AMOR Y PASION EN EL AMAZONAS

Danna llega a su habitación. Antes de irse a la suya pasó por la de ella la noche anterior y no le vio, tampoco en el desayuno, su curiosidad la comía, así que pospuso la excursión con Luis para más tarde, se dirigió nuevamente a la habitación de Alis

-Amiga cuéntamelo todo, anoche no dormiste acá, y porque esa mala cara. ¿Te ocurrió algo?, te hizo algo ese imbécil. Porque lloras amiga, cuéntame por favor.

-¿Por qué tengo que llorar?

Danna, no sé que me ocurre

Debería estar feliz, y no lo estoy. Pase una noche inolvidable. Mi primera vez, con un hombre de ensueño, fue mejor de lo que imagine, pero siento un vacío enorme.

Es como si se hubiera llevado algo de mi amiga. Verlo hoy removió deseos y cosas extrañas en mi cuerpo. Me pidió que habláramos y me negué.

Amiga cuanto lo siento, pero por qué no hablaste con él.

¿Para que? Para que me diga que solo fue una noche, que solo fue un error. No amiga no quiero escuchar eso. Me dolería el saber que únicamente fui una más en su lista.

Debes enfrentar la realidad, no puedes encerrarte en la habitación y hacer de cuenta que no pasó nada. Que él no está aquí. Te protegiste. Porque no usaste los preservativos los veo completos ¿y ahora?

No te preocupes amiga él estaba preparado. Así que no habrán accidentes. Estaba en el manantial y de pronto el llegó y estuvimos a punto de hacerlo allí mismo, pero descubrió que era virgen y me pasó la ropa. Me vestí, pero luego Al estar frente a su habitación. Cedí a sus encantos y caí como una tonta. Es que no imaginás lo que me hace sentir.

Sí que lo sé amiga, por eso te dije que disfrutarás el momento. Eres joven, Alis, es hora de que comiences a vivir, a experimentar, deja los tabúes. Ya eres mayor para estar esperando al príncipe azul, que no llegará eso solo pasa en las novelas, anímate a hablar con él. Eres adulta. Debes dejar la historia de las fantasías y cuentos que leíamos. Date una oportunidad y también a él.

Gracias Danna, es bueno tenerte conmigo.

Ánimos, la vida no se acaba al perder la virginidad. Te estabas perdiendo de muchas cosas y las que te faltan amiga ya verás. Ja, ja, ja.

u mm me lo pensaré, eso de darle una oportunidad aún está en veremos.

Mientras tanto Arnold estaba cabizbajo observando por la ventana el manantial, pero no veía tal cosa. No lo pudo haber soñado. ¡Imposible! Esa mujer fue suya, su primera vez fue de él.

Porque le esquivo esta mañana, sería que esa mujer y el deseo de tenerla lo hacía tener alucinaciones, pensó que quizás se estaba volviendo loco, pero no podía ser posible que aquello hubiera sido un sueño. No, él lo recordaba vívidamente.

Era una locura, no podía sacar las imágenes de la noche que pasó con ella, con cada recuerdo su cuerpo reaccionaba. Sin duda alguna ella era especial. Muy diferente a las demás con quien también hubiera pasado una noche y hasta meses, pero ninguna se comparaba con ella. Había algo diferente que lo hacía desearla con desesperación. Esa sensación que sintió al ser rechazado jamás la había sentido con otra mujer.

¿La habría lastimado y no se había dado cuenta? No podía ser posible. Fue lo más amable cariñoso y delicado que nunca, sabía que le entregaba algo muy preciado y que había que tratarla con mucha delicadeza, aunque en algunos momentos él había sido un poquito torpe, pues también era su primera vez con una mujer de tal calidad en pureza. Algo que él jamás había tenido, ni con todo su poder. No le gustaba comprar ese tipo de cosas y tenían que pasar espontáneamente. No habría permitido que nadie mirara la sábana con su precioso regaló, para que no se convirtiera en chismes de hotel, debía proteger su reputación, el respeto y admiración que todos sentían hacia ella.

Si ella había salido tan temprano, era porque no deseaba que se enteraran de lo que había pasado esa noche. Fue y la sacó de su maleta y la olía y reviso allí estaba la prueba de que había sido real, de que no lo había soñado, olía a frutos rojos, a Pasión. Entonces donde carajos estaba el manantial.

Eso le ponía la cabeza como trompo, "inmediatamente al levantarse esa mañana" ya habia recogido la sábana para que no se la llevasen a la lavandería y la metió en su equipaje, no quería perderla sería algo que guardaría para siempre. Cualquiera que hubiera podido leer su mente en ese momento, estaría pensado que estaba loco y en cierto modo, si lo estaba. Ella le hacía patinar el coco.

Tenía que encontrarla y le preguntaría por qué estaba tan distante. ¿Qué había hecho mal? Solo quería saber para arreglarlo, pero en cuanto sale de la habitación ve a Pedro y recuerda haber escuchado de su boca que amaba a Alis con su vida. ¿Y si Alis también lo amaba? No, imposible. Pedro le doblaba la edad. Aun así le preguntaría a él, de hombre a hombre y si tenía que decirle directamente que Alis le gustaba también lo haría.

-Pedro, necesito saber algo y me gustaría que me respondas con total sinceridad. Creo que en el poco tiempo que he estado aquí he demostrado que soy de confiar.

Pedro lo miró a los ojos, tenían cierto brilló cuando de Alis se trataba, era zorro viejo y sabía que algo tenía que ver con Alis, ya había visto ese tipo de miradas mucho antes que en ellos. Aunque Alis lo quisiera ocultar, la conocía desde muy pequeña y a él que apenas lo conocía al hablar de Alis o al verla reflejaba en sus ojos ámbares un brilló diferente.

-Le escucho Señor Belmonte.

-Pedro solo Arnold, eres el encargado de este lugar y me gustaría que me tutearas.

Arnold jamás permitía que nadie le llamará diferente a Señor Belmonte o Arnold, pero con este hombre era diferente.

-Está bien Arnold, que desea saber.

-Porque dijiste que amabas a Alis con tu vida, sé que soy un recién llegado y no debería de preguntar esto, pero me quedé pensando en la conversación que tuvimos cuando lo mencionaste.

Pedro se rasca la cabeza, no sabía cómo responder a tal pregunta, no entendía cómo pude dejar escapar ese detalle.

-Creo que no es el momento ni el lugar para hablar de ello, ahora si me disculpa viene la señorita y debemos prepararnos para el evento de mañana.

Arnold miró hacia donde Pedro veía, entendió sin más explicaciones a lo que aquel hombre se refería. Venía Alis más hermosa que nunca su cabellera rubia suelta en todo su esplendor. No se cansaba de observar la belleza de esa monumental mujer, un vestido de media pierna que dejaba ver los hermosos pilares que le sostenían. Y al compás de sus caderas su cabello bailaba cual vaivén de la noche anterior cuando la tuvo entre sus brazos. Su imaginación le traía gratos recuerdos, que despertaban sus deseos más bajos y que jamás había sentido.

Pedro le miro y nuevamente veía como chispas saltaban de los ojos de Arnold al ver a Alis, ella por su parte al mirarlo su tez blanca cambió a un rubor exquisito que le hacía ver más viva que nunca, sus mejillas se tornaron de un rojo intenso, se marchó, pues sabía que allí estaba de más.