Odet y Dafne se conocen desde niñas, siempre fueron amigas hasta que cada una tomó su camino. Después de muchos años volvieron a encontrarse. Esta es una historia basada en hechos reales, los nombres y los personajes fueron creados para dar vida a esta historia. No todo lo que se escribe pasó de verdad. Sin embargo, algunas cosas sí pasaron.
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La rondalla
Guadalajara, Jalisco...
Rolando iba saliendo del hotel con Isabel. Últimamente, se veía con ella más seguido.
No le importaba descuidar el trabajo con tal de acostarse con ella.
Por ningún motivo iba a desaprovechar esa oportunidad que se le ofrecía en bandeja de plata. Además, Isabel era muy seductora y apasionada.
Aurora no había querido soltar prenda, y él, la verdad, estaba necesitando algo así.
Rolando se sentía un poco culpable, pero al fin y al cabo no estaban casados.
Aurora se hacía cargo de la agencia, ya que Rolando cada día la desatendía más.
Ese día llegó casi al cierre.
Mi amor, ¿qué te está pasando?, hay mucho trabajo y yo no puedo sola.
¿No puedes sacar el trabajo?, entonces, ¿para qué estás aquí?
¡Rolando!, ¿por qué me hablas así?, el trabajo es de los dos, no solo mío.
Aurora, yo soy el dueño, y tú, mi empleada. No quieras pretender que yo siga tus órdenes.
¿Qué te está pasando?, tú no eres así, dijo ella sin lograr entender su actitud.
Estoy cansado de que siempre que quiera estar contigo, tú me rechaces. Te comportas como una niña.
Pero, ¿qué tiene que ver eso con tus llegadas tarde?
Todo, ya no quiero llegar a un lugar donde no soy bien recibido. Yo necesito a una mujer no a una niña.
Rolando, te estás comportando como un patán, ya no sé quién es peor, tú o Sergio.
No me estés comparando con ese idiota. Y, ahora, ponte a trabajar que para eso te pago.
Rolando entró a su despacho y diez minutos más tarde se dio cuenta de que Aurora se había ido.
Cerró y se fue en su coche hasta su casa.
Al día siguiente, Aurora no se presentó a trabajar. Una semana después, Aurora seguía sin presentarse a trabajar.
Rolando ya estaba bomba, no daba con bola. No sabía cuáles trabajos eran los primeros. Aunque todo estaba acomodado perfectamente.
Sara hacía la limpieza, y lo veía todo desesperado, le dijo cuáles trabajos debían salir primero. Ella había aprendido porque Aurora siempre la ponía al tanto de todo. La verdad, era muy lista, pero ella no era Aurora.
Al cerrar Rolando decidió visitar a Aurora.
La madre de Aurora lo recibió. ¿En qué puedo servirle, Rolando?
Por favor, señora, necesito hablar con Aurora.
Ella ha estado un poco indispuesta, en este momento está con el doctor.
¿Aquí?, preguntó Rolando.
No, fue al hospital "La salud".
¿Qué le pasa?, preguntó Rolando.
No sé, dijo Sahira, se sentía muy mal.
Rolando fue a ver qué le pasaba a su novia.
Ella estaba en el consultorio con el doctor Pérez.
Lo que usted tiene es una depresión muy fuerte, además del estrés. Necesita tranquilizarse, le voy a dar una receta que le servirá por lo menos unos días. Pida cita para un mes, por favor, para seguirla tratando.
Al salir Aurora se topó con Rolando.
Mi amor, ¿qué te sucedió? ¿Por qué estás aquí?, Rolando la abrazó.
¡Suéltame!, gritó Aurora.
Pero, ¿qué te sucede, mi amor?, soy yo, Rolando.
No quiero volver a verte en mi vida. Está claro que para ti yo no significo nada. De manera que soy tu empleada. Pues desde este momento ya no soy tu empleada, renuncio, no quiero volver a trabajar contigo ni tampoco quiero seguir contigo, hemos terminado.
