(OMEGAVERSE/BL/YAOI)
SIN EDITAR.
Saije es un Omega que cree que todo lo puede tener en la palma de su mano. Sus padres siempre lo complacían en todo, hasta que le hablan sobre el matrimonio y se rehusa totalmente. Es quisquilloso, caprichoso, vanidoso y malcriado y ningún Alfa le gustaba lo suficiente. Entonces, sus padres casi quedan en banca rota y lo hacen casarse con Jaehan, un Alfa de buen puesto, dominante, fuerte y respetuoso.
Saije le hace la vida imposible con sus travesuras, palabras groseras y escapadas, mientras que Jaehan, comienza a perder la paciencia.
Siendo dos completos desconocidos, ¿qué podría suceder?
¿Cuánto le podrá durar la paciencia a Jaehan para hacerle entender el gran poder que puede tener como Alfa?
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21.
Jaehan inhaló profundo sintiendo toda su cabeza dando vueltas. Soltó una respiración acelerada y su mente quedó en blanco. Si había algo que tenía que hacer, se le olvidó. Si debía preocuparse de algo pendiente, lo olvidó.
El ver a Saije en su cama de aquella manera le calentó todo el cuerpo. Nunca lo había visto con sus mejillas tan rojas, pero se veía más que lindo y deseable que no tuvo oportunidad de negarse en lo más mínimo. Dio pasos lentos mientras se quitaba el abrigo que cayó al suelo y luego se quitó el suéter de cuello alto por su cabeza.
Saije tragó saliva porque él también quería quitarse la ropa. Tenía calor, pero no quería moverse porque la cama le gustaba. Estaba llena del aroma de Jaehan y apretó sus piernas por un segundo porque le gustaba. El aroma de su perfume era fuerte, pero aún no sabía como podían ser sus feromonas realmente. Lo vio casi encima de él, se movió para quedar boca arriba y estiró sus manos para rodear su cuello y atraerlo hacia él para olerlo, pero él no estaba liberando nada aún. El Omega se movió porque quería besarlo, quería tocar su cuerpo y que él lo tocará también. Estaba en celo y no pensaba en nada más que en el deseo que tenía por él.
Jaehan sintió su cuerpo pequeño bajo el suyo. Lo observó un poco y apretó la mandíbula con fuerza. Sus feromonas eran tan intensas como si fuera el primer ciclo de calor por el cual pasaba.
—No quiero que vayas —susurró Saije.
Sus labios casi se tocaron y el pecho de ambos subió y bajó con fuerza.
—Quédate conmigo y hagámoslo. Quiero hacerlo contigo y que tú solo lo hagas conmigo —murmuró e intentó besarlo, pero Jaehan estaba ocupando fuerza para controlarse.
Sabía que los Omegas cuando estaban en celo solían perder el sentido sobre muchas cosas y que solo pensaban en calmar aquella calor con alguien sin importar con quién fuera.
Así que quería verificar si sabía realmente quién era o si estaba perdido por completo.
—Vamos, tócame. Liberé muchas feromonas para ti, solo quería que tú vengas.
—Saije, ¿si sabes a quién le dices esas cosas?
—Estoy mojado, tócame ahí —rogó llevando sus manos al pantalón de Jaehan, pero él tomó sus manos para alejarlas y tomó sus mejillas por unos segundos.
Lo vio pasar su lengua por sus labios y que, con cada gesto, sin importar lo que hiciera, lo estaba provocando como mil demonios. Lo sintió removerse bajó de él y pensó en que su cuerpo era tan pequeño que podría hacerle lo que quisiera y tomarlo como le diera la gana, pero no quería hacer algo si Saije ni siquiera sabía quien era realmente.
Saije levantó sus caderas para frotarse contra él y gimió con ganas.
—¿Sabes con quién estás? —preguntó Jaehan.
—Me gustas —susurró el Omega ignorando todo lo que le decía —, me gusta tu olor, quítame la ropa y libera tus feromonas. Quiero sentirlas rápido.
—Oye —habló el Alfa con una voz más ronca.
Saije lo quedó viendo como sus ojos se volvían dorados y su rostro más serio.
—Te pregunté si sabes con quién estás.
