Romance Prohibido II

Celeste.

Paso las manos por mi falda, secando el sudor que hay en ella debido a los nervios que tengo.

Estoy en el auto de mi jefe, después del bochorno de hace unos minutos.

Me remuevo inquieta en la silla.

— ¿Sucede algo malo señorita Cruz? — me pregunta, lo miro espantada.

— No, claro que no.

— La noto algo inquieta, ¿Está nerviosa por algo, o le incomoda estar en el auto?

— No, para nada es solo que.... — guardo silencio por varios segundos, no sé cómo justificar mi actitud.

— ¿Acaso está nerviosa por la conversación que mi colega y yo escuchamos? — dice esto con una pequeña sonrisa en sus labios lo que causa una mayor vergüenza en mí. — Si es así, dejeme decirle que no tiene nada de que avergonzarse. En dado caso quien debería de estar avergonzado sería yo. — Me mira sonriente.— Sobre todo porque tengo mucha curiosidad por saber la respuesta a la pregunta que le hizo Brittany. — abro mis ojos y el solo sonríe. — Sé que es algo imprudente de mi parte, pero, ¿Recuerda la última conversación que tuvimos en este auto? Ese día no me respondió a la pregunta que le hice.

Bajo la mirada apenada y comienzo a jugar con una de mis pulseras.

— L.. la verdad es que...

Oh cielos esto es muy vergonzoso. ¿Por qué le interesa saber eso? ¿Qué le digo? ¿Le respondo con la verdad? ¿Le digo mentiras? ¿O solo me hago la tona y evado su pregunta?

Bien puedo decirle que eso es algo de mi vida privada y él no tendria porque saberlo, pero no quiero ser grosera.

¿Sería grosero decirle eso?

Ay Dios.

— Solo bromeo señorita Cruz, no tiene que responder, tranquila. — respiro aliviada, él sonríe, y pienso que su sonrisa de burla lo hace ver aún más atractivo.

— ¿Y como va la investigación sobre el caso?

— Genial, el investigador ha avanzado mucho y descubierto cosas interesantes. — respondo entusiasmada.

— Me alegra, asegúrese de preparar muy bien a sus testigos, le advierto que su adversario es un tramposo, afortunadamente el juez que le tocó es muy correcto, pero tenga cuidado con cualquier artimaña que quiera usar su contraparte, es muy audaz para enredar y confundir a los testigos.

— Sí, lo tendré en cuenta. — el semáforo se coloca en rojo y detiene el auto, aprovecha esto para mirar hacia mí y sonreírme.

— Confío en que va a hacer un buen trabajo señorita cruz. — sus palabras y saber que él confía en mis capacidades es algo que me hincha el corazón de felicidad, le sonrió.

Me mira a los ojos y luego a los labios, inmediatamente siento como la atmósfera entre ambos cambia, y creo que los que se siente en el aire es una tensión sexual, el abogado no despega los ojos de mis labios, y no puedo dejar de pensar que quiere besarme.

¿Yo quiero besarlo?

Por supuesto que sí, pero eso no está bien.

Sin embargo, no puedo evitar imaginar que nuestros labios se junten.

Sintiéndome ansiosa, muerdo mi labio inferior.

 — ¡Mierda! — lo escucho susurrar. — No haga eso señorita Cruz.

— ¿Qué cosa? — pregunto sintiéndome nerviosa.

— Eso, no se muerda el labio

— ¿Por qué?

— Porque tengo unas ganas inmensas de... — sus palabras son interrumpidas por el claxon del auto detrás de nosotros, el abogado se recompone y toma el volante. El semáforo se había puesto en verde y por estar exhortos en aquella aura no nos habíamos dado cuenta.

Echa andar el auto y no dice nada, aunque muero por pedirle que termine de decir lo que quería, decido que es mejor así.

Recuerda Celeste, él tiene novia, mantente a raya.

______

Varios minutos después llegamos frente a mi casa, el abogado sale del auto y abre la puerta de mi lado, le sonrío mientras salgo del auto.

— Gracias.

— No hay de qué.

Justo en ese momento un taxi se detiene detrás del auto del abogado Ivanov, de este sale Jenifer.

— Hola compañera de casa y su guapo jefe. — saluda y siento mis mejillas arder. Se acerca a nosotros y mira de forma coqueta al abogado. Un sentimiento muy desagradable se apodera de mí y la miro con fastidio. — Es un gusto volver a verte.

— Buenas tardes señorita. — saluda secamente él, dándole una mirada fría e indiferente. Luego me mira y sonrie. — Que tenga un buen resto de día, nos vemos mañana.

— Si señor, gracias por todo.

— De nada y a la orden.

Da miedo a vuelta y se adentra a su auto, luego se marcha.

— ¿Qué fue todo ese coqueteo? — pregunto mirando a mi compañera de casa con fastidio.

— Quería molestarte. — responde mientras camina hacia la casa.

— ¿Molestarme? ¿Por qué? — pregunto mientras la sigo.

Me mira y sonrie.

— Quería ver cómo actúas cuando sientes celos.

Bufo al escuchar aquello.

— ¿Celos yo de tí, por él? ¿Estás loca? Es mi jefe.

— ¿Y? Te gusta, es obvio.

— ¡Claro que no!

Entramos a la casa, ella sonríe burlona.

— Celeste, puedes negarlo todo lo que tú quieras, Pero tú sabes la verdad.

— No sé si se te olvidó o qué, pero te recuerdo que tiene novia.

— ¿Y eso que? ¿ Dónde está escrito que un hombre con novia no te puede gustar?

— ¿La biblia?

Ella coloca los ojos en blanco. — Él caso es que, con novia o sin novia, tu jefe o no, el hombre Te encanta, en cuanto le coquete te molestaste y me miraste de una forma, que si las miradas matará yo hubiera caído listecita en el piso, puedes negarlo Pero tú sabes que es así. — quiero refutar ante sus palabras pero una vocecita en mi interior me dice que tiene toda la razón. — ¿Pero sabes qué es lo mejor de todo esto? — pregunta y la miro interrogante. — Que tú también le gustas.

— Eso no es cierto.

— Celeste, por favor, no te hagas la tonta. El hombre cuando le coquete, incluso me miró o de una manera que ¡Dios jamás un hombre me había mirado con tanta indiferencia! Pero en cuanto giró su mirada hacia ti esta cambió radicalmente.

Sí me di cuenta de el cambio de su mirada, pero creo que ella exagera.

—No digas tineteras Jenifer.

— No son tonterías, es la pura verdad, a ya tú si te quieres hacer la tonta. — canina hacia su habitación, y yo camino hacia la mía. — Pero. — se detiene en la puerta. — Si yo fuera tú no dudaría ni un poquito en lanzarme los brazos de ese dios griego.

Se mete a su habitación y yo hago lo mismo. Me tiró en la cama y pienso en las palabras de Jénifer y en lo que pasó en su coche.

¿el me quería besar? ¿de verdad le gustó?