Phoebe es obligada por su padre a casarse con un frío y anciano hombre por dinero.
En tanto que el terminó comprando una esposa, y aunque esta le reclamara que fue obligada, el alega que nunca le puso un arma encima para aceptar.
Siendo ese el caso, donde su relación con una enorme diferencia de poder y edad prevalece por lo alto, donde deberá acostumbrarse a su nueva vida, ¿Podrá ella encontrar la felicidad?
¿Podrá su corazón al final sentir amor?
O la vida, caprichosa por naturaleza, al igual que el destino, ¿Le deparará algo más que moverá su mundo de pies a cabeza?
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Angustia
Unos ojos verdes como esmeraldas y unos negros desataron una batalla de voluntad por unos segundos.
— No hagas esto Benicio.
— Tienes un minuto dijo el mientras colocaba el cronómetro en su reloj.
Ella levantó la barbilla y lo miro a los ojos, llevo sus manos a su cabello y quito el broche con pequeños diamantes que se había colocado. Su pelo rubio cayó sobre sus hombros como una cascada, luego se quitó sus zapatos en ningún momento dejó de observarlo, en resumidas cuentas no era algo que él ya no hubiera visto, conocía cada recoveco íntimo de su cuerpo pensó Phoebe, estiró sus manos tomando la cremallera de su vestido, el sonido metálico rompió el silencio incómodo, la prenda cayó al suelo y el cronómetro anunció el final del minuto.
— ¿Estás conforme?, pregunto ella con frialdad.
— Aún no, pero créeme pronto lo estaré dijo él paseando sus ojos por su cuerpo, queria humillarla, llevarla al límite, de todo los pecados y estupideces que habia cometido Phoebe casarse con su peor enemigo habia sido el peor, la sola idea de que ese cuerpo cansado sobre la delicadeza de sus curvas y su suave piel lo había torturado por dos años.
— ¿Qué necesitas para darte por satisfecho?. Sabes que me tienes en tus manos, porque no puedo irme de aquí ¿ cuándo será suficiente para ti?.
Él se acercó a ella, estiró su mano y tomo unos de sus mechones de cabello.
— Cuando te tenga donde quiero, debajo de mí retorciéndote de placer. Pero no será ahora, exclamó él con tanta arrogancia.
— Eso no va a pasar no me acostaré contigo exclamó ella.
— Vístete , debemos irnos dijo él. Phoebe paso a su lado sin inmutarse, solo ver el bamboleo de sus nalgas, fue más que suficiente para arrepentirse de haber jugado con ella. Te espero abajo exclamó saliendo de la habitación. Phoebe caminó hasta el vestidor y tomó un vestido de cóctel, se sacó el sujetador y se colocó el nuevo vestido corto color rojo de tirantes finos. Tomó un par de zapatos de taco aguja, paso frente al espejo se cepillo el pelo.
Al bajar las escaleras él la observó detenidamente.
— Ese no es el vestido de la fiesta exclamó él.
Phoebe le entrego la etiqueta lo miró a los ojos.
— Compre dos vestidos tengo testigos, pregúntale a tu madre si el golpe no le hizo perder la memoria dijo ella.
Él la tomó de la muñeca con fuerza.
— Porque insistes en provocarme a caso no entiendes exclamó él.
— Solo respondí tu pregunta respondió ella.
El viaje al restaurante fue en silencio, el chófer se detuvo en el restaurante Benicio bajo de la limusina y la tomó de la mano para ayudarla a bajar inmediatamente se vieron asediados por la prensa.
Phoebe recordó las palabras de Benicio mientras posaban para la prensa, solo debes sonreír como la rubia hueca que eres le había dicho él.
— Señora Della Giovanna podría decirnos unas palabras exclamó uno de los periodistas.
Phoebe se apartó de él y se acercó al periodista, frente a la fría mirada de Benicio.
— Señora Della Giovanna, ¿ porque están aquí juntos?.
