Valeria Alarcón es una chica de 18, nacida es una familia millonaria.
Está acostumbrada a salirse siempre con la suya, lo que nunca imaginó que su camino se cruzaría con Mateo un humilde mecánico con un atractivo irresistible.
Valeria decide enamorarlo solo por diversión disfrutando de humillarlo frente a su círculo social.
Lo que nunca esperó era caer en su propio juego y enamorarse de él.
Año después, Mateo ya no es el joven mecánico de antes sino un exitoso doctor y empresario.
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capitulo 3: Averigüemos Quién Eres Realmente
Al llegar a su casa, Valeria lanzó el bolso sobre la cama con rabia. Siempre Mateo lograba irritarla, y no encontraba la forma de responderle como quería, lo que la molestaba aún más.
Valeria: Aprender a vivir sin dinero qué ridiculez. Yo no tengo que aprender nada.
Al día siguiente, Valeria se levantó todavía molesta y comenzó a caminar de un lado a otro por la habitación. Nunca permitiría que ese joven, a quien consideraba inferior, la hiciera sentir derrotada.
Valeria: Tengo que descubrir quién es ese mecanucho.
Esa inquietud le dio una idea para averiguar más acerca del mecánico que la tenía fuera de sí, así que tomó su celular y marcó el número de su investigador privado.
📱Valeria: Necesito que investigues a alguien.
📱 investigador: Dime el nombre.
📱 Valeria: No lo sé todavía, pero lo averiguaré. Es un mecánico, joven, pelo negro, alto y trabaja en un taller cerca del centro.
📱Bien, cuando tengas más información, dime -respondió el investigador, con su voz calmada y profesional.
Fin de la llamada
Valeria: Voy a descubrir quién eres -se dijo a sí misma, con una mirada llena de desafío.
Minutos después, Valeria llegó a la universidad. Al bajar de su lujoso Lamborghini rojo, vestida con un conjunto elegante, su amiga se acercó.
Andrea:¡Val! Al fin llegas, pensé que hoy también ibas a desaparecer.
Valeria: No exageres, Andrea. Solo tuve cosas más importantes que hacer que estar aquí.
Antes de que Andrea pudiera decir algo más, una voz chillona interrumpió la conversación.
katrina: Vaya, vaya, si no es Valeria Alarcón, la reina del mal gusto dijo, mostrando toda la envidia que le tenía.
Valeria rodó los ojos y volteó, encontrándose cara a cara con su eterna rival.
Valeria: Vaya, sino es Katrina Valverde, la reina de las envidiosas.
Katrina la observó de arriba abajo, evaluando su atuendo con una sonrisa burlona.
outfit de Valeria
katrina: Jajaja, veo que quieres igualarme con esa ropa de temporada pasada. Entonces, claramente, la envidiosa no soy yo.
valeria: Por favor, no seas ridícula. Yo sí sé vestir, no como otras que creen que usando cualquier trapillo se ven bien. Esa que tienes tú, si parece de temporada pasada. -respondió Valeria con una risita apenas audible.
Katrina no encontró qué decir y apretó los puños, como si quisiera golpearla. Lo cierto era que siempre había envidiado a Valeria.
Andrea: Bueno, chicas, qué lindo verlas debatiendo sobre moda, pero algunas tenemos clases a las que asistir -intervino, evitando que la situación se agravara.
Valeria: Sí, tienes razón. No perdamos el tiempo con alguien que no sabe nada de moda y aún así quiere debatir conmigo - expresó Valeria, burlándose mientras se alejaba junto a Andrea.
Horas después, tras terminar las clases, Valeria y Andrea caminaban por el extenso y moderno campus de la universidad. Valeria no podía dejar de pensar en Mateo, y quiso desahogar su enojo contándoselo a su única amiga.
Valeria: Por cierto, en la tarde fui a ver al mecánico otra vez.
Andrea: ¿Otra vez? Pero si ya lo habías visto en la mañana ¿para qué fuiste?
Valeria: Quería pagarle por el daño que supuestamente le hice a su moto.
Andrea: Mmm primero lo buscaste para responderle, luego volviste para pagarle algo me parece que ese mecanucho te tiene más intrigada de lo que quieres aceptar -dijo, con una sonrisa pícara que delataba su intuición.
Valeria: ¡Por supuesto que no! No digas tonterías, Andrea.
Andrea: Ajá como digas -respondió su amiga, mirándola de reojo.
