La reencarnación después de la muerte no la llevo a nada bueno, un hermano que creía que perdió la memoria antes de poder matarla, una espada mágica que arruinó a la familia del duque y los condenó porque la profecía no se cumplió. Aferrarse a la vida es lo único que le queda mientras los susurros y el deseó la vuelven loca por algo que no comprende, por algo que se creía extinto. Una historia de obsesión y traición.
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Envidia
Las tres caminaban para cambiarse en el cuarto donde estaban las cosas del grupo del gorrión rojo.
De ser un animal a ser tratada como un miembro del gorrión rojo era bueno para ella, hasta le darían un desayuno antes de partir.
Las sirvientas volvían hablar en voz alta para humillarla mientras caminaba por los pasillos.
_ Se vendió por unas pocas monedas _
_ Ni aunque sea cobre lo vale _
_ Ni siquiera debe ser vírgen, el amo debió tenerle lástima _
Dijo que no le importaba pero se estaba cansando de sus comentarios, esas mujeres defendían aún loco que quería violarla, claramente solo querían tener su suerte, seguramente lo habrían hecho gratis si hubieran sido ellas, podía ver el deseó en sus miradas cuando observaban a ese hombre más allá de su demencia, e incluso podía ver el deseo de esas mujeres.
_ Espero sirva de igual forma en la guerra _ comento alguien al final y dejó caer una bolsa y el oro quedó expuesto.
Por primera vez fingió siguiéndole el juego a esas mujeres y se llevo la mano a la boca como si lo que acababa de suceder fuera un accidente.
_ Que tonta, se me cayó el pago del amo _
Lena trató de ocultar la risa al igual que Briana, ambas sabían que ni siquiera una sirvienta cobraría eso en su vida.
_ Veo que terminó cobrando el oro que Lena le dijo señorita_ mencionó Briana.
Le ayudaron a levantar las monedas del piso mientras las sirvientas se retiraban molestas por su burla y algunas ocultaban su disgusto. Lena habló mientras terminaba de juntar las últimas monedas.
_ Con ésto podría vivir tranquilamente en una mansión fuera de la capital _
No parecía que pudiera vivir mucho para algo así.
_ Estaba pensando en invertirlo, que les parece ¿una tienda de ropa y una de cosméticos?_
No tenía sentido quedarse con ese dinero, las sirvientas ya lo habían visto y seguramente entrarían a su cuarto para robarlo o la golpearían para sacarselo, no le servía de mucho tentar la mala suerte. Briana y Lena se observaron, podían entender a lo que se refería pero les parecía demasiado, Briana habló.
_ ¿Es en serio señorita?_ era muchísimo dinero.
Les entregó el dinero para que ellas lo usarán a su gusto, eran buenas personas, prefería que ellas lo tuvieran e hicieran sus vidas a dejarlo a manos de las personas de esa mansión, que seguramente lo robarían apenas tuvieran una oportunidad y era mejor no dejarles nada, podía ver el disgusto de las sirvientas al ver cómo les entregaba todo el dinero a esas mujeres, al no hacer nada quería decir que sus amigas tenían más poder que esas sirvientas y había un guardía del gorrión custodiando sus cosas, así que el dinero estaría a salvo.
Si escapaba de ese lugar buscaría la forma de obtener su propio dinero, pero en ese momento tenerlo era peligroso. Briana habló después de recibir las bolsas de oro.
_ Señorita guardaremos el dinero en el gorrión rojo, puede pedirlo cuando quiera_
Aria negó con la cabeza.
_ Para mi ustedes son las primeras personas que me han tratado bien desde que tengo memoria. Tomenlo como un agradecimiento y un nuevo comienzo si lo desean o si es que este dinero se los permite _
Después de todo por lo que sabía de sus vidas nada era fácil para ellas tampoco. Lena y Briana estaban al borde de las lágrimas.
_ Señorita, muchas gracias_ mencionó Lena.
_ Gracias señorita_ agregó Briana.
Después de que se cambiaron Delena no se apartó de ella, al parecer ya sabía que había pasado la noche con el Duque y eso parecía molestarle, pero sabía que mientras estuviera con Lena y Briana no podría acercarse fácilmente o esa sensación le daba.
Pero también era claro que había tramado algo, después de salir del cuarto de ese loco parecía que quería comérsela con la mirada, pero en la hora del té, su actitud cambió completa y parecía complacida esperando a que él espectáculo comenzara, después de todo era bueno que fuera una mujer bastante impulsiva que no podía ocultar sus expresiones fácilmente tampoco. Delena miró a las sirvientas
_ Sirvan el té _ ordenó.
Solo una sirvienta acercó con el té y pudo ver qué hasta el color se había mezclado, si comparaba el de ella con el de té de Briana y Lena, el suyo había oscurecido en su taza. Tomó un bocadillo para que al regresar con la mano volteara la taza, no pensaba ser tan estúpida, y seguramente Delena no la seguiría a la guerra con veneno de por medio, al menos de que esté tan loca como su señor
_ Se ven deliciosos _ mencionó viendo los bocadillos.
_ Son de nuestro cocinero, sus dulces son los mejores del reino _ dijo Briana orgullosa.
Entonces eso quería decir que solo el té era peligroso.
Se escuchó que Alexander entró a la habitación molestó junto a Lauren que parecía más bien estar siguiéndolo, ¿qué chisme le habría llegado a ese loco como para estar tan furioso?, desistió de su plan de derramar el té y solo tomo la galleta para comer algo.
_ !¿Le regalaste el dinero que te dí al gorrión rojo, una organización de prostitutas?¡_ dijo Alexander molestó.
_ Por lo que tengo entendido puedo hacer lo que quiera con el dinero que me dió amo, ¿no es el precio de mi trabajo? _ respondió Aria sin darle mucha importancia mientras que los demás en la habitación se habían tensionado.
¿Lo enviaron las sirvientas celosas?, ¿quien manejaba a quien ese lugar realmente?
Y nunca se lo dió a la organización realmente, posiblemente las sirvientas ya fueron a su cuarto a buscar entre sus cosas y al saber que lo tenían las mujeres del gorrión roja las cosas ya no podían ser como esperaban.
_ Tampoco entiendo de que sirve que lo guarde, no es algo que pueda llevarme a la tumba cuando muera. Incluso ahora están tratando de matarme sin importar que pueda llevar su hijo en mi vientre como resultado de nuestra primera noche juntos_
Delena palideció y ese loco parecía no entender la estupidez que estaba escupiendo su hermana.