No se movió por unos segundos por quedarse mirando sus ojos intensos. Sintió su mano tomando sus mejillas y como esperaba una respuesta de lo que dependía todo. Jaehan no pensaba hacer nada si él no se daba cuenta de algunas cosas. Tal vez había llegado, pero de esa misma forma podía marcharse simplemente si obtenía una respuesta que no le gustaba. Cuando estaba con alguien era porque ambas parten estaban conscientes y de acuerdo. Nunca había pasado una sola noche con alguien y, ahora viendo a Saije así, se daba cuenta de que llevaba mucho tiempo imaginando como sería ver al Omega en celo y de que nunca, en toda su vida, le había costado tanto el poder controlarse.
Le pareció una eternidad el poder escuchar una respuesta de Saije, entonces lo vio levantar sus brazos, rodear su cuello y susurrar:
—Con mi esposo, tengamos nuestra luna de miel.
Jaehan tragó saliva con dificultad sintiendo que su corazón dejaba de latir por un segundo, para luego volver a latir de forma desbocada, enviándole una calor descontrolada a todo su cuerpo.
—Hagámoslo toda la noche, Jaehan, estoy en celo por ti nada más —murmuró acercando su rostro y junto sus labios.
El Alfa los sintió dulces y suaves, sintió que todo lo que Saije era se limitaba a dulzura y suavidad. No cerró sus ojos por unos momentos, pero Saije sabía quién era y lo había dicho más que claro. Entonces le devolvió el beso. Saije lo atrajo hacia él con fuerza sintiendo todo su peso que casi no lo dejó respirar. Jaehan lo movió sin problemas para acomodarlo y dejarlo como él deseaba. Movió sus piernas con las suyas y se posicionó en ese lugar.
Rodeó su cuello con una de sus manos y sus lenguas se encontraron en movimientos lentos y llenos de lujuria.
—Ah... feromonas —gimió Saije en sus labios al sentirlas que estaban encima de todo su cuerpo, que lo rodeaban y lo llenaban de algo excitante. Se aferró a sus brazos y echó su cabeza hacia atrás sintiendo como Jaehan besaba su piel.
Sintió sus feromonas intensas con un olor a anís. Era un aroma dulce y cerró sus ojos disfrutando de todo. El anís tenía forma de estrella donde venían las semillas y era algo que Saije muchas veces había ocupado cuando hacia algo dulce, pero al cerrar sus ojos, debido al aroma, solo imagino miles de estrellas a su alrededor y sonrió porque se sentía todo bien.
Gimió y se removió debajo de Jaehan. Las manos de él se movieron para quitarle la polera dejando parte de su cuerpo desnudo. Abrió sus ojos y vio sus ojos dorados totalmente demostrando excitación. Vio su cabello despeinado porque él había pasado sus manos por el, pero eso solamente lo hacía ver mucho más atractivo. Entonces, lo sintió besar sus costillas, pasar su lengua suave y cálida por su piel y hacer caminos disfrutando de su suavidad hasta que llegó a sus pezones para chuparlos con ganas. Lo escuchó gemir con intensidad y movió una de sus manos para llevarlas a esa parte de Saije que estaba tan necesitada.
—¡A-ah! —gimió echando su cabeza hacia atrás al sentir como introducía uno de sus dedos.
Lo volvió a besar con ganas sintiendo como se aferraba a su cuello y como su cuerpo se estremecía bajo el suyo por estarlo tocando. Quiso quitarle toda la ropa y hacerlo suyo de una manera descontrolada, mas no lo hizo. Quiso tocarlo con cuidado, pero a la misma vez que sintiera la lujuria y deseo en sus toques. Era pequeño y frágil, no quería herirlo o hacerle sentir dolor de alguna manera, no era ese tipo de persona y, a pesar de que se había enojado y descontrolado por las cosas que el Omega hacía, luego se arrepentía de sus actos.
Besó sus labios saboreándolo por completo con un deseo desbordante. Eran carnosos y dulces que le hacían pensar en que lo podía besar toda la noche. Las feromonas de ambos se seguían liberando con intensidad y la habitación estaba inundada de ellas.
—Estás muy mojado —murmuró en su oído —. ¿Estás haciendo esto solo para que no vaya a juntarme con otra persona?
—Más... Quiero más —rogó.
Jaehan le dio en el gusto introduciendo un tercer dedo sintiéndolo mojado y caliente. Los movió viendo su rostro que le demostraba que le gustaba.
—Tan caprichoso siempre —agregó —, con esa actitud de que todo tiene que ser como tú quieres. Ahora estás usando tu celo solamente para retenerme aquí. Eso me está haciendo enojar.
—Sí —gimió Saije.
