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Celeste

Celeste

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Matrimonio arreglado / Romance entre patrón y sirvienta / Pareja destinada / Amor eterno / Viaje a un mundo de fantasía
Popularitas:230.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Tercer libro de la saga colores

El Conde Lean se encuentra en la búsqueda de su futura esposa, una tarea que parecía sencilla al principio se convierte en toda una odisea debido a la presión de la sociedad que juzga su honor y su enorme problema con las damas, sin pensar que la solución está más cerca de lo que cree cuando asiste a un evento de dudosa reputación.

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UN VIAJE PARA DOS

...LEAN:...

Yo definitivamente, había nacido con muy mala suerte.

Ya tenía esposa, pero los malos entendidos me seguían cayendo del cielo. Esa sirvienta. Maldición. Tuvo que arruinarlo, justamente cuando Marta había venido dispuesta a solucionar lo sucedido.

— No habrá noche de bodas.

¡Qué! Las cosas se ponían peor.

Marta estaba molesta y quién no, si el mismo día de su boda me halló en dos situaciones que me acusaban como un mentiroso, sucio, degenerado e infiel. Ésta vez mis hermanas y mi madre no podrían interceder por mí, no había forma de que yo quedara como la víctima en todo aquello.

Me despeiné el cabello de la frustración. Marta estaba roja de la ira, aún llevaba puesto su vestido de bodas, pero no tenía sus joyas ni el maquillaje, el cabello lo traía completamente suelto, jamás había visto su cabello en todo en su esplendor. Dorado y ondulando, rozando sus brazos y los lados de su rostro.

Estaba tentando mi ser a tomarla, pero nada de eso iba a suceder.

Me había preparado para mi noche de bodas, pero no habría nada de eso.

— La sirvienta me besó a la fuerza — Dije, observándola detenidamente, pero ella no reaccionó.

— Si es su amante, entonces tendrá que cortar con ella porque no voy a tolerar que mi esposo éste con otras mujeres, eso era antes, en su soltería, pero ahora no — Gruñó, cruzando sus brazos — Y si quiere engañarme, le sugiero que no sea tan descarado para hacerlo en mis narices.

— Yo nunca he tenido amantes, ni las tendré.

Se sorprendió — ¿Y eso qué acabo de ver que fue?

— Le repito, la sirvienta me besó a la fuerza, entró aquí y me tomó por sorpresa.

Se quedó pensativa.

— Su familia me aclaró lo sucedido — Cambió de tema, un poco más serena — Acepto que debí escucharlo antes de reaccionar así, pero no pude, estaba enojada, afortunadamente ellas me contaron que no tuvo nada que ver en esa idea.

Solté una larga respiración.

— ¿Eso significa qué me cree?

— En lo de la idea, sí, pero en lo que acaba de suceder, no lo sé — Confesó y resoplé.

— Estoy diciendo la verdad. Soy un caballero. Si la hubiera besado por voluntad propia, no le habría mentido.

Apartó un mechón de cabello de su hombro y me tensé. Sintiendo el golpe de excitación, mi ropa ligera no podría esconder lo que me estaba sucediendo.

— Todos los nobles tienen amantes, por muy caballeroso que sea, necesitan aliviar sus necesidades masculinas — Dijo, volviendo a sonrojarse.

No quería confesar mi gran secreto, me daba vergüenza. Esperaba tomar a Marta sin que se diera cuenta de que nunca había estado con una mujer. Por eso había dado un repaso a todas las instrucciones que me había dado Javier, aunque fuese un maldito mujeriego, era un experto en ese tema y esperaba que con la teoría, funcionara la práctica.

— Yo soy la excepción — Fue lo único que dije.

Estrechó sus ojos.

— Esa imagen fue muy desagradable para mí.

— Lo sé, pero yo no la besé, ni consentí dicha acción — Mi voz se volvió gutural y ella bajó su mirada, abriendo los ojos como platos.

Sabía lo que había visto, el gran bulto en mis pantalones y me avergonzó, pero si huía o me escondía, sabría que no tenía ninguna experiencia y me descubriría, debía mostrarme seguro y desvergonzado, como si estuviese acostumbrado a que las mujeres me vieran en esa situación.

