La familia de Lilian fue cruelmente asesinada por su recién esposo, está muere envenenada por el mismo hombre que decía amarla. Ahora despierta en el cuerpo de una emperatriz abandonada y un esposo que le acusa de ser infiel. Lo único que quiere es el trono para así llegar a su venganza y no le importará hacer lo que sea para obtenerlo.
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capitulo 22- muertes
Esta enrolla sus brazos alrededor del cuello de Noah, correspondiendo aquel beso.
El chico abre los ojos, sin alejarse sorprendida de que ella haya seguido con el beso, se aleja levemente para mirar a Alise, quien cae inconsciente en su pecho.
— Me voy a volver loco. — Respira profundo tratando de calmar sus impulsos. No sabe por qué Alise está aquí y no con el emperador, pero aunque quiere negarlo, haberla visto aquí fue un gran alivio y no con el emperador, como decían todas las doncellas.
Cargar a la chica en sus brazos, encargándose de que nadie los viera en el camino, tendría que llevarla a su alcoba, porque podría ser peligroso que la llevara así cargada. Los chismes no tardarían en aparecer al ver a la emperatriz en brazos de otra persona que no sea el emperador.
Al llegar a su habitación, deja a Alise en la cama, quien comienza a moverse de un lado a otro con incomodidad.
— Agua. — Susurra y Noah logra escucharla, para ayudarla a sentarse en la cama para tomar el agua.
Después de darle agua, la deja acostada en la cama, mirándola.
Al día siguiente, Alise abre los ojos para darse cuenta de inmediato de que no encontraba en su palacio y, recordando lo que pasó anoche con Jacob, ella se había ido a beber y después de eso ya no recuerda más.
Se sienta en la cama mirando el lugar, para darse cuenta de que se trataba de la alcoba de Noah.
— ¿Qué hago aquí?— Cuestiona frustrada al no recordar cómo llegó aquí anoche, solo espera no haber hecho algo raro y decir algo demás.
— Despertaste. — Mira hacia la puerta mirando a Noah, quien entra cerrando la puerta tras suyo.
— ¿Cómo llegué aquí? — Es lo primero que pregunta al tenerlo cerca.
— No recuerdas. — Mira, Alise, quien niega.
— ¿Hay algo que deba recordar?
Al darse cuenta de que la chica no recordaba lo que pasó, anoche negó con la cabeza.
— Olvídalo, no fue nada. — Sonríe. — Te están buscando, creo que tienes que irte antes de que lleguen aquí.
—¿Me están buscando? —cuestiona y Noah asiente.
— Como anoche desapareciste, el emperador ha ordenado que te busquen después de no haber regresado en la madrugada.
Alise chasquea la lengua, otro truco de ese hombre.
— ¿Tienes algún lugar donde pueda salir sin que nadie me vea? — Mira al chico, quien piensa en sus palabras por un momento.
— Hay una puerta trasera que te lleva directamente a un lugar abandonado, puedes pasar ahí.
— Gracias. — Dicho eso, se levanta, yéndose a la puerta trasera. Tal como había dicho el chico, había una puerta trasera y ella pudo pasar fácilmente llegando al sitio abandonado que más bien parece ser un antiguo jardín que todos olvidaron. Afortunadamente, no fue difícil trepar el techo y salir.
Había caído justo detrás del palacio, solo tendría que darse vuelta para entrar en la puerta principal y eso hizo.
— Ahí viene. — Levanta la cabeza al escuchar la voz de la segunda concubina Olivia, quien viene con las otras concubinas. Ahora que la primera concubina estaba muerta, Olivia pasaba a tener más poder dentro del harén y es algo que por supuesto aprovechará. —Qué raro, porque en esa hora la emperatriz está entrando al palacio.
— Eso no te incumbe. — Trata de pasar, pero la manada de Olivia bloquea su camino.
—¿Es sospechoso, no? Desaparecer justo en la noche que tenías con el emperador y estar entrando en el palacio tan temprano.
