A los dieciocho años, me vi obligada a casarme con Aureliano Estrada, un hombre poderoso, atractivo e inteligente, pero también un despota que se había encaprichado conmigo. Lo odiaba profundamente, ya que su ambición me había obligado a renunciar al amor de mi vida, Marcos Villasmil, el chico más guapo y dulce que jamás había conocido. Nuestro amor era real y puro, pero mis padres no lo aceptaban; al menos eso me hacían creer. Cada día en la vida con Aureliano se sentía como una prisión dorada. Aunque tenía todo lo que muchos desearían: una mansión, fiestas lujosas y la admiración de la sociedad, mi corazón seguía anhelando la libertad que había perdido junto a Marcos. La sombra de su recuerdo me seguía, recordándome lo que realmente importaba: el amor verdadero y la felicidad genuina. Mientras navegaba por esta nueva vida impuesta, comenzaba a cuestionar mis decisiones y a buscar maneras de recuperar el control sobre mi destino. Sabía que no podía seguir viviendo así, atrapada entre las expectativas de mis padres y el dominio de Aureliano
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo XXI El precio de la verdad
Punto de vista de Emiliano
Saber que mi amado sobrino se había casado con la hija de mi peor enemigo me puso de mal humor, ese hombre me quito al amor de mi vida y ahora resulta que mi Aureliano se había casado con Veronica la hija de mi amor imposible y mi peor enemigo.
Hace años que dejé esa parte de mi vida atrás u ahora todo vuelve al presente. Lo que sentí cuando Catalina me dijo que no me amaba y que se casaría con Carlos me rompió el corazón, juré en ese entonces olvidarme de ella y seguir mi vida junto a Laura la mamá de mi hijo Sebastián.
Los padres de Catalina o quisieron que yo me casara con ella, ya que en ese entonces yo no tenía dinero, así prácticamente se la vendieron a Carlos, desde ese entonces bite salí adelante y crear mi propio imperio y gracias a mi hermano lo hemos logrado, además Aureliano y Sebastián son buenos en los negocios y ellos han logrado sacar adelante nuestra empresa hotelera.
No pude ocultar mi descontento cuando me dijo mi hermano que Veronica era la hija de los Méndez, por eso preferí salir de la casa de mi hermano, no podía ver a esa muchacha y su parecido con mi amada Catalina.
Al día siguiente Max me pidió que habláramos, estaba renuente a tocar el tema, pero él me insistió. Llegue a su casa a la hora acordada.
“Toma asiento hermano”, dijo Max bastante serio.
“Gracias, pero no tengo mucho tiempo, necesito que digas rápido lo que tengas que decir”, respondí cortante.
“Esta bien”. Empezó hablándome de la visita que le hizo Carlos antes de la boda de Aureliano con Veronica, me dio asco saber que alguien podía hacerle algo así a su propia hija. “Ese hombre está enfermo, ¿cómo pretendía hacerle eso a su propia hija?, de igomanera no debiste sacrificar la felicidad de Aureliano pasea salvar a esa joven que no es nada tuyo”.
En mi mente no cabía la idea de que mi hermano prefiriera la felicidad de alguien que ni siquiera conoce que la de su propio hijo.
“Antes de juzgar escucha mis razones, ya que tengo una muy válida”, respondió mi hermano dándole muchos rodeos a esta conversación.
“Dime tus razones, porque no te estoy entendiendo”, respondí perdiendo la paciencia.
“Esta bien hermano, solo no me interrumpas hasta que termine de hablar. Ese día Carlos me confesó que Veronica no es su hija y que por eso debía recuperar lo que había invertido en ella”, las palabras de Max me estaban taladrando la cabeza, no sabía ni que creer. “También me confesó que Veronica es tu hija”, esa confesión me cayo como un balde de agua fría.
“¿Estás seguro de lo que estás diciendo?, puede ser mentira de ese desgraciado”, dije confundido.
“Me tome la libertad de mandar hacer pruebas de ADN y aqui tienes los resultados, no te había dicho nada, ya que no sabía cómo hacerlo, pero en vista de tu rechazo hacia Veronica decidí que era hora de que lo supieras”.
“La traté muy mal cuando la conocí, fui un patan con mi propia hija”, el remordimiento me estaba matando tenía que buscar la manera de resarcir mi actitud.
Espere algunos días para pensar, lo más importante era ahora mi hija y quería poder tener la oportunidad de conocerla, tampoco puedo decirle quien soy, eso sería un golpe muy fuerte para ella.
También tenía que buscar la manera de hablar con Catalina, ella debía darme una explicación, tenía que saber qué pasó para que ella me ocultara la verdad, para que me ocultara a mi hija.
Tuve que contratar a alguien que siguiera los pasos de Catalina, ella tenía una vida muy insípida, tal parecía que no podía hacer nada por sí misma. Después de dos semanas dimos con su rutina y el espacio que necesitaba para hablar con ella.
Llegamos a una clínica, me tocó sobornar a medio mundo para poder tener cinco minutos con Catalina. Pero finalmente lo logré.
“Buenos días, doctor”, dijo Catalina con la mirada en el piso.
“No eres ni la sombra de la mujer que solías ser”, le dije llamando su atención.
“¿Emiliano?, ¿Qué es esto?, ¿Qué está pasando aquí?”, pregunto confundida.
“No tenemos mucho tiempo, solo quiero saber ¿por que me ocultaste a mi hija?”, pregunté directamente.
“¿De qué estás hablando?, yo no tengo hijos tuyos”, respondió aún negando una verdad que ya sabía.
“Ya basta Catalina, háblame claro. Dime de una vez la verdad… bueno ya se la verdad. Ahora quiero saber ¿que paso?, ¿por qué me ocultaste a Veronica?”, no estaba dispuesto a seguir escuchando mentiras.
“Esta bien, te lo dire. A mi me obligaron a casarme con Carlos, no tuve mas opciones. Me dijeron que te habías ido del país y que no volverías, estaba embarazada y sola y mi única opción fue Carlos. No sabes lo que me costó empezar una vida con él, y después me enteré de que estaba embarazada, sabía que no era de Carlos, pero me tocó mantenerlo oculto hasta que se dio cuenta. Pensé que era mi fin; sin embargo, Carlos asumió que el bebé era de él y yo no tuve el valor de decir la verdad”.
“Es increíble que haya pasado todo esto, perdimos nuestra felicidad por intrigas de terceros”, comente con nostalgia.
“Ya no se puede cambiar el pasado, ahora debemos trabajar para que Veronica sea feliz, ahora que Carlos sabe que no es su hija va a hacer de todo para vengarse de nosotros y lo hará haciéndole daño a nuestra hija… lo primero es alejar a Veronica de tu sobrino, ella me dijo que era feliz con el, pero se Carlos la obligó a casarse con Aureliano solo para verla sufrir, pues tu sobrino tiene mala fama”, explicó Catalina angustiada.
“Te equivocas, los he visto juntos y ellos son felices, mi sobrino no es lo que dicen de él”, aclare ese punto.
“Por favor cuida de nuestra hija, yo lo hice hasta aquí, pero ya no tengo más fuerzas”, respondió Catalina con lágrimas en sus ojos.
“Deja a ese hombre, yo te ayudare a salir de todo esto, vente conmigo”, le pedí sinceramente.
“Ya es muy tarde para eso, ahora me tengo que ir. Si Carlos se entera que hable contigo… no quiero imaginar lo que pueda hacer”, Catalina salió de la clínica cabizbaja. Su salud no parecía ser la mejor, así que pedí me dieran información de ella y lo que descubrí fue terrible. Tenía que ayudarla a cómo diera lugar.