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LA DINÁSTIA DE LA SERPIENTE

LA DINÁSTIA DE LA SERPIENTE

Status: En proceso
Genre:Mujer poderosa / Mafia / Traiciones y engaños / Matrimonio entre clanes / Mujeriego enamorado / Secuestro y encarcelamiento
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Los Moretti habían jurado dejar atrás la mafia. Pero una sola heredera bastó para que todo volviera a teñirse de sangre. Rechazada por su familia por ser hija del difunto Arthur Kesington, un psicopata que casi asesina a su madre. Anne Moretti aprendió desde pequeña a sobrevivir con veneno en la lengua y acero en el corazón. A los veinticinco años decide lo impensable: reactivar las rutas de narcotráfico que su abuelo y el resto de la familia enterraron. Con frialdad y estrategia, se convierte en la jefa de la mafia más joven y temida de Europa. Bella y letal, todos la conocen con un mismo nombre: La Serpiente. Al otro lado está Antonella Russo. Rescatada de un infierno en su adolescencia, una heredera marcada por un pasado trágico que oculta bajo una vida de lujos. Sus caminos se cruzan cuando las ambiciones de Anne amenazan con arrastrar al imperio que protege a Antonella. Entre las dos mujeres surge un juego peligroso de poder, desconfianza y obsesión. Entre ellas, Nathaniel Moretti deberá elegir entre la lealtad a su hermana y la atracción hacia una mujer cuya luz podría salvarlo… o condenarlo para siempre.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Vestido de seda

...ANTONELLA RUSSO...

Isabella estaba de pie frente al espejo de cuerpo entero, ajustándose el vestido de diseñador color escarlata que resaltaba con su piel, mientras canturreaba con despreocupación. Sobre la cama estaban esparcidos varios pares de zapatos y joyas; la habitación parecía un campo de batalla de alta costura.

Termine de abrir la puerta de golpe con un estruendo que hizo vibrar las paredes.

—¡Por Dios! —exclamó Isabella, llevándose la mano al pecho—. ¿Querías matarme del susto?

Entre como un huracán, todavía con las mejillas encendidas y los ojos brillando de rabia. Azote la puerta tras de sí y lance mi bolso sobre la cama, haciéndole perder el equilibrio a una de las cajas de zapatos.

—Relájate, drama queen —le dijo Isabella, alzando una ceja mientras volvía a mirarse en el espejo—. ¿Qué pasó ahora?

Respire hondo, intentando calmarme, pero las palabras me salieron atropelladas:

—Ese maldito ególatra de Nathaniel Deveraux.

Isabella se rió, como si hubiera estado esperando esa frase toda la tarde.

—Ajá… ya veo. —Se giró lentamente hacia mi, cruzándose de brazos—. Cuéntame, hermanita. ¿Qué te hizo el piloto estrella esta vez? ¿Te robó un beso? ¿Se sobrepasó contigo? ¿O simplemente descubrió que le gustas más de lo que quisieras aceptar?

Bufe y me deje caer en la silla frente al tocador, enterrando el rostro entre las manos.

—No, Isa. Fue peor. Me trató como… como si yo fuera cualquier cosa.

Isabella frunció el ceño, pero la sonrisa no desapareció del todo.

—Bueno, cariño… —dijo mientras cogía un collar de diamantes y lo probaba frente al espejo—. Eso pasa cuando aceptas los jueguitos de un mujeriego emperdernido. Si hay algo que sé de los Deveraux y de los Moretti… es que siempre terminan consiguiendo lo que quieren, son muy convincentes.

Levante la vista, fulminándola con la mirada.

—No es gracioso, Isa.

—No, pero es entretenido. —Isabella me guiñó un ojo—. Anda, cuéntamelo todo con detalle antes de que empiece la gala. Prometo no decir “te lo dije”… aunque muero de ganas.

Isabella terminó de escuchar el relato que muy molesta le comenté y soltó una carcajada musical, como si mi enojo fuera para ella la mejor comedia de la noche.

—De verdad, Nella… contigo nunca me aburro. —Se inclinó para darle un beso en la frente, aún sonriendo—. Relájate un poco, ¿sí? Si te dejas consumir por ese hombre, pierdes el control.

Rodé los ojos, pero en mis adentros supe que Isabella tenía razón. Respiró profundo, cerró los ojos un instante y se obligó a bajar los humos.

Unos golpes suaves en la puerta interrumpieron mis pensamientos. Isabella y yo nos miramos; me levantó con desgano, abriendo apenas la puerta.

Del otro lado estaba Nathaniel, impecable en un traje negro perfectamente entallado, sin rastro de la arrogancia de antes. Solo esa mirada tierna que parecía pedir tregua.