Así que me quedé tranquilo y la observé detenidamente.

— Mejor me voy — Jadeó, nerviosa, caminando hacia la puerta, huyendo.

La tomé del brazo antes de que llegara a la puerta.

— No puede negarme mi derecho como esposo — Dije y me observó.

— Estoy indispuesta, he tenido un día repleto de emociones fuertes, ya le dije, que no voy a tener mi noche de bodas hoy — Se zafó y retrocedió.

Estar así era doloroso, quería aliviar lo que me sucedía.

— ¿Entonces cuándo? — Soné tan desesperado y que noté un poco de susto en sus ojos.

— No lo sé.

— Debemos concebir el matrimonio — Insistí, acercándome y pegó su espalda a la puerta.

— Sigo molesta con usted — Su respiración se atoró.

— Yo no hice nada malo.

— Le repito, estoy indispuesta — Me dió la espalda.

— Por favor... Necesito de usted.

La tomé de las caderas, impulsivamente y pegué su espalda a mi pecho.

Su trasero terminó contra mi dureza y sobresaltó.

— Déjeme ir — Susurró.

— No sabe lo mucho que sufro — Confesé contra su oído.

Se rió — Pobrecito.

— Es en serio.

Aspiré el aroma de su cuello.

— Si está tan desesperado, entonces alivie su necesidad con la sirvienta — Gruñó, tratando de alejarse, pero la abracé. Estaba celosa y eso aumentó mi necesidad.

— No, no quiero con ninguna, solo con usted — Mis manos se movieron por su abdomen.

Se apartó y se volvió para observarme.

— ¿Me va a obligar?

— No, no tomaría a mi esposa la fuerza.

— Entonces respete mi decisión — Gruñó, abriendo la puerta para salir.

Cerré mis ojos por un segundo.

— Mañana nos iremos — Avisé.

— ¿A dónde?

— A mis viñedos — Tuve que alejarme a la fuerza.

Se sorprendió — ¿Tiene unos viñedos?

— Si, será un viaje largo, así que empaque mucho.

— No tengo mucha ropa — Negó con la cabeza.

— Lo olvidaba, bueno, le compraré mucha luego, saldré a las siete — Tomé la perilla de la puerta — Vaya a descansar — Si no se iba en un segundo, la arrastraría hasta la cama y no quería ser un abusivo.

Se marchó y cerré la puerta de inmediato.

Con seguro.

Corrí hacia el baño para darle una solución momentánea a mi necesidad.

...****************...

Al día siguiente me levanté temprano, empaqué mis pertenencias y me vestí con mis ropas de viaje.

Salí con dos valijas en mis manos y las coloqué en el suelo.

— ¿A dónde vas? — Preguntó mi madre cuando apareció en el vestíbulo.

— Voy a los viñedos, con Marta.

Sonrió — Oh, genial.

— Es un lugar solitario y bueno, espero que allá podamos resolver los malentendidos.

— ¿No los resolvieron? — Preguntó, con el ceño fruncido.

— Si, pero surgió otro cuando estábamos en la habitación...

— ¿No te funcionó? — Se sobresaltó.

— Si, si me funcionó — Gruñí, enrojecido por su atrevimiento — El problema es que no lo usé — Apreté los dientes ¿Hasta cuándo tenía que tolerar las vergüenzas?

Alzó las cejas — ¿No hicieron nada?

— Ella no quiso.

— ¿Y eso por qué?

— Porque...

Escuché los pasos de la Señorita Marta y cerré mi boca.

Llevaba una valija y tenía el cabello tejido. Con un vestido rosa de corte hasta el cuello y unos zapatillas bajas.

— Buenos días.

— Buenos días, querida — Dijo mi madre, con una sonrisa abierta.

— Buenos días, Señorita Marta.

— Ya estoy lista para partir.

— Primero desayunen — Ordenó mi madre — Pasen al comedor — Se encaminó hacia el comedor.

Marta me observó, sonrojándose ante mi mirada.