—¿Solo lo haces por eso?
—Es porque me gustas tú —dijo con su respiración entrecortada.
Movió su mano con la intención de quitarle su polera, pero Jaehan se movió primero. Quedó arrodillado en la cama y chupó sus dedos mientras Saije lo observaba. Luego se quitó la polera sobre su cabeza dejando su cuerpo trabajado desnudo y el Omega lo vio llevar sus manos a su pantalón para quitarse el cinturón, bajar el cierre y desabrochar el botón dejando libre lo que ahí estaba oculto. Lo vio grande, grueso y tragó saliva.
Jaehan se acercó de nuevo y se besaron con ganas y deseo. Saije estaba en celo, pero era capaz de darse cuenta de que no era simplemente por el ciclo de calor que deseaba todo de él, sino que era porque hace días lo quería. Pensó en las flores que le había dado, en su aroma, en su chaqueta con la que dormía, en que lo había ido a rescatar sin importarle nada, en miles de cosas.
Su pantalón fue quitado con rapidez y pasó sus manos por su espalda ancha, hombros grandes y por su cabello negro. Sintió su cuerpo caliente y sudado como el suyo. Quiso tocarlo más y movió sus manos para tomar su miembro. Lo sintió grande y las movió de arriba abajo. Eso a Jaehan casi lo hizo perder todos los sentidos. Soltó una respiración entrecortada y no quiso solo las manos de Saije, quiso tomar su boca también.
Lo vio levantar sus caderas y sintió esa humedad contra la punta.
—Ponlo aquí dentro de mí —suplicó —, quiero sentirlo, Jaehan.
—No tengo condones —habló —, ¿sabes que puedes quedar embarazado si lo hacemos así?
—No, no puedo, eso no va a pasar —murmuró —, ponlo ya, entra en mí rápido.
Notó su seguridad en sus palabras a pesar de todo y pensó que, si no podía, era porque entonces era recesivo, pero, según él, no lo era.
Las feromonas de Saije lo siguieron envolviendo y no pensó en nada más.
El entrar en él lo hizo formar puños. Estaba un poco apretado a pesar de que había usado sus dedos antes. Al entrar por completo, se quedó quieto, pero Saije no quería eso.
—Jaehan —gimió —, muévete, hazlo fuerte, me gusta así.
Se movió hacia atrás y entró de una sola vez.
—¡Ah!
—Se siente tan bien —murmuró él en su oído. Sintió su cuerpo estremecerse bajo el suyo y aceleró sus movimientos llegando a los más profundo de él.
Saije se sujetó de sus brazos y abrió bien sus piernas. Jaehan formó puños con el cubrecamas y se volvieron a besar. Lo escuchó gemir en sus labios y, cuando abrió sus ojos no pudo dejar de mirarlo. Siempre había visto sus ojos azules que eran lindos, pero ahora los podía ver casi brillando y llenos de algo que no podía entender muy bien.
Para Saije fue como ver miles de estrellas adornando el techo de la habitación al sentir las feromonas de Jaehan y para Jaehan fue como estar probando lo más dulce y que lo quería solo para él.
—A-ah... Me gusta así.
—¿Qué me mueva así o que sea grande? —preguntó tomando sus mejillas.
Lo vio pasar su lengua por sus labios y acercó su dedo pulgar para acariciar su labio inferior. Lo vio dulce, pero al ver como comenzaba a chupar su dedo lo vio endemoniadamente caliente y excitante. Las ganas de querer poner algo más grande en su pequeña boca casi le pasaron factura.
—No pares, no salgas de mí —rogó y echó su cabeza hacia atrás sintiendo como su cuerpo se estremecía cada vez que Jaehan tocaba en esa parte que enviaba placer a todo su cuerpo.
Se movió con fuerza haciendo que la cama suene. Unas de sus manos se entrelazaron y Saije lo apretó con fuerza. Sus lenguas se encontraron en movimientos candentes y sintió que Jaehan apretaba su cuello, pero le gustó. Quería que él hiciera lo que deseará con él y lo tomará como quisiera sin duda alguna.
Y, entre besos y embestidas, el ciclo de calor se acabó.
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Por si no saben lo que es el anís o si realmente tiene forma de estrella como lo describí, aquí les traigo una fotito:
Espero les haya gustado el cap:3😏, ando teniendo mucho tiempo libre este mes, así que por eso, para no aburrirme, he estado escribiendo mucho.