Romance Prohibido II

Narradora

La mañana del lunes Celeste despierta por el sonido de la alarma de su teléfono, lo toma entre su mano y apaga la ruidosa alarma, se sienta en la cama y bosteza, después mira por unos minutos hacia una esquina de su habitación.

Suspira, lunes, habia que ir a trabajar y volverlo a ver.

Su corazón da un vuelco en el pecho, mientras una sonrisa se forma en su labios y una emoción se instala en su pecho, al mismo tiempo que cosas extrañas suceden en su estómago.

Se levanta de la cama y corre hacia el baño, dónde vacía su vejiga, se lava las manos, la cara y los dientes, luego va hacia la cocina y se comienza a preparar un desayuno rápido mientras tararea una canción.

— ¡Vaya que estas alegre hoy! — exclama su compañera de vivienda. — ¿ A qué se debe tanta alegría?

— A nada en particular, solo, es un día hermoso. — responde Celeste alzando los hombros.

Jennifer la mira con incredulidad. — Hoy es lunes Celeste, nadie amanece tan de buen humor ni porque sea el mejor día del mundo. — Celeste solo sonríe ante el comentario de su compañera. — ¿No será que el culpable de tu felicidad es cierto Dios griego de ojos hipnotizantes? — pregunta la chica levantando las cejas varias veces.

— ¿De qué hablas?

Jennifer sonríe con suspicacia. — Vi que el viernes fue él quien te trajo, además durante todo este fin de semana has mantenido una sonrisa tonta en tus labios, te quedas mirando ala nada y suspiras, además de que tarareas estúpidas canciones de amor.

Celeste frunció el entrecejo ante las palabras de Jennifer. — No he hecho eso. — negó rotundamente que hubiera estado actuando de esa manera.

— ¡Oh por supuesto que sí! Sobre todo tarareas esa canción love me like you do.

— Bueno, tiene un coro muy pegadizo. — Se excusa la chica sintiendo sus mejillas calentarse.

Jennifer sonrío. — Ya, no te hagas la tonta, ¿Dime qué pasó con el papacito de tu jefe?

— ¡No pasó nada! ¿De acuerdo? Solo son ideas tuyas. — Celeste evadió la mirada suspicaz y acusadora de la joven y tomando su desayuno se fue a su habitación.

— Aunque no me lo quieras decir sé que pasó algo. — dijo Jennifer antes de que Celeste desapareciera en el pasillo.

Entro a su habitación y colocó el desayuno en la mesa.

La verdad no quería contarle lo que pasó, quería guardarlo para ella misma y suspirar con ese recuerdo, tal vez aquello no volvería a pasar, después de todo, Damian estaba comprometido, ella no debía de hacerse ilusiones. Suspiró y termino de comer su desayuno, después se dió una ducha y eligió para ese día un vestido a cuadros negro, gris y blanco, de tirantes gruesos, le llegaba hasta las rodillas , semi ajustado, con un blazer rojo, de mangas cortas, tacones estilete, rojos, bolso negro al igual que sus accesorios, decidió llevar su cabello suelto, se maquillo un poco más cargado que otras veces, aunque nada exagerado, se miro en el espejo sintiendose satisfecha, por último aplico su perfume favorito y entonces salió de la habitación, mientras caminaba hacia la sala pidió un auto en su celular.

Se sentó en el sofá esperando a que llegara el auto, justo en ese momento Jenifer se asomo a la sala.

— Hmm, hoy te aplicaste un poco más de maquillaje. — comento la chica, Celeste la ignoro, la chica sonrió, no dijo nada, pero mantuvo su mirada en ella, eso la incómodo y se levantó del sofá, iba a esperar el auto afuera.

— Estás huyendo porque no puedes soportar mi escrutinio, porque es obvio que algo paso entre el papasito de tu jefe y tú. — Celeste salió de la casa sin decir nada, Jenifer mantuvo su sonrisa de suficiencia.

Suspiró en cuanto cierro la puerta tras de si.

¡Esa chica era muy molesta!

_______

Veinte minutos después llegó al despacho.

— Hola chica buenos dias. — saludo Brittany. — Te ves algo distinta hoy. — comento la chica mirándola extrañada. — ¡A ya! Tu maquillaje hoy es distinto. — concluyó, Celeste sintió sus mejillas arder.

— Sí, creo que exagere un poco.

— Nada de eso, te ves genial. — la secretaria le sonrió con sinceridad.

— Bueno, gracias, tu también te ves bien. — dijo la chica y sonrió. — ¿El abogado Ivanov ya está en la oficina?

— No, hoy llegaste primero que él así que toma. — Brittany le ofreció las llaves, Celeste las tomo rápidamente en sus manos.

— Gracias, hablamos más tarde. — la secretaria asíntio.

Celeste camino hacia la oficina y abrió la puerta, fue hacia su escritorio y colocó el bolso en la mesa, luego fue hacia el escritorio de Damián, para asegurarse de que estuviera todo ordenado.

Lo único fuera de lugar en el escritorio era un libro que iba en la estantería. Tomo el libro y fue hacia el mueble, busco con la mirada el lugar donde iba y frunció el ceño al ver que su lugar era hasta arriba. No llegaba hasta allá arriba. Suspiró y busco en la oficina algo que le sirviera para subirse.