— No puedo hablar por lo que significa para el señor Fiorelli, estoy aquí porque siempre he confiado ciegamente en los consejos de mi esposo, por algo llego a ser el más grande de los empresarios de este país, el confiaba en que a su muerte el señor Fiorelli dirigiria sus negocios con la misma eficacia que el lo hizo durante toda su vida. Esta es una nueva etapa para las empresas Della Giovanna, solo espero sea tan próspera como lo fue bajo la dirección de Ángelo.
— Señor Fiorelli quiere agregar algo , pregunto otro periodista.
— No, Phoebe debemos entrar exclamó él sonriéndoles.
Phoebe caminó a su lado.
— Porque has hecho eso.
— Porque además de sonreír como rubia hueca sé hablar exclamó ella.
La cena transcurrió en armonía, Phoebe reconoció a varios de los directores generales, ya que habían asistido al funeral de Ángelo.
— ¿Usted está de acuerdo con todo?, pregunto uno de ellos.
— Por supuesto confío plenamente en las decisiones que tome Benicio, creo que su capacidad para los negocios es innegable dijo ella.
— Viajaremos a Londres, Francia, y América exclamó Benicio. El resto de las sucursales las visitaré más adelante, mi idea es intentar manejar todo desde mi oficina central.
—¿Noha pensado en la posibilidad de fusionar las empresas?, pregunto uno de los directivos.
— No por el momento, exclamó él. Primero conoceré a fondo la situación de la empresa exclamó él.
Phoebe se puso de pie y comenzó a despedirse de los directivos.
— Ángelo estaría muy orgulloso de ver que ustedes hacen lo posible porque todo siga funcionando.
— Angelo amaba su empresa, se que usted trabajo muchos años con él dijo ella sonriéndole...
Benicio se acercó a ella y la tomó del brazo.
— Nos vamos, mañana será un día largo exclamó él.
Phoebe asintió y camino a su lado.
— ¿Puedes soltarme?, exclamó ella.
— Intentas seducir a otro viejo, exclamó él.
— No sería mala idea, al menos me libraría de ti exclamó ella subiendo a la limusina.
En cuanto la puerta se cerró él la tomó de la barbilla y la miro con rabia.
— Ni lo sueñes, tú no tendrás otro hombre que no sea yo exclamo él molestó.
— Entonces me espera una larga vida de celibato respondió.
— Celibato es que acaso tú sabes lo que es eso exclamó. La prensa no te ha relacionado con nadie, pero apenas han pasado seis semanas. Sé que en París no estuviste con nadie, pero si no me equivoco tu amante estuvo aquí.
— ¿Te acostaste con él?, pregunto él.
Ella lo miró y no respondió, sentía la furia creciendo en su interior.
— ¿Sabias que tu papaíto estaba enfermo cuando te casaste?.
— No, no lo sabía me enteré tiempo después.
— ¿Fue por eso que no tuviste un hijo con él?, pregunto él.
— No, no fue por eso, un hijo no era lo que esperaba de nuestro matrimonio.
— ¿Porque cuidabas de él personalmente?, pregunto.
—No sé tú dime, respondió ella.
— Para asegurar tu herencia, exclamó él.
— No esperaba menos de ti, pero para decepción tuya. Lo cuidé personalmente porque me gustaba estar con él, porque me importaba y aunque no me creas lo quería tanto como él a mí exclamó ella.
— Que conmovedor, pero como tú has dicho no te creo exclamó Benicio.
— No me importa, exclamó ella.
El chófer abrió la puerta y ella bajo, ingresó a la casa y se dirigió a su habitación se dejó caer sobre la cama.
Intento conciliar el sueño, pero fue imposible, decidió bajar y salir al jardín.
— Empiezo a preguntarme si no te equivocaste, me haces tanta falta. Me quedé completamente sola exclamó ella, dejando que toda esa furia y angustia saliera afuera.
Phoebe se dejó caer al agua hundiéndose en la profundidad de la piscina...