Tú Mi Casualidad Perfecta.

Llego el día en que me dieron de alta, después de que el médico casi se infartó por salir de mi habitación en pocas horas de un trágico accidente.

Pero a su lado me siento bien, verla me da paz y esa tranquilidad que solo ella me puede dar.

Giro en torno a ella... Verla me calienta el corazón y hace que yo esté bien.

Se ve triste y su mirada se nota que carga penas. Por mi parte siento que mi corazón se quiebra al ver su rostro que trae la pena marcada. Todo por mi culpa y no hay nada que pueda hacer para que ella sienta que yo la amo tanto.

° Lizzie perdóname por favor no puedo seguir así contigo, te hice tanto daño sin querer. Si tú quieres golpearme yo no pondré resistencia.

° ... Franco ya no remueva más mis heridas. Dejemos que los días se lleven el dolor, dejemos que el tiempo se encargue de hacer nuestro destino distinto. Solo te pido que no seas tan duro contigo mismo. No te he culpado de lo que sucedió, simplemente pasó y ese es el punto final. Y con esto te digo que ya no se menciona el tema de lo malo.

Ahora dime¿Cómo está la señora Rebeca?

° Mi abuela... Mi abuela, ella te quiere conocer, aún no cree que existas, piensa que le he mentido sobre ti. Tampoco quiere que le muestre las fotos, quiere verte en persona y así ella podrá decir que siempre dije la verdad.

° Bueno aquí el médico me dijo que un día más y me puedo ir a casa. Solo tendré que tomar algunos medicamentos y también unas vitaminas. Después de eso todo bien, he ido reaccionando favorablemente.

... ¡Por Dios!

Esta mujer es increíble y es mi esposa. Vale mucho más de lo que mi vida tiene.

° Gracias Lizzie. (Voz entrecortada)

° Vamos Franco, yo no quiero que llores ni te sientas culpable, acabamos de sanear ese tema y te pido que me des un abrazo lo ansío mucho, ven amor y dame cariño.

... Me abraza como si me fuese a romper, y yo lo único que quiero es tenerlo cerca de mí y sentir su calor, ya que a mí me da una gran seguridad, no puedo dejarlo, mi amor hacia él es tan imponente que me hace sentir única en su vida y desde hoy sé que será distinto mi día a día.

Pasan las horas y yo me he quedado dormida, me levanto y veo que él está a mi costado, sobre la camilla descansa sus brazos y cabeza.

El doctor entra silenciosamente y me quita el suero, me hace señas que ya no hay más medicación me habla muy bajito tratando de no despertar a Franco.

Yo también escucho atentamente y aquí, solo esperar unas horas más para ver como sigo, luego puedo salir.

Me duermo acariciando su cabello, siento pena por lo que pude ver esa herida es de una cortada así lo veo, no quise preguntar más, porque la información ya la tenía gracias a uno de sus hombres que le tuve que insistir tanto para que me diga que es lo que sucedió con Franco porque no estaba aquí junto a mí.

Por fin llega la mañana más ansiada los rayos del sol se hacen presente aunque tenues, pero se divisan entre las delgadas cortinas de la clínica.

Veo que Franco está acostado junto a mí en otra camilla, no puedo creer que este loco hizo esto.

No sé porque me sorprendo si no hay nada que sostener señor pueda resolver.

Entra la enfermera de turno nos checa y anota.

° Señorita perdón, ¿ya me puedo ir?

Le digo en voz bajita.

○ Sí. Llevaré esto al doctor, verífico y le firma su alta.

° OK, muy amable...

Ella asiente y se retira sonriendo, ya que ve a Franco dormido en la camilla continua.

Se despierta y me mira con una leve sonrisa.

° Amor estás despierta ya. Dime estás bien cierto.

° Si, me siento muy bien y decirte ¿Qué no sé en qué momento paso esto?

° Sabe que yo no pudo dejarte sola, caro quería estar a tu lado.

Yo río al escucharlo.

° Gracias amor, sabes ya me puedo ir. Tú también, por lo que veo no te quedas aquí un día más.

° Si, me conoces muy bien, si tú te vas yo voy también.

° ¿A dónde sea?

... Franco sonríe y si sé cuál es su respuesta.

° Sabes muy bien que te voy a contestar. Yo Franco Pízquela te seguiré a ti Lizzie Thever Alcázar a donde sea que tú vayas y no hay más remedio que tener que soportar mi presencia.

En la habitación las rosas se pueden oír gracias al eco.

... Después de firmar algunos papeles y cancelar la cuenta, nos vamos a casa de la señora Rebeca. Quiero verla ya y saber quien es la mujer que cuido con mucho amor a Franco.

Él aún sigue con su pierna en yeso y la venda en su cabeza, pero es tan terco que el médico le dio de alta en contra de su voluntad.

Me toma mi mano y me dice que olvidemos la mala racha.

° Nuestra vida se basa en todo lo que u a pareja puede abarcar, pasamos mucha sisas en tan poco tiempo así que debemos hacer lo posible por perseverar un futuro juntos tomados de la mano y así caminamos por el pasillo hasta que encontremos la plenitud de la vida.

Él sonríe y me besa suavemente, al llegar ayudan a Franco a salir y yo voy junto a él.

Es una casa con mucha vegetación externamente. Nos recibe una mujer muy amable al parecer su ama de llaves.

Al entrar vemos a la que sé que es su abuela. La señora Rebeca cambió mucho en tan pocos días, la vi pálida en la clínica y hoy sus mejillas tienen color. Se emociona al vernos y trata de pararse, pero Franco es más rápido que ella y la toma del brazo con cuidado.