—Vine a… —hizo una pausa, como si buscar la palabra adecuada le costara— disculparme. Me pasé, Antonella. ¿Podemos empezar de nuevo?

Arqueo una ceja, sorprendida por la humildad. Me quedó unos segundos en silencio, disfrutando del pequeño triunfo, antes de sonreír suavemente.

—Está bien.

Nathaniel suspiró con alivio, y entonces extendió una mano hacia ella.

—Sería un gusto que me acompañaras a la gala.

Entreabri los labios, incrédula. Luego sonreí, disfrutando de la ironía de la situación.

—Dame unos minutos para arreglarme.

Nathaniel inclinó la cabeza con un gesto encantador.

—Te espero lo que sea necesario. Aunque ya estás perfecta.

Cerré la puerta de nuevo, apoyando la espalda contra ella, con el corazón acelerado. Isabella me miró desde el espejo y levantó una ceja con sorna.

—Ay, hermanita… —murmuró con tono travieso—. De verdad que a veces no te entiendo…

...⚜️...

...NATHANIEL...

Pasaron unos minutos hasta que mi teléfono vibró con un mensaje corto de Antonella:

“Ya estamos listas”

Me levanto del sillón del pasillo y caminó con calma, aunque por dentro sentía una curiosidad expectante. Toque la puerta, y al abrirla… me quede sin aire.

Antonella estaba allí, envuelta en un vestido de seda verde oliva que se aferraba a cada curva con elegancia, resaltando la tonalidad de sus ojos como si el vestido hubiera sido diseñado solo para ella. Su cabello caía en ondas delicadas sobre los hombros, y la piel le brillaba bajo la luz cálida de la habitación.

Sin pensarlo, deje escapar un murmullo ronco:

—Dios… bendito.

Isabella, que estaba justo detrás ajustándose un brazalete, soltó una carcajada.

—Ajá… sí, sí, muy bonito todo. —Me dio un empujón suave con el hombro—. Muévete, que te vas a comer a mi hermana con la mirada.

Parpadee, reaccionando, y me recompuse con una sonrisa ladeada. Extendió la mano hacia Antonella con un gesto caballeroso.

—¿Lista?

Antonella, con una mezcla de nervios y encanto, aceptó. Sus dedos se entrelazaron suavemente mientras la guiaba hacia el pasillo. Isabella rodó los ojos detrás de nosotros, con una sonrisa pícara en los labios.

Bajamos juntos hacia la entrada, donde el chofer ya nos esperaba en la camioneta negra. Abrí la puerta para Antonella, todavía con esa fascinación grabada en mi mirada, mientras Isabella subía detrás con su habitual desparpajo.

La camioneta se detuvo frente al Gran Casino de Montecarlo, iluminado como un palacio de cristal. Las cámaras de los medios destellaban sin descanso, y la alfombra roja se extendía como un río de fuego bajo el cielo mediterráneo.

Cuando el chofer abrió la puerta, fui el primero en descender. Los flashes me devoraron en segundos.

Luego tendí la mano hacia adentro, y Antonella apareció. El vestido de seda verde oliva brillaba bajo las luces, abrazando cada movimiento suyo con elegancia. Los fotógrafos comenzaron a gritar su nombre quedando impresionados por verme junto a la bella Russo, Estaban atraídos por la manera en que la joven brillaba al lado del piloto estrella de la noche.

Los entiendo completamente…Creo que si Antonella pudiera leerme la mente y descubrir todo lo que estoy imaginando con solo mirarla ya me hubiera mandado al carajo.

—Cuidado, muñequita —murmure en voz baja, mientras la ayudaba a bajar—. Vas a dejar ciegos a todos.

Ella me miró de reojo, fingiendo indiferencia, aunque el rubor se escondía en sus mejillas.

Isabella fue la siguiente en salir, radiante con un vestido rojo de corte sirena que se movía con el viento como llamas vivas. Sonrió con desparpajo a las cámaras y saludó con un gesto divertido, completamente acostumbrada al protagonismo.

—Vamos, que no tenemos toda la noche —susurró entre dientes a nosotros, empujándonos suavemente para que caminaran hacia la entrada.

Mientras avanzabamos por la alfombra roja, los flashes eran un bombardeo constante. Antonella apenas podía respirar; Aunque de por sí era una mujer muy reconocida, al parecer munca había tenido esta excesiva atención, y cada paso la hacía sentir que el suelo temblaba bajo sus tacones. Yo, en cambio, avanzaba con la naturalidad de quien domina la pista y la vida con la misma seguridad.

De pronto, un murmullo recorrió a los presentes.

