Cuando la desesperanza te invade pueden soplar vientos de paz si encuentras el verdadero amor, esta verdad la comprobaron Estrella y Samuel, dos jóvenes que tienen un huracán de problemas pasados y presentes encima, pero con ayuda mutua logran salir adelante, aunque no se sabe si esten destinados a ser más que amigos.
Pese a que su padre ha sido acusado de un delito muy grave, entre ambos lucharán no solo para revelar la verdad, sino para curar todo el dolor que el mal tiempo dejó.
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Estrella y Daniela se mudan
Samuel no pudo conciliar el sueño fácilmente, los pensamientos lo asaltaban y le era muy difícil. La cena bajo la luz de los faroles en un ambiente cálido y relajado y con una agradable compañía era algo que no había experimentado en muchos años.
Samuel: 'Estrella, me tienes atrapado, no creí que volvería a pasar, no estoy seguro de lo que hago, no quiero lastimarte ni lastimarme. '
Fue a su despacho a tratar de entretenerse en algo, pero ahí estaba su padre leyendo un documento sobre el caso de don Carlos.
Samuel: Papá, ¿Qué haces aquí?
Don Luis: No puedo dormir y por lo que veo tú tampoco. ¿Qué pasa Samu? A mí me tiene despierto Carlos, pero tú no tienes preocupaciones.
Samuel se rió de forma sarcástica pensando 'a mí me tiene despierto su hija, son iguales padre e hija.'
Samuel: No puedo dormir.
Don Luis: Sabes que puedes confiar en tu padre, te puedo orientar, si es un asunto de la empresa dímelo sin rodeos, de todos modos me enteraré.
Samuel: No es la empresa. Solo que no estoy seguro de tomar algunas decisiones. Por un lado, quiero arriesgarme, por otro no quiero cometer errores, creo que es mejor alejarme de algunas cosas.
Don Luis: Siempre cometeremos errores, pero afrontarlos y enmendarlos es de valientes. No temas equivocarte has lo mejor, el que no arriesga no gana.
Samuel: Pero esta vez no quiero causarle daño a nadie.
Don Luis: ¿De quién hablas?
Samuel: (vacilante) Papá... No le digas a mamá. Creo que me estoy enamorando de Estrella. Pero no estoy seguro de querer una relación con ella, si pasa algo más adelante no la quiero arrastrar conmigo.
Don Luis: (Sonriendo) Lo sabía, quiero decir ella es muy bonita y agradable, cualquiera se puede enamorar de ella.
Samuel: No quiero que alguien más la enamore, eso no puede ser.
Don Luis: (con una sonrisa más amplia) Puede pasar mientras tú te decides.
Samuel: ¡Papá!
Don Luis: Deja el pasado atrás, Estrella es una excelente candidata para ser mi nuera. Necesitas hablar claro con ella y con la verdad. Si ella te quiere lo comprenderá. Una buena mujer te apoyará y nunca te reprochará por tu pasado. Tu mamá es un claro ejemplo de ello, ya conoces nuestro pasado.
Samuel: Aunque estuve en terapia y sé que no es mi culpa, a veces me asalta ese sentimiento, pero tienes razón, papá, creo que es momento de superar mi pasado y si Estrella está de acuerdo en intentarlo juntos, lo intentaremos.
Don Luis: Me hace feliz escuchar eso tu madre y yo nos preocupamos por tu futuro, queremos que nuestro hijo sea feliz.
Samuel: Gracias, papá, pero por favor no lo comentes con nadie, menos con mamá. Mi mamá es muy emocional y hará un tremendo lío y aún doña Daniela no lo sabe y no sé cómo lo tomará. Solo quiero tiempo para analizarlo mejor.
Don Luis: Sí, no te preocupes, tómense su tiempo.
Ambos se fueron a sus dormitorios a descansar, mañana sería un nuevo día.
Estrella: Buenos días, mamá, ¿Cómo amaneciste?