Aurora salió lo más rápido que pudo y se fue en un taxi tan rápido que Rolando no la pudo alcanzar.
Sahira vio llegar a su hija toda alterada.
Hija, ¿qué te dijo el doctor?
Nada, dijo que era solo estrés. Me voy a acostar. Mamá, si viene Rolando dile que no estoy no quiero volver a hablar con él, por favor.
¿Te hizo algo?
No te preocupes, mamá, son problemas míos yo los resolveré, solamente que no quiero verlo.
Está bien, hija, como tú digas, pero tranquilízate.
Como era de esperarse Rolando fue a la casa de Aurora.
¿Otra vez usted? Lo siento, Aurora no quiere verlo.
Por favor, señora, necesito hablar con ella.
Mire, Rolando, mi hija está muy alterada, el doctor le recomendó reposo, así que por favor, le suplico que se vaya ella no lo recibirá.
Estás bien, señora, con permiso.
Días después... A Rolando no le quedó más remedio que contratar a otra persona para que le ayudara en su negocio.
Pero era obvio que esa chica no sabía hacer nada.
¿Qué pasó, Maricruz?, ¿no me dijiste que eras experta en dibujo y que habías estudiado?
Sí estudié, lo que pasa es que esto es nuevo para mí. Yo estudié otro tipo de dibujo.
Lo siento, pero no me sirves para nada. Necesito que te vayas.
Y así, una tras otra eran contratadas y despedidas al instante ninguna era tan buena como Aurora.
Su negocio se estaba yendo al traste.
Algunos clientes se enojaban porque sus trabajos no eran entregados a tiempo y otros cancelaban.
Un mes después, el negocio fue cerrado temporalmente por no contar con personal ni tiempo para hacer todos los pedidos.
Durante todo ese mes Rolando le rogaba mucho a Aurora, pero ella no quería saber nada de él.
Pero claro durante ese mes también visitaba mucho a Isabel. Era la única con la que se sentía tranquilo.
Un día en que estaba con ella en el cuarto de hotel tocaron a la puerta.
Pensando que era el servicio de comida Rolando dijo:
Adelante.
El tipo entró como bólido y sacando una pistola amenazó a los dos personajes.
¿De manera que es verdad que me engañas?, eres una p***a.
¡Samuel!, no es lo que tú te imaginas, yo..., gritó Isabel, no esperaba ver a su novio ahí.
¿No es lo que yo me imagino?, no seas estúpida, estás en un hotel con un hombre que no soy, ¿y me dices que no es lo que yo me imagino? No necesito ser adivino para saber lo que estabas haciendo, ¿o me vas a decir que estaban rezando un rosario?, por Dios, Isabel no soy tonto ni estúpido.
Por favor, no dispare en este mismo momento me voy de aquí.
Sí, inmediatamente, agarre su ropa y lárguese, si lo vuelvo a ver con mi novia esta vez no seré tan buena persona.
Rolando agarró todas sus cosas y se fue corriendo a todo lo que daban sus piernas.
Estaba medio desnudo, se fue poniendo la ropa en el pasillo.
Jamás supo lo que le pasó a Isabel. No la volvió a ver más.
Ya en su coche su pensamiento voló hasta Aurora. "¿Dónde estás, mi amor?, solo tú me comprendías y eras mi mano derecha. ¿Por qué tuvo que pasar todo esto para comprender que es a ti a la única mujer que yo amo?".
Rolando lloró en su coche sin que nadie lo consolara.
Al verse cerca de la muerte comprendió que nadie debe tomar las cosas ajenas y también supo que jamás podría olvidar a Aurora. Así que decidió empezar de nuevo y tratar de conquistarla.
Entonces, decidió que no podía echarse para atrás y una semana después volvió a abrir el negocio, pero esta vez sí le echaría más ganas.
.
.
Aurora apenas iba a acostarse cuando oyó música bajo su alcoba. Una música tan suave como si una rondalla estuviera presente.
Las canciones que interpretaban lo hacían con tal sentimiento que Aurora no resistió la tentación y se asomó al balcón...