Anabel

Alejandro tenía muchas preguntas acerca de Anabel, todo en ella era un enigma. No sabía su procedencia, ni a qué familia pertenece, ni nada.

Ella era como una niña pequeña, totalmente inexperta, no sabía nada de la vida , era como si hubiera crecido en una prisión. Le parecía la criatura más adorable del mundo.

Alejandro- Dime una cosa, Anabel, dijiste que aprendes en secreto ¿Quién te enseña?

Anabel - Me enseñaba Matilde, pero mi suegra la ha despedido porque se dio cuenta de que somos amigas.

Alejandro - ¿La familia Salazar te tiene encerrada en contra de tu voluntad?

Anabel - No, yo amo a mi marido y haría lo que fuera por él, por eso obedezco todo lo que me dicen, la verdad es que ellos no me obligan a nada, soy yo la que dice que sí a todo.

Alejandro - Pero es imposible que seas feliz de esa manera, cediendo siempre por contentarlos a todos. Deberías pensar más en lo que tú deseas hacer y en lo que te hace sentir bien.

Anabel - Eso intento, pero aún me falta reunir fuerzas para hacer valer mi opinión.

Alejandro - Te he enviado un link, deberías leer ese libro quizás te haga ver las cosas con claridad.

Fran tenía que hacer un gran esfuerzo para sacar tiempo y hablar con Anabel. Se quedaba despierto casi toda la noche para poder verla por videollamada, la echaba muchísimo de menos y sabía que no era feliz, aunque intentara disimularlo delante de él.

Cuando volviera a casa tenía que recompensarla por todo lo que estaba sufriendo. Al estar lejos de ella podía ver las cosas de otro modo, la había alejado de su hogar, de la única vida que ella conocía y la trajo a una nueva familia, a una vida totalmente desconocida, donde todo era extraño para ella y para colmo no se lo estaban poniendo nada fácil. De vivir en el campo rodeada de naturaleza, ahora estaba encerrada todo el tiempo, ni siquiera salían nunca de casa.

Toda la frustración que Anabel sentía , la descargaba estudiando , quería saberlo todo de esa maldita sociedad que tanto le importaba a su familia política.

Así fue como se topó con sus fotos en las redes sociales y los miles de comentarios alabándola, Matilde tenía razón, la gente la adoraba y su suegra y Valeria estaban celosas .Se le cayeron las lágrimas al ver que no había ni un solo comentario negativo.

Las fotos de su boda eran preciosas, se les veía tan enamorados, era una lástima que el amor de Fran solo fuera por momentos. A veces sentía que ese hombre era capaz de bajarle la luna y otras le hacía desear estar a dos metros bajo tierra con su silencio y su indiferencia.

Asi fueron pasando los días y en lugar de dos semanas había pasado casi un mes.

En el campo.

Juan y Rosaura han ido a casa de Manuel, están destrozados por no saber nada de su hija Anabel, desde la boda. Su suegra les prometió que les visitarían a menudo y ahora no saben qué pensar. Ni siquiera tienen una dirección a donde ir a buscarla.

Rosaura - Mi instinto de madre me dice que mi hija está mal, lo presiento, ella no está bien.

Juan- Todo es muy raro, no nos dejaron ninguna dirección de contacto a conciencia. Para que no pudiéramos buscarla.

Manuel - Tranquilo amigo, mañana iré a ver a García, ese tal Andrés es su primo, él sabrá cómo contactar con ellos. Después de hablar con él, iré directamente a tu granja. Tus problemas son los míos y Anabel es importante para todos nosotros.

Cuando el matrimonio se fue, Margarita montó en cólera - Eres un viejo estúpido ¿Qué te importa a ti Anabel? ¿ Todavía piensas en ella verdad? ¿Por eso nunca me has tocado, no sabes cómo os odio a todos, espero que esté sufriendo mucho o mejor aun que esté muerta y enterrada.

Julia no pudo más y le dio una bofetada - ¿Qué clase de monstruo eres tú? No te importa nadie. Tus padres están sufriendo, tú hermana está desaparecida desde que se fue de aquí y tú solo dices estupideces. Mi hermano podría ser tu padre y te quejas de que no te toca, menuda desvergonzada.

Manuel - Podría ser incluso su abuelo, Juan es mucho menor que yo.

Margarita - Pues me da igual, no haberte casado conmigo, soy tu mujer y como tal debes darme todos mis derechos.

Manuel - Mira niña malcriada, sabes muy bien por qué me he casado contigo, lo hice por el bien de tu familia, no porque me muera por ti . Lo que hay que oír.

Margarita - Pues si no te acuestas conmigo, me escaparé y le contaré vuestro engaño a García, le diré que tú y mi padre habéis hecho todo este teatro para quedaros con sus tierras.

Julia no podía más con esa maldita niña - Eres tan zorra como tu madre.

Se le escapó sin pensarlo y ya era demasiado tarde para retirar lo que había dicho. Para disimular llevó a Margarita a empujones a la habitación y la encerró allí.

Manuel estaba muy serio - ¿Por qué has dicho eso? Tú nunca usas ese tipo de palabras y Rosaura es una buena mujer, no lo entiendo.

Julia - No lo sé hermano, de verdad, esa chica saca lo peor de mí. Te dije que era un error casarte con ella desde el primer día.

Manuel - Ignórala, perro ladrador, poco mordedor.

Julia también se fue a su habitación y se puso a recordar el pasado. La primera vez que vio a Juan fue hace muchos años, vino a visitar a su hermano y a pasar unos días con él. Entonces le dijo que la llevaría a conocer a un joven matrimonio que vivía en la zona, al acercarse a la granja lo vio y se enamoró de él al instante, no supo como pasó, pero fue amor a primera vista. El también se quedó mirándola como en las pelis románticas, fue un momento mágico que se esfumó cuando Manuel le dijo- Él es Juan, el amigo del que te hablé. Ella es mi hermana Julia ¿Cómo está Rosaura y las niñas?

Los invitó a su casa y allí estaba Anabel con apenas siete años cuidando de su hermana Margarita que tenía dos años.

Juan - Rosaura se ha ido a pasar unos días con su madre.

Manuel -¿No se ha llevado a las niñas, que harás tú solo con ellas?

Juan - No se las ha llevado porque es posible que nunca vuelva. Odia esta vida y puede que sea lo mejor.

Julia miraba a Juan y a las pequeñas y se preguntaba qué clase de mujer abandona a un hombre como ese y a sus propias hijas.

Manuel - Volverá antes de lo que crees, ella te quiere, sois una familia y ese es un vínculo sagrado.

Julia se sintió la mujer más desgraciada del mundo, se había enamorado de un hombre prohibido. Aun así hizo comida abundante para él y las niñas, lavó la ropa y las baño y peinó a ambas.

Al día siguiente volvió a la ciudad , era muy duro ver a Juan sabiendo que nunca podría haber nada entre ellos.