Daniela: Feliz hoy nos mudaremos a la casa que será nuestro hogar. Pidiendo que tu papá pueda estar con nosotras pronto.
Estrella: Cuando papá regrese encontrará todo en orden. Tendremos nuestra propia casa, tendré un empleo y con los ingresos de parte de SISTEC no tendrá de qué preocuparse.
Daniela: Sí, no todo es negativo. Levantémonos que tenemos que hacer nuestro equipaje.
Daniela y Estrella se animaron la una a la otra, sabían que tenían que ser fuertes y esperar a don Carlos con positivismo.
Durante el desayuno conversaron sobre la mudanza junto a Susan, Samuel y don Luis. Aunque faltaban algunos muebles la mudanza se hacía hoy porque Daniela así lo decidió.
Llegada la hora todos colaboraron en llevar el equipaje y pertenencias a casa de los Vans.
Susan: Daniela, Estrella, las voy a extrañar, ya me había acostumbrado a su compañía.
Don Luis: Susan, viven del otro lado de nuestra casa.
Susan: Sí, pero existe un muro perimetral, no las veré cuando yo quiera.
La mudanza se dio rápida y sin problemas. La casa era espaciosa y había que trabajar mucho, por eso Susan se ofreció para ayudar en los próximos días, en tanto ellos conversaban Estrella y Samuel se escaparon un momento.
Samuel: Estrella, te voy a extrañar, ya no te veré al levantarme y al acostarme.
Estrella: Ja, ja, ja, eres igual que tu mamá. Pero yo también te voy a extrañar.
Samuel: (Besando sus manos) ¿Cómo te sientes al estar aquí en tu nueva casa?
Estrella: Feliz, pero extraño a papá, nunca hemos estado mucho tiempo distanciados.
Samuel: Lo siento, mi papá y el doctor han estado trabajando para hacer una apelación al caso.
Estrella: Sí, el doctor Maltez aceptó llevar el caso de mi padre y nos está asesorando a mi mamá y a mí.
Al regresar a la sala donde estaban todos, doña Susan propuso hacer una gran cena para festejar la adquisición de esta mansión. Por supuesto Samuel fue el primero en apoyar la idea, así estaría con Estrella un poco más de tiempo.
Todos los preparativos quedaron listos y la cena llegó.
Don Luis: No podemos festejar sin un brindis. Brindemos por la familia Vans, porque aires de esperanza y bendición los acompañe.
Susan: Porque Carlos esté con nosotros pronto
Samuel: Porque reine la paz y el amor en este hogar.
Daniela:Gracias, han demostrado ser una verdadera familia en tiempos de calamidad. Carlos, Estrella y yo estaremos eternamente agradecidos en lo profundo de nuestros corazones.
Carlos: Nuestra amistad es suficiente recompensa.
La cena estuvo deliciosa, don Luis pidió a Samuel y Estrella que fueran al supermercado por unos postres. Esto lo hizo para darles oportunidad de estar a solas. Ellos fueron encantados.
Estrella: ¿Qué postre prefieres, Samuel?
Samuel: Postres helados ¿y tú?
Estrella: Helado de cereza, chocolate, fresa, chicle...
Samuel: (ambos sonriendo) Ya veo, eres amante a los postres de helados también. Aunque a mí no me gustan muy dulces. Solamente uno en especial. Se acerca a Estrella y le roba un beso rápidamente.
Estrella: No hagas eso, hay mucha gente y me avergüenzo.
Samuel: ¿Por qué?
Estrella: Porque es algo privado, me puedes besar en casa donde no nos vean o en otro lugar que estemos solos.
Mejor no hubiese dicho esto, porque de regreso Samuel la acosó en el auto, la dejó en paz cuando don Luis le llamó que Daniela estaba muy preocupada pensando que habían tenido un accidente.
Ambos regresaron y en sus miradas había un brillo especial que todos los adultos lo notaron, pero prefirieron disfrutar del momento.