— Está hermosa.

Su respiración se cortó.

— Gracias.

— ¿Aún sigue molesta conmigo?

— No lo estoy.

Me acerqué y tomé su mano.

Caminamos juntos al comedor.

...****************...

Partimos a los viñedos en un carruaje de viajes.

El viaje fue tranquilo y silencioso, llevé libros conmigo para no aburrirme y le tendí uno a Marta.

Ella leyó en pocas ocasiones, le gustaba más observar por la ventanilla, al paisaje desconocido.

Nos detuvimos en la primera posada cuando la noche cayó.

— ¿Vamos a dormir juntos? — Preguntó Marta cuando entramos al vestíbulo, parecía nerviosa.

— Solo dormiremos.

Por más que me viese tentado, tomar a mi esposa en un lugar como aquel, no me hacía sentir cómodo y estaba seguro que ella pensaba igual, con tanta gente hospedada allí no había privacidad.

Pagué una habitación para nosotros, ya que el cochero dormiría en el carruaje para cuidarlo.

Subimos las escaleras y entramos en nuestro piso.

La cama era pequeña y con mantas grises.

Había un baño y un viejo sillón.

— Use el baño, mientras yo pido la cena — Le ordené.

Ella asintió con la cabeza, mientras abría la valija para buscar una ropa para cambiarse.

Se marchó al baño.

Me marché al comedor y pagué dos platos de carne guisada, que era lo único que se ofrecía a los viajeros en aquel lugar.

Hice fila para poder retirar mi comida.

Volví con las bandejas.

La Señorita Marta estaba sentada a la orilla de la cama, tomando una postura erguida al verme. Tenía un camisón holgado que le cubría toda la piel.

— ¿Qué es de comer?

— Carne guisada y vino.

— Es mejor que nada.

Se levantó para tomar su plato y tomó asiento en el sillón para comer.

Busqué la ropa en mi valija y me marché al baño.

Me coloqué una ropa de cama, una camisa y pantalones de seda.

Marta ya estaba en la cama, arropada hasta el abdomen, con un libro en sus manos.

— Cubrí su comida, para que no se enfriara — Dijo, sin apartar el rostro de las páginas.

— Muchas gracias.

Caminé hacia el sillón y comí.

Sería nuestra primera noche durmiendo juntos y también sería mi primera noche durmiendo con una mujer en la misma cama.

Cuando terminé de cenar, me aproximé a la cama, un poco tenso. Noté que la postura de Marta se tensaba, pero siguió leyendo cuando aparte la mantas y me metí debajo de ellas.

Me acosté boca arriba, inmóvil cuando sentí su costado tibio contra el mío.

— Debería dormir — Dije cuando pasaron los minutos — Debe estar descansada para que el viaje sea más llevadero.

— Tiene razón — Cerró el libro y lo colocó en la mesita de noche — ¿Apago la lámpara? — Se acomodó sobre la almohada.

— Me gusta dormir a oscuras, pero si prefiere dejarla encendida, está bien.

Estiró su mano y apagó la llama.

— A mí también me gusta dormir a oscuras.

— Buenas noches, Señorita Marta — Cerré mis ojos, aunque la tensión en mi cuerpo no iba a dejarme descansar.

Se movió sobre la cama. Sentí sus piernas rozar las mías y me volví a endurecer.

Genial. Lo que faltaba.

Me sobresalté cuando la Señorita Marta pasó una mano por mi pecho y me abrazó.

— ¿Qué hace? — Me tensé, mi corazón empezó a latir con fuerza.

— Llevo demasiado tiempo abrazando su chaqueta, no voy a perder la oportunidad de saber como se siente dormir abrazada al dueño — Confesó, su respiración se sintió cerca de mi rostro.

Me moví, deslizando un brazo bajo sus costillas y la atraje, abrazándola.

Dioses, se sentía tan bien.

— Ya no tiene que imaginarlo — Dije.

Posó su cabeza en mi hombro.

Elevó una pierna y la apoyó en mi abdomen, pero la apartó cuando sintió mi dureza.

Sentí como su corazón se aceleraba y su respiración se atoraba.