— No te preocupes, si te preocupa que haya desaparecido justo en la noche que tenía que pasarla con el emperador, te regalo esa noche.
—¿Cómo te atreves? — La mujer levanta la mano para abofetear a Alise.
— ¡Atrévete a tocarme y te cortaré la mano en pedazos! — Levanta la cabeza mirando fijamente a la mujer. — Atrévete. — La reta mirándola fijamente a la concubina, quien la mira con furia con la mano ahí arriba. — Eso pensé. — Aparta la mujer para pasar; sin embargo, se detiene en seco al escuchar sus siguientes palabras.
— No me sorprende que el emperador nunca haya ido a tu habitación, qué hombre te miraría a ti. — La mujer se gira mirando la espalda de Alise. — Anoche tuviste una oportunidad, pero la desperdiciaste, pudiste aprovecharla para dar un heredero lástima. — Se cubre la boca sonriendo, mientras que las otras concubinas ríen con ella. — Cuando dé a Luz un hijo, me aseguraré de matarte junto a tu familia. — La mujer mira la espalda temblorosa de Alise sonriendo. — Vamos — se da vuelta para irse.
Alise se da vuelta mirando cómo la mujer se aleja, aprieta los puños con fuerza; sin embargo, no duda en sacar la daga que tiene bajo la manga del vestido acercándose a la concubina.
— Repite lo que acabas de decir. — Lo toma del hombro dándole la vuelta. Olivia sonríe abriendo la boca para hablar. Sin embargo, un dolor en su garganta le impide sacar la voz, la mirada para ver la daga clavada en su garganta, cayendo muerta a tan solo un instante.
Las mujeres que acompañaban a la concubina, gritan aterrizadas al ver aquella escena para luego mirar a Alise, quien tiene manchas de sangre en la cara.
— ¿También quieren ir con ella? — Mira, las mujeres, algunas comienzan a correr, mientras que otras terminan de caer en el suelo en pánico. — Escapen mientras puedan.
Aquellos gritos no tardaron en llamar la atención de los guardias, viendo la concubina muerta en el suelo y la emperatriz con una daga llena de sangre.
— Em… emperatriz. — Los guardias miran la escena aterrizados sin saber qué hacer, mientras que la chica extiende su mano. Se miran entre sin entender.
— Pásenme un arco con flecha. — Todos se miran buscando un arco hasta que finalmente uno de los guardias lo tenía este, se acerca para darse el arco junto a las flechas.
Alise sonríe de lado levantando la cabeza junto a la flecha, apuntando a aquellas mujeres que corrían del miedo de un lado a otro.
— ¿A quién debería dar primero? — Se pregunta mirando todos lados y apunta a la cuarta concubina Nyx que se encontraba en el suelo temblando. — A ti o a ellas.
— No… Yo no. — La mujer es interrumpida por un dolor en el pecho, para darse cuenta de la flecha clavada en su pecho, desplomándose desvivida de inmediato.
—Qué lástima, no es lo que pregunté. — Vuelve a apuntar en frente, justo en la salida del palacio, y ahí se encontraba Tercera concubina Rose a punto de salir. — Eso me lo debes hace mucho tiempo. — Apunta directamente en la pierna de la chica, causando que esta caiga al suelo, gritando de dolor un grito que resonó por todo el palacio.
Por otro lado, Jacob había recibido la noticia de lo que estaba pasando y lo que estaba haciendo la emperatriz, algo difícil de creer, pero aun así se dirigió al lugar.
Se detuvo en seco tras escuchar el grito desgarrador, camina con más rapidez siguiendo el lugar donde proviene el ruido.
— ¿Qué? — Se detiene en seco mirando la escena enfrente suyo. — ¿Qué está pasando? — Mira todas sus concubinas en el piso, todas con una flecha clavada.
— Oh Emperador. — Alise se da vuelta mirando al emperador para pasarle la flecha al guardia. —Qué lástima llegó muy tarde. — Dicho esto, sonríe mientras que Jacob retrocede, incapaz de creer lo que está viendo.