Él creía que al igual que en sus vidas pasadas moriría con un corazón roto. Así que contacta con el alpha dormido dentro de él, que le jura ayudarlo a ser finalmente amado. Dándole como objetivo al chico del que se enamoró a primera vista. El mismo chico que es su compañero en la academia de magia y que resulta ser completamente su opuesto.
El príncipe de los demonios enamorado del único hada que rezaría por él y se mantendría como un ángel.
¿A pesar de su mala suerte en el amor, logrará ser amado? ¿O morirá en manos de su amor?
⚠ Contenido adulto
⚠ Es un mundo Omegaverse (Contiene Embarazo masculino)
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Marcada por su sangre
Un nuevo semestre comenzaba. Y para mi mala suerte, tenía un compañero de cuarto. Era un chico llamado Morgan con aire de perdedor. O eso pensé cuando lo vi. No era más alto que yo, aunque eso sería casi imposible, los dragones somos altos. Y en esta escuela no verán a titanes o algo así.
Se notaba a leguas que Morgan era un demonio, tenía unos ojos de serpiente y cabello negro. Extrañamente, fue amistoso conmigo.
—Keke~ ¿Eres Kentin Dracon?— Preguntó sacando a lucir una larga lengua de serpiente. Era el triple de larga que la mía y muy delgada.
—Así es... ¿Y tú eres?— Me crucé de brazos.
—Morgan Tuppic— Me ofreció su mano. Sus uñas eran negras.
—No toques mis cosas y tampoco pases a mi lado de la habitación ¿Entendiste?— Yo no tenía nada de simpático y no estaba feliz de compartir cuarto. Espero no sea un metiche. Igual, dudo que alguien sea tan insoportable como Cyara.
—Vale, keke~— Seguía haciendo ese ruido extraño con su voz. Bueno, parece darle igual mi actitud.
Alguien tocó la puerta y se asomó. —¡Hola! Tú debes ser el nuevo estudiante, Morgan— Entró Soran.
—Es un gusto poder conocerlo— El demonio se alegró por la presencia del rubio y le besó el guante.
—¡Ahaja! Sí, me llamó Soran— Le sonrió. —Cualquier cosa que necesites puedes pedirmela o preguntarle a Kentin—
—No me hagas el mentor de un novato— Me enfadé.
—Aquí tienes tus cosas— Le dió una caja, la misma de mi primer día. —Bien, me retiro—
—¿Ya te vas?— Le pregunté.
—¿Quieres acompañarme?— Esa era una clara invitación.
Salimos de la habitación. —Ese guante se ensució, así que quémalo— Él rió estruendoso por mi orden.
—Eres algo celoso—
—¿Algo?— Levanté una ceja. —Con semejante cuerpo que cargas tengo que andar alerta— Mi toxicidad volvió. Supongo que lo tóxico no se me quitará ni en mil vidas más.
—Eres muy divertido— ¿Qué acaso soy un payaso? Todo lo que digo le causa gracia.
—No lo soy— Él se sacó los guantes y tomó mi mano. Podía sentir sus cicatrices. Hice lo mismo que Morgan, pero con la elegancia digna de un príncipe.
Soran se sonrojó. —Deseo que nadie te toque y que no le sonrías a nadie más... ¿Es imposible?—
—Hay muchos tipos de sonrisas, Kentin— Me sonrió con calidez. —Y solo a tí te sonrio con pasión— Jaló de mi mano y me susurro. —Sobre todo cuando hacemos el amor— Me miró con picardía.
—¿Me estás tentando?— Él se rió avanzando. —¡Hey, no huyas!— Le di una nalgada.
—Tonto, ahaja— Le sonreí con tranquilidad. Su alegría apaciguaba mis emociones.
Mientras caminábamos nos topamos con un grupo. Me extrañó, porque iba Cyara. Y no conocía a los dos chicos que la acompañaban, lo primero que pensé fue «¿Potenciales enemigos?». Entonces recordé el libro que me mostró mi papá, donde se encontraban todos los descendientes de los reinos. El pelirrojo que iba a la izquierda de Cyara era el príncipe del Norte. Y el otro... Ni idea de ese pendejo.
Soran se hizo a un lado, al igual que yo, pero ellos no nos ignoraron. —Así que ustedes son la rumoreada pareja— Sonrió burlesco el tipo que no sabía quién era.
—¿Por qué andas con él?— Le preguntó a Soran.
—Me sorprende lo interesada que está la gente por mi vida personal— Le decía el rubio. —Búscate una vida ¿Quieres?— Me hizo reír internamente. Cuando molestan a Soran se defiende de verdad y eso que él es muy tolerante. Ya salir conmigo lo hace el hombre más paciente del mundo.
Continuamos nuestro camino ignorándolos. Pero, mis presentimientos eran ciertos. Ellos se convertirían en nuestros peores enemigos.
—¡Hola!— Franny vino a saludarnos. —¿Es cierto que en el tercer año reclutan a estudiantes?— Preguntó de repente.
—Sí, algunos antes— Contestó Soran.