No dije nada al respecto.

No podía dormir, no con su cuerpo pegado al mío, tan femenino y delicado.

Esto no dejaba de ser una tortura.

Me quedé quieto e intenté dormir.

Su olor era exquisito, su calidez, todo de ella.

Ésta mujer era mi perdición, mi castigo y también mi sanación.

Era mi esposa ¿Por qué no podía tocarla con libertad? Ya no había nada que me detuviera, absolutamente nada. ¿Entonces, qué me detenía? No quería que pensara que era un abusivo, tampoco verme urgido, en la habitación me había visto de esa forma y la había asustado, pero es que no hacer nada me dejaba sin desahogo.

Una mano se posó allí, cálida y pequeña.

Sentí un latigazo de placer, ahogando un gruñido.

No era mi mano.

Era la de Marta.

1
Lina Murillo
😍
Melisuga
👏✍🏼💖✍🏼👏
Una tercera entrega de la saga digna seguidora de sus predecesoras. Está tan bien diseñado todo: trama, personajes, diálogos, escenarios, conflictos; que no da opción a dejar de leer hasta saber el desenlace.
👏✍🏼💖✍🏼👏
Más allá de la historia de amor, felicito a la escritora por mostrar los raros caminos que a veces toman las amistades entre los hombres, porque socialmente no siempre se les permite ese nivel de hermandad y complicidad si no es desde la infancia o por conocerse en clubes o lugares de dudosa reputación. Tres crianzas distintas, tres historias de vida que van de un extremo al otro del espectro pensable, y Dorian, O'Brian y Lean nos muestran, a través de la creatividad de la estimada escritora, que las verdaderas amistades pueden enfrentar y vencer cualquier obstáculo y trascienden al tiempo y las distancias. Las chicas ya lo habían hecho. Ellos confirmaron la teoría.
👏✍🏼💖✍🏼👏
¡Felicitaciones, estimada escritora!
👏✍🏼💖✍🏼👏
Melisuga
Muy hermosos los tres chicos, estimada escritora. Felicitaciones por tu talento.
👏✍🏼👏✍🏼👏
Sol
bravo bravo 👏👏 FELICIDADES cada historia es una enseñanza q m ha dejado donde todo se puede si hay amor verdadero, donde la confianza, la comunicación, son indispensable para lograr esa estabilidad en la relación grandiosa historia más una x las ocurrencias d mi querido Dorian el es único /Drool/....
Sol
amo/Heart/ a este par /Facepalm//Facepalm//Facepalm//Facepalm//Facepalm/
Melisuga
*botó, expulsó
(votó: eligió)
Melisuga
¡Pobre chiquillo!
Le espera un infeliz matrimonio con la Penélope. Mus condolencias para él.
Melisuga
Ya dijiste uno antes,Dorian,aunque no lo recuerden ninguno de los dos.
Melisuga
Entonces, el padre de Marta SÍ estaba detrás del secuestro y la subasta. ¡Qué asco de persona! Ojalá y le corten sus partes púbicas a sangre fría antes de matarlo.
Melisuga
Nada de alcohólicos anónimos los tres ya son Borrachos Conocidos.
Melisuga
Reconoce, y agradece, el elogio detrás de las palabras de Dorian, Lean. No es algo común en él.
Melisuga
¿Penélope? ¿Será que su despecho llegó a tanto?
😨😨😨
Melisuga
*hazaña
Melisuga
¡Cuánto capricho acumulado, Penélope! Das pena, la verdad.
Melisuga
¿Por qué no la presentó como lady Roster? Era lo que correspondía al ser su esposa.
Sol
no pierde tiempo d seguir con la burla si es rata mi adorado Dorian...
Sol
genial este capítulo y más aun con las ocurrencias d mi Dorian
Sol
Dorian no abuses deja d ser rata con Lean
Sol
no se si son lunatico ellos o yo x q m encanta su comportamiento y más aun, se protegen y cuidan sus espalda cuando lo necesitan
Melisuga
🚨🚨🚨
cambio de nombres: Dorian en lugar de Lean.
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