La vida nunca es lo que parece, vivimos en un mundo de apariencias, donde lo único que importa es el que dirán, viví por mucho tiempo de las apariencias, hasta que tuve que enfrentarme a la cruda realidad, en ese momento entendí que una debe vivir para ser feliz y no para ser feliz a los demás y mucho menos a un hombre, esta es mi historia y espero que no me juzgues por lo que hice.
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Capitulo XXII Astra volvio
— Bienvenida nuevamente. — dijo Enzo abriendo la puerta se la casa.
— Gracias. — respondió Catalina mirando a su alrededor
— Si quieres puedes usar el baño para asearte y ponerte cómoda. — comento Enzo señalando la planta alta.
— Sí, estaría bien, quiero quitarme esta ropa. — respondió Catalina, lo cierto es que ella ya estaba familiarizada con la casa de Enzo, ya que en ocasiones compartían cena ahí.
— Ok, ve ya conoces donde está todo. — respondió Enzo mientras se quitaba el saco.
Catalina subió las escaleras y procedió a desvestirse, entro a la ducha y se bañó pensando en el hombre que la esperaba en el piso de abajo, al terminar envolvió su cuerpo en una toalla y salió del baño, ella no pensó encontrarse a Enzo en la habitación, se notaba que él también se había duchado, ya que de su cabello aún caían gotas de agua, la diferencia es que él ya estaba vestido.
— Lo siento solo vine por algo de ropa. — Enzo se disculpó sin apartar la vista de Catalina.
— No te preocupes igual estás en tu casa. — dijo Catalina caminando hasta él.
— Señorita acaso está tratando de seducirme?. — pregunto Enzo haciéndose él inocente.
— Y si fuera el caso, me acusaría de acoso?.— respondió Catalina con ojos inocentes.
Enzo no respondió simplemente atrajo a Catalina a su cuerpo y empezó a besarla delicadamente por su cuello, mientras que deslizaba sus dedos por cada parte de su piel descubierta, sentir la suave piel de Catalina entre sus manos lo hacía sentir lujurioso, las caricias continuaron por unos minutos más, hasta que Enzo le quitó la toalla a Catalina detallando cada parte de su cuerpo, sus ojos se pusieron más oscuros y el deseo se adueñó de él, la llevo a la cama y se quitó la camisa para que ella tuviera una mejor vista de su cuerpo, las caricias continuaron por más tiempo.
— Estás segura de lo que vamos a hacer?. — pregunto Enzo buscando la aprobación de Catalina.
— Si, si lo estoy te deseo tanto. — respondió con voz jadeante Catalina.
Esa tarde se entregaron a la más intensa pasión, se olvidaron del mundo a su alrededor y Catalina por primera vez no sintió miedo ante el tacto de un hombre, ella estaba segura de que Enzo era el indicado y que él la ayudaría a olvidar su pasado.
Catalina se quedó dormida abrazada a Enzo, él se encontraba acariciando la espalda de la que ahora era su mujer, pero algo llamó su atención, él sintió una cicatriz en la espalda de Catalina, está cicatriz estaba escondida, Enzo se tensó porque esa cicatriz la había sentido antes, entonces se levantó un poco y descubrió un tatuaje en forma de flor que cubría la cicatriz, se sorprendió al ver el tatuaje y es que hace más de cinco años él vio ese mismo tatuaje en la espalda de una chica que salía corriendo de su habitación, él nunca vio el rostro de aquella muchacha, pues él estaba bajo los efectos de una fuerte droga y no sabía lo que hacía, una lágrima salió de sus ojos, él no podía creer lo injusto del destino, aquella muchacha a la que le destrozo la vida, era la misma mujer que en este momento estaba a su lado.
Enzo se levantó de la cama con mucho cuidado para no despertar a Catalina y entro al baño, sentado en el piso de este empezó a llorar como un niño pequeño, pues la mujer que amaba lo iba a odiar para toda la vida, en ese momento no sabía que hacer, si le decía la verdad, seguramente la perdería para siempre, pero si no le decía era como si la abusara de nuevo, por qué es tan cruel el destino?, se preguntaba Enzo desconsolado.
Catalina despertó sorprendida de no encontrar a Enzo a su lado, así que agarró la camisa de él y se la puso, fue al baño y lo llamo, pero la respuesta que obtuvo no fue la mejor.
— Déjame en paz, mejor vete de mi casa hablamos otro día. — dijo Enzo con el corazón destrozado.
Él preferiría que ella lo odiara en este momento y no después cuando ella se enterará de la verdad, por otro lado, Catalina quedó de piedra ante la reacción de Enzo y lo que tanto temía se hizo realidad, Enzo solo la había utilizado y, ya que obtuvo lo que quería la desecho como a las demás, Catalina recogió sus cosas y no me dijo nada más, ella no se rebajaría ante nadie y menos ante semejante patán, era hora de desaparecer, pero antes de irse Enzo conocerá de lo que es capaz Astra, ella se lo advirtió, pero él simplemente hizo caso omiso, ahora que se atenga a las consecuencias.
Catalina salió de aquella casa sin derramar una sola lágrima, no lloro cuando aquella bestia la abuso, menos llorará ahora por esta otra bestia.
Subió al taxi luciendo sombría, la Catalina que había mantenido oculta por todo este tiempo salió a la luz y era capaz de desaparecer un bosque entero si así le provocaba.
Al llegar a casa Alicia e Isabel se encontraban dormidas, en ese momento empezó a idear la manera de armar su propia empresa de modas y sacar a las empresas March y Castañeda del mercado, Catalina tenía información de esas dos empresas y sabía cómo acabar con ambas.
Alicia se despertó al sentir movimiento en la habitación de Catalina, así que se acercó para ver qué pasaba y consiguió a Catalina inmersa en su mundo, tenía años sin verla así, Alicia estuvo con ella después del abuso que sufrió, pero por la decisión de su familia ellas se separaron hasta que un día volvieron a encontrarse y entre las dos decidieron apoyarse.
— Cata que te paso?, por qué estás así?. — pregunto Alicia preocupada.
— Mis enemigos y todos los que me lastimaron van a pagar, no tendré piedad de nadie. — explico Catalina con la mirada perdida.
— No te entiendo, mejor vamos para que descanses. — dijo Alicia.
— Recoge nuestras cosas, nos mudaremos, regresaremos a nuestra vida de millonarias. — indico Catalina.
— Catalina piensas volver a ser Astra?. — pregunto Alicia asustada.
Catalina solo sonrió con malicia sabiendo que Astra nunca se fue, simplemente estaba de vacaciones.