Valeria rodó los ojos.
Al salir de la universidad, Valeria se dirigió al taller donde trabajaba Mateo. Esta vez su objetivo era claro averiguar su nombre.
Al llegar, apagó el auto y lo vio trabajando sin su buzo, solo con una camisilla ajustada que dejaba a la vista sus músculos definidos. Por un momento, dejó que su mirada se quedara en él; después de todo, había visto muchos hombres dentro de su círculo social, pero ninguno le parecía tan atractivo como Mateo.
Valeria: No está nada mal el mecánico es muy atractivo -pensó, pero enseguida sacudió ese pensamiento de su mente y bajó del carro.
Mateo: ¿Otra vez por aquí señorita? me dirá que ahora quiere pagarme por el aire que respiro? -bromeó Mateo apenas se dio la vuelta y la vio.
Valeria: No seas ridículo. Solo pasaba por aquí y recordé que hmm, necesitaba preguntar si conoces a algún mecánico confiable.
Mateo: ¿En serio? Mmm eso suena más a excusa para aparecerte por aquí.
Valeria: No necesito excusas para hablar con un mecánico como usted -dijo, intentando sonar convincente, aunque ni ella misma se lo creía.
Mateo: Pues parece que sí.
Valeria, esta vez, logró contenerse. Ese mecánico siempre encontraba la manera de irritarla, así que decidió centrarse en la razón que la había llevado hasta allí.
Valeria: Por favor, no me interesa hablar con usted, como si tuviera cosas interesantes que contarme. Ya ve, pertenecemos a mundos diferentes -dijo, señalando con un dedo todo a su alrededor.-Sin embargo, quiero saber su nombre.
Mateo: ¿Por qué? ¿Quiere ponerlo en su lista negra? -bromeó, aunque en el fondo no le gustaba cómo ella hablaba de su mundo como si no valiera nada.
Valeria: No seas ridículo, solo quiero saberlo. Si llegamos a cruzarnos otra vez, no me gustaría tener que llamarte "mecánico" o algo así.
Mateo: Mateo Torres -respondió, ajeno a la verdadera razón por la que ella quería saberlo.
Valeria se quedó un momento, repitiendo el nombre en su mente como si quisiera grabarlo.
Luego dirigió la vista a Mateo, quien la observaba como si la estuviera evaluando.
Valeria: Bien, Mateo -dijo antes de girarse y salir del lugar.
Mientras iba en su carro de regreso a la mansión, repetía el nombre una y otra vez, intentando retenerlo, aunque sabía que era imposible que se borrara de su memoria.
Al llegar a casa, cerró la puerta de su habitación y sacó el celular, sonriendo como quien está a punto de hacer algo que podría satisfacer o intensificar su interés.
📱 investigador: Señorita Valeria, ¿qué se le ofrece?
📱 Valeria: Ya tengo el nombre del chico que quiero que investigues.
📱 investigador: Dígamelo.
📱 Valeria: Mateo Torres. Quiero saber todo sobre él dónde vive, con quién, a qué se dedica todo.
📱 investigador: Entendido. ¿Algún detalle adicional?
📱 Valeria: Solo haga lo que le indiqué.
📱 investigador: Me pondré en ello de inmediato. Le avisaré cuando tenga información.
📱 valeria: Eso espero. No me haga esperar demasiado.
Con esas palabras arrogantes, colgó la llamada y dejó el celular a un lado, para luego acostarse en la cama.
Valeria: Mateo Torres veamos quién eres realmente.-susurró, con una sonrisa que no dejaba claro si era orgullo o curiosidad.
Por otra parte.
En una casa pequeña, pero llena de amor, vivía Mateo, un joven humilde, trabajador y de buen corazón. Compartía su vida con su madre y su hermanita de diez años, a quienes amaba más que a nada en el mundo, y su mayor sueño era convertirse en un gran doctor. Desde que su padre había muerto hacía varios años, víctima de una enfermedad que no pudieron tratar por falta de recursos, Mateo había asumido la responsabilidad de cuidar de su familia. Esa noche, acostado en su habitación con los brazos detrás de la cabeza, sus pensamientos inevitablemente lo llevaron hacia aquella joven caprichosa que parecía convencida de que el mundo entero debía rendirse a sus pies. Aunque no le agradaba su forma de ser, no podía negar que le había gustado desde el primer momento en que la vio.