Nuestro Destino

—Alejandro: está bien, ya no te preocupes, lo importante es que ambos están bien. (Dijo mirando hacia delante)

—Violeta: creo que por el estado de Max él no puede decir lo mismo. (Dijo agachando la cabeza)

—¿Amanda: y como está él? ¿Ya despertó? (Pregunto preocupada)

—Violeta: aún no, el doctor nos dijo que le habláramos a ver si con el tiempo reaccionaba, pero aún no lo hace, esta madrugaba volví a casa y el señor Fabián se quedó con él, así que ahora es que estoy regresando nuevamente. (Dijo mientras miraba por la ventanilla)

—Alejandro: ese maldito chino. (Dijo golpeando el volante del enojo)

Después de varios minutos en el camino llegaron al hospital, Max aún no despertaba de aquel coma, pero no perdían la esperanza así que le permitieron entrar uno por uno a la habitación y poder hablar con él, la tarde pasó y llegó la noche violeta estaba sola en el hospital porque pasaría la noche cuidando de Max aunque el hospital estaba lleno de escoltas ella se tenía que asegurar por sí misma además de que se lo prometió al señor Fabián.

Llega la mañana y violeta entra en la habitación en donde está Max para asearse, toma una ducha y se viste para sentarse a lado de él y poder decirle las cosas que ella temía por como él reaccionara, ya que estaba con Melissa.

—Violeta: de verdad me vas a hacer esto, después de todo quieres hacerme esperar nuevamente para poder estar contigo. (Dijo tomándolo de la mano mientras sus ojos se llenan de lágrimas)

—Violeta: quiero decirte que te perdono, era algo que debía decirte antes, pero no sabía cuando sería el momento de contestarte, por favor despierta. (dijo mientras posaba su cabeza en la calla sumida en el llanto)

……………………………

—Fabián (padre de Max): querida, tengo algunas cosas que hacer, llegaré algo tarde. (Dijo tomando las llaves de la casa)

—¿Esmeralda (madre de Max): irás al hospital? (Pregunto tranquila)

—Fabián (padre de Max): no, iré a terminar un trabajo, sabes que cuando comienzo algo lo termino aun pasando el tiempo. (Dijo sonriendo)

—Esmeralda (madre de Max): nunca cabías. (Dijo devolviéndole la sonrisa)

—Fabián (padre de Max): te veo más tarde, te amo. (Dijo mientras caminaba hacia la puerta)

—Esmeralda (madre de Max): con cuidado, también te amo. (Dijo mientras se tomaba una taza de café en la sala de estar)

Cuando Fabián salió de la casa se subió en el auto con varios de sus escoltas siguiéndolo y después de varios minutos llegaron al almacén en donde se encontraban Melissa, al parecer había llegado su hora.

—Fabián (padre de Max): buenos días. (Dijo mirando a Melissa tirada en el suelo como una mendiga)

—Melissa: ya por fin voy a tener su atención, pensé que nunca vendría y que quizás se había arrepentido. (Dijo tranquila)

—Fabián (padre de Max): huhuhu aun estando aquí delante de ti y sabiendo a la que vine estás muy tranquila. (Dijo extrañado)

—Melissa: ya estoy cansada de tener miedo, a que cada que se abría esa puerta pensaba que era usted que venía a terminar lo que había comenzado pero ya no más. (Dijo cuando de repelente suena una explosión)

—¿Fabián (padre de Max): que pasa? ¿Qué es eso? (Dijo tapando su cara, ya que el humo y el polvo no lo dejaban ver nada)

—Escolta: debemos sacarlo de aquí señor. (dijo mientras varios hombres lo rodeaban para sacarlo de aquel almacén ileso)

—Fabián (padre de Max): saquen a la chica. (Dijo subiéndose a su auto para esperar por Melissa)

—Escolta: no está señor, no la encuentro por ni ninguna parta. (Dijo acercándose abatida prisa)

—¿Fabián (padre de Max): y donde carajos está? Encuéntrenla y tráiganla ante mí, averigüen qué pasó y quien provocó la explosión. (Dijo mientras subía el cristal sé su ventanilla yéndose del lugar)

…………….

Ya han pasado 2 meses y Max sigue en el mismo estado se ve delgado de Melissa tampoco se ha vuelto a saber nada desde de lo sucedido en el almacén no se ha vuelto aparecer, Violeta va a casa de su mamá a ver los niños, pero vuelve nuevamente al hospital aunque ya están perdiendo las esperanzas no han desistido.

—Esmeralda (madre de Max): querido mío, tu madre ya está aquí y quiero decirte que mi día a estado tranquilo aunque te extraño mucho, espero que podamos volver a vernos pronto. (Dijo mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas, pero sonreía para hacerse la fuerte)

—¿Fabián (padre de Max): hijo mío ya es hora de despertar no crees que has dormido mucho ya? Tu padre te necesita, las cosas ya no son iguales desde que no estás. (Dijo mientras pasaba su mano por el rostro de Max)

—Violeta: ya llegué, perdón por la tardanza. (Dijo entrando rápidamente a la habitación)

—Esmeralda (madre de Max): no te preocupes, nos gusta estar con nuestro hijo aunque no pueda vernos o hablarnos, realmente es como una terapia para mí, el saber que por lo menos no lo he perdido. (Dijo sonriendo tranquilamente)

—Violeta: en ese caso traeré algunas cosas para acerarlo. (Dijo mientras entraba en el baño para buscar una esponja, agua caliente y una toalla)

—Fabián (padre de Max): Violeta, gracias por cuidar de nuestro hijo, creo que después de todo el destino no se equivoca. (Dijo dándole una abrazo)

—Violeta: no tiene nada que agradecerme, usted sabe todo lo que siento por su hijo y no me apartaré de su lado y mucho menos ahora. (Dijo en el oído de Fabián mientras le correspondía el abrazo)

—Esmeralda (madre de Max): bueno, ya nos vamos porque pasaremos a ver los niños, creo que ya no me puedo ir a dormir sin ver esa preciosura de nietos que tengo. (Dijo sonriendo)

—Violeta: por favor dele un beso a cada uno por mí y dígale que su papá los ama y que pronto estaremos todos juntos. (Dijo también sonriendo)

—Doctor: hola, que bueno que están aquí quería poder hablar con ustedes de algo importante y que mejor momento que ahora que están todos juntos, por favor vamos a sentarnos. (Solo caminando hacia el sofá que estaba casi al lado de la cama)

—¿Esmeralda (madre de Max): que pasa doctor? ¿Algo anda mal? (Pregunto preocupada)