La escuela absenta pertenece a la Orden mágica. Es una gran organización del Capitolio, donde encontrarás a los mejores controladores de maana. Los mejores hechiceros, magos o brujos de la academia son escogidos para unirse. También está la Orden de caballería. Los grandiosos soldados del imperio.
—Entonces... ¿Es verdad que te enviaron una invitación?— Me asombré con la pregunta de Franny hacia Soran.
—¿Qué?— Me volteé a verlo.
—¿Cómo lo supiste?—
—Lo escuché el otro día del presidente de los grifos—
—No es bueno oír a escondidas...— Dijo Soran.
—¿Por qué no lo mencionaste?— Cuestioné.
—Aún no lo decido, Kentin— Me habló. —Y no lo creí tan importante—
—¿¡Qué no lo creíste importante!? ¿Qué hay de lo que hablamos? ¿Tienes idea de lo significativo que es aquello?— Grité.
—Ups, parece que hablé demás...— Dijo Franny, retirándose rápidamente.
—Y-yo...—
—Debiste decírmelo... Es una oportunidad que cambiará tu vida para siempre. Y tal vez nos separemos— Iba a irme junto a mi histéria.
Soran agarró mi muñeca, y no pude zafarme. Era ridículamente fuerte.
—¿¡Qué quieres decir con eso!?—
—¡Lo que dije! Sí vas ahí no solo te convertirás en mi enemigo, no podremos contactarnos si quiera... Y tal vez te pierda— ¿Es normal que después de enojarme quiera llorar?
—Kentin, no pasará— Me observó confundido. —Mira, sí quieres no voy—
Negué rotundamente. —Es una enorme oportunidad, no puedo hacer que te la pierdas. Vivirás bien y obtendrás una vida normal. La vida de cualquier hada de renombre. Tu reputación aumentará y sí un día deseas casarte... No podrás estar al lado de cualquiera— Lágrimas se juntaron en mis ojos, pero me las tragué todas debido a que comencé a pensar en su bien. —Estarás alejado del ajetreo de los demonios como yo y estarás seguro—
—¡Kentin aún no tomo una decisión!— Repitió. —¿Y qué tonterías dices? Solo me casaré contigo. Sí deseas que sea tu esposo lo seré y sí deseas que no me aliste a la caballería no iré. Además, te lo prometí ¿No?— Me abrazó. —Te prometí que siempre estaría de tu lado. Aunque todo el mundo esté en tu contra, yo siempre te apoyaré y querré— Tomé su rostro para besarlo.
—Sí vas podrás liberar tu pueblo más fácilmente. Tienes que hacerlo por ellos— Apretó mi mano ligeramente.
—Tienes razón, así que cuando llegue el momento me iré.— Su decisión me abrumó. —Tengo que salvar a mi pueblo. Pero, mi segunda prioridad eres tú— Afirmó. —No te intercambiaría por nadie... De entre toda la gente de este mundo no habrá nadie como tú— Esta vez yo lo envolví entre mis brazos.
—Estoy de acuerdo, no hay nadie como tú, Soran. Podría vivir mil vidas más, pero serás único— Lo he comprobado.
Esos perfectos ojos color miel solo pertenecen a una única alma. La alma de la que me enamoré.
Soran es más de lo que puedo describir. Desde la primera vez, supe que el extremo de mi hilo rojo tenía que estar conectado a él. ¿Qué será lo que me hace amarlo tanto? ¿Había una razón? Porque creo que crecen cada día, de la misma manera que no existen. Solo lo amo, no puedo evitarlo.
¿Está mal que el villano se haya enamorado del héroe? incluso si un día tengo que morir entre sus manos estará bien. Creo que aquella puede ser la mejor dicha de un villano. Desde el momento que te amé te convertiste en mi perdición, Soran. Y yo en tu inevitable debilidad.
Acaricié su rostro, estaba tan bien perfilado, que estoy seguro que los mismos dioses lo esculpieron.
Sus ojos se dirigieron a la mano que lo tocaba y sonrió antes de hablar. —La campana ya sonó— Lo acompañé a las aburridas clases.
Sí fuera por mí, pasaría todo el día haciéndole el amor a Soran, aunque supongo que es imposible. Y con esto noté que mi cuerpo actual suele tener su apetito más despierto que los anteriores. ¿Será culpa de Leviatán?
«Me doy el crédito, pero siempre los demonios preferiran los placeres más mundanos».
Sobre todo teniendo un omega tan lindo y sexy como es Soran.
«Su manera de tomar el control en la cama es excitante»
Me reí solo y Soran me vió extraño.
«Genial, somos un bicho raro»
—¿De qué te ríes?— Me observó curioso.
—Me jacto de lo grandioso que soy— Él sacó una risita y negó divertido. —¿No crees que sea grandioso?—
—Ahaja, no me harás confesar— Nos sentamos en nuestros bancos.
Pd:es re tierno 🥺, no me lo destruyan (aunque también debe de hacerse fuerte, para que no lo lastimen o abusen de él).