Giré un poco la cabeza, atento al movimiento en la alfombra. Allí estaba mi queridísima hermanita Anne, avanzando como si le perteneciera el mundo. Las luces del salón parecían brillar más fuerte cuando Anne se abrió paso hacia nosotros. Su vestido blanco era un manifiesto de poder, su sonrisa, pura hipocresía. Saludó primero a Isabella con un aire estudiadamente cordial, rozando apenas su mejilla con la suya.

—Isabella… siempre tan encantadora. —Luego giró hacia mi hermano, con esa voz cargada de malicia envuelta en terciopelo

Yo lo veía venir. Esa mirada suya, cortante, se posó en Antonella como una daga afilada.

—Vaya, vaya… —Anne ladeó la cabeza, arqueando una ceja con descaro—. Tuviste los ovarios para venir, ¿no es así?

Sentí cómo Isabella contenía el aire, expectante, pero Antonella no se achicó. Al contrario, la vi erguirse un poco más, con calma peligrosa que pocas veces mostraba.

—Lo mismo digo, Anne. —Su voz fue firme, sin un temblor—. Y créeme, no creo que sea buena idea molestarme. No le tengo miedo a una caprichosa que al parecer tiene mucho tiempo libre.

Anne parpadeó, incrédula, antes de sonreír con malicia.

—¿Quién te crees para hablarme así, zorra? —escupió entre dientes, sin perder la expresión.

Ahí fue cuando decidí intervenir. Sujeté el brazo de Anne con firmeza, obligándola a mirarme. Dejé caer la máscara de encanto y hablé como lo hago cuando me saca la paciencia.

—Anne. —Mi voz salió baja, seria, sin espacio para el juego—. No me dañes la noche y compórtate.

Sus ojos chispearon de furia, pero se soltó de mi agarre con un gesto brusco.

—Ya te dije que te alejes de esa. —Su dedo acusador se clavó en la dirección de Antonella—. Solo quiere aprovecharse de nosotros, y tú lo sabes. No se sabe qué planea…

Me incliné apenas hacia ella.

—¿Sabes lo que planea, Anne? Robarte el protagonismo. Y lo está logrando sin siquiera intentarlo.

Isabella soltó una risita que no se molestó en disimular. Antonella permaneció en silencio, pero sus labios se curvaron apenas, como si disfrutara del espectáculo.

Anne apretó los dientes, y durante un instante vi cómo la fachada perfecta amenazaba con resquebrajarse.

Yo simplemente me acomodé la pajarita y añadí, casi en un susurro:

—Así que hazme un favor hermanita: si no puedes con la competencia, al menos no hagas un berrinche frente a la prensa.

Anne dio un paso atrás, respirando hondo, con esa furia que conocía demasiado bien.

Estará enojada conmigo por un buen tiempo, pero al menos gane puntos con la muñeca.

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Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Anne todo lo que te a tocado vivir por qué los Moretti siempre andan juzgando
Nairobis Cardozo Portillo
😱😱😱😱
Linilda Tibisay Aguilera Romero
,Manuelle de verdad que tú destruistes a tu familia tuviste a una gran mujer a tu lado como Clarissa y la perdiste por idiota y ahora te la das de santo por favor
wendy cordova: aquí todos están podridos
total 2 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
bueno Dominik tu estás solo capas termina con Eliana
Linilda Tibisay Aguilera Romero
uuuuy que calor que noche
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay no por qué se tiene que casar con ese desgraciado
Yandi Perea Maturana
que pasó con Anne según la historia es de ella pero ahora es solo Nate y la socarrona de antonella
Yandi Perea Maturana
estos dos ya firmaron su sentencia de muerte
Linilda Tibisay Aguilera Romero
excelente capitulo que irá a pasar
Linilda Tibisay Aguilera Romero
es me jor que te odie ya cuando esté bien se le pasara
Linilda Tibisay Aguilera Romero
y ahora que vas hacer Nate
Linilda Tibisay Aguilera Romero
tu no la salvaste por ser bueno sino para tener con quién negociar que no fuera tu hija
Linilda Tibisay Aguilera Romero
bueno si no tienes un hijo regado no ers un Moretti
Yazz: Jajaja eso es cierto 🤣
total 1 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Nate Pero aunque lo quieras ocultar a ti te gusta más de lo que debería Antonella
Linilda Tibisay Aguilera Romero
este encuentro va a estar bueno
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Nate. tiene mucha razón Anne hace cosas peor
Linilda Tibisay Aguilera Romero
bueno Nate tienes razón a desconfiar Pero tu no te cuidaste aunque cualquier meto puede fallar Pero si te cuidaste tienes más certeza y probabilidades de iqe sea tuyo
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Antonella tu estás igual de loca que Anne
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Nate tiene razón tus tíos te criaron y te quieren como una hija y tú te empeñas en comportarte como una sicópata
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Antonella de verdad te acercarte a Nat con otras intenciones
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