: Él se ha mostrado más hombre que tú —soltó con dureza, su voz cargada de veneno.
Las palabras de Samantha fueron como una daga clavándose en el corazón de Cristopher. Su agarre se aflojó de inmediato, y ella aprovechó para apartarse con rapidez.
—¡No te acerques a mí! —gritó, su pecho subiendo y bajando por la intensidad del momento.
Cristopher la miró, su rostro ensombrecido por el dolor.
—Eres un poco hombre —espetó Samantha antes de salir corriendo de la habitación y cerrar la puerta con seguro.
@Genesis Yepes