Lo único eran las sillas frente al escritorio de su jefe.

Tomo una y colocó el libro en esta, luego la llevó hacia la estantería, se quitó los tacones y tomando el libro se subió a esta, colocó el libro en su lugar, en ese momento la puerta se abrió, Celeste se asusto casi se le va el cuerpo hacia atrás pero lo evito.

— ¡Se puede saber qué hace ahí encaramada! — Damian se sorprendió al ver a Celeste montada en esa silla, era algo tan peligroso, ¿Cómo se le ocurrió hacerlo?

Celeste sintió sus mejillas arder, estaba inmóvil, mirando a su jefe con mucha vergüenza.

Damián suspiro y después sonrió, cerro la puerta y camino hacia ella, le ofreció una mano.

— Baja de ahí. — ordenó, Celeste tomo la mano que él le ofrecía, antes de que bajara Damian pudo apreciar de cerca las curvas de su cintura, trago en seco, cuando Celeste bajo de la silla y quedó frente a él, pudo ver en su ojos aquel brillo particular. — ¿Qué hacia ahí? — preguntó Damian, carraspeó al escuchar su propia voz algo ronca.

— Estaba colocando un libro. — respondió ella, sintiendo ahora más vergüenza. — No vuelva a hacer algo como eso, puede ser muy peligroso, se pudo haber caído. — mientras decía aquello, Damián dejó de ver sus ojos para posar su mirada en los labios pintados de rojo, que la hacían lucir tan tentadoramente sexy. Por lo general los llevaba pintados de rosa, pero hoy ese color de labial solo lo llamaba a hacer una cosa.

No lo pensó mucho y solo lo hizo, junto sus labios con los de ella, Celeste no opuso objeción alguna y acepto ese beso que por estar tan cargado de pasión y deseo los hizo estremecer.

Damián la empujo hacia el estante, se separó de su labios solo unos centímetros y por pocos segundos, para que ambos llevarán oxígeno a sus plumones, pero rápidamente volvió a besarla.

Celeste abrió su boca y él introdujo su experta lengua en ella, la chica gimió de placer y el sintió como su p*** se removía en sus pantalones, quería tocarla, quería volver a escuchar ese delicioso sonido.

Tomo una de las esbeltas piernas de la chica y la levanto hacia su cintura, la acarició y Celeste sintió como su piel se erizo ante ese tacto, Damian paso sus labios hacia el cuello y volvió a escucharla gemir.

¡Era tan erótico ese sonido!

La carga y hace que ella coloque las piernas sobre su cintura, se miraron a los ojos, Entonces celeste por fin supo que ese brillo en los ojos de él, se debía al deseo, él la deseaba y ella lo deseaba a él.

Ella tomo ese rostro apuesto que tanto le encanta entre sus manos y lo beso, esta vez fue ella quien metió su lengua en la boca de él.

¡Dios esta mujer lo iba a volver loco!

Damian empujó su cadera hacia ella y Celeste pudo sentir como al erección de el rodó su sexo.

¡Oh Dios mío!

— Te deseo Celeste. — murmuro él contra sus labios.

— Yo también, te deseó. — musito ella, continuaron con ese beso cargado de pasión y lujuria, la mano de Damián viajo hacia más arriba de su pierna hasta rozar con la llena de sus dedos los glúteos de elle, los apretó y ella dió un respingo, pero no lo detuvo y dijo nada, Damian acarició esa piel suave y tersa.

¡Era magnífico! Quería más.

Estaba dispuesto a hacerla suya en ese lugar, movió su mano un poco más hacia un lado y rozo su entrepierna, Celeste Gimió al sentir ese rose, él estaba a centímetros de aquel íntimo lugar.

Damian queria verla correrse oírla gemir su nombre.

¡Toc toc!

Unos toques en la puerta interrumpió aquella neblina de pasión, la pareja se separó inmediatamente y acomodaron sus ropas, Celeste fue hacia su lugar rápidamente mientras alisaba la falda de su vestido.

— Adelante. — anuncio Damian una vez arreglo su saco, tomo la silla en dónde Celeste se había subido.

— Permiso señor. — se anuncio Brittany al pasar por la puerta. — Señor aquí están los documentos que me había pedido ayer. — dijo la secretaria, le pareció un poco extraño que su jefe anduviera con una de las sillas en la oficina en sus manos pero no dijo nada, Damián recibió los papeles.

— Gracias Brittany. — dijo tomando los documentos. — Puedes retirarte.

Ella hizo un asentimiento y dió medía vuelta, miro hacia Celeste, quien tenía sus mejillas rojas, a Brittany eso le pareció raro pero pensó que tal vez su jefe le había dicho algo que la avergonzó.

Le sonrió dándole ánimos, Celeste sonrió también, mientras sentia su corazón latir de forma fuerte en el pecho.

Brittany salió de la oficina y ella respiro aliviada, miro hacia Damian y este la miraba de forma intensa.

— Será mejor que nos enfoquemos en el trabajo. — dijo él, ella asíntio ,bajo la.lorads y mordió su labio inferior, después una sonrisa tonta se formó en sus labios.

¡Que manera de comenzar su día de trabajo!

¡Este arroz ya se cosió! No hay manera de que estos dos quiten sus manos el uno del otro, ¿cómo será su relación de ahora en adelante?