Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
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Grandes Rivales
Pasé la tarde solo en casa, con la mente divagando entre pensamientos y emociones encontradas. No podía estar molesto con Yuta, pero una sombra de tristeza se cernía sobre mí. Pues Ethan iba a ver a una chica hoy. El reloj avanzaba implacable, cada tic-tac resonando como un recordatorio de mi soledad. Me alisté, tomé mi café y me dirigí hacia la puerta. ¿Debería saber quién es esa chica? ¿Debería arruinar esa cita?
Mientras caminaba por la calle, el viento susurraba secretos y las hojas caídas crujían bajo mis pies. Una figura alta y con una forma peculiar de andar se acercaba a mí. Su presencia era inconfundible, una mezcla de familiaridad y misterio.
—Perdón, la verdad no quería que tuvieses un mal momento —dijo, cabizbajo, con una mirada que reflejaba arrepentimiento y algo más, quizás una sombra de culpa.
Me acerqué y, con un gesto suave, froté su cabello, intentando transmitirle algo de consuelo.
—No pasa nada Yuta, sé que no es tu culpa —respondí, tratando de aliviar su carga con una sonrisa que no llegaba a mis ojos.
—Deberíamos tratar de arruinar esa cita —dijo, mirándome otra vez con esos ojos macabros que parecían esconder un sinfín de secretos y promesas oscuras.
—Créeme que ganas no me faltan —contesté, sintiendo una chispa de complicidad y una emoción que no podía identificar del todo.
En ese momento, algo extraño ocurrió. Una brisa helada me envolvió y, de repente, me encontré de nuevo en mi casa, justo antes de salir. En un parpadeo, volví a estar en la calle, en el mismo lugar donde estaba antes. Esta acción se repitió varias veces, como si el tiempo jugara conmigo, como si el universo mismo estuviera en un bucle.
—¿No te das cuenta? —preguntó, mi voz resonando con un eco inquietante que parecía venir de todas partes y de ninguna.
—No sé de qué hablas, pero vamos, has estado tieso por un rato. Tenemos cosas que averiguar—respondió, y yo tratando de mantener la calma mientras mi mente intentaba procesar lo que acababa de suceder. La sensación de déjà vu era abrumadora, y una parte de mí se preguntaba si alguna vez se volvería a repetir este ciclo que por un momento se volvió interminable.
—Es como si el tiempo estuviera jugando con nosotros —dije, por dentro temblando ligeramente—. Cada vez que intentaba avanzar tenía miedo de que algo nos arrastra de vuelta.
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—¿Crees que sea linda, la verdad me hace sentir un poco inseguro, debe ser popular, uf la verdad es que ni sé que pensar?
—Tal vez —respondió, su mirada perdida en él horizonte—. Pero, ¿qué podría ser tan importante como para que él se fije en ella?
Nos quedamos en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. La brisa seguía soplando, fría y persistente, como un recordatorio constante de aquella extraña situación. Finalmente, rompí el silencio.
—Vamos, no podemos quedarnos aquí para siempre no sabes que hará esa arpía roba maridos, ese hombre es tuyo Lian.
Asentí y juntos comenzamos a caminar, decididos a desentrañar el misterio que nos mantenía intrigados y un poco nerviosos.
— Pero si son mis chicos lindos —Mia nos sorprendió.
—Sinceramente,, tendré que ponerle un cascabel a cado uno de ustedes, ¿es que quierematarmeme del corazón?
—Venga, no digas eso —mete su mano en su mochila y rebusca algo — ¡bingo aquí está! ¿Quiren?
— Pequeña muchacha, no quisiera saber que te metes en la boca por las noches?
— Y yo no quisiera tener imágenes mentales por tu comentario.
Al llegar a la escuela, busqué con la mirada a Ethan entre la multitud de estudiantes. Finalmente, lo vi cerca de la entrada principal, hablando con una chica que no reconocí. Ella tenía una sonrisa radiante y una risa contagiosa que parecía iluminar el ambiente a su alrededor. Sentí una punzada de celos, pero me obligué a mantener la calma.
Me acerqué a ellos, tratando de parecer casual.
—¡Hola, Ethan! —saludé, intentando sonar despreocupado—. ¿Quién es tu amiga?
Ethan se giró hacia mí, sorprendido pero sonriente.
—Hoh, halo! Elia se Aiko. Aiko, él es mi amigo.
Aiko me saludó con una sonrisa amable, y por un momento, me sentí culpable por mis intenciones. Pero la determinación de descubrir la verdad y proteger a Ethan de esa zorra disfrazada era más fuerte.
—Encantado de conocerte, Aiko —dije, devolviéndole la sonrisa—. ¿Qué planes tienen para hoy?
—Vamos a ir a la cafetería después de clases —respondió Ethan, sin notar mi inquietud.
La campana sonó, y todos nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Durante las lecciones, mi mente estába en otra parte, planeando cómo podría intervenir sin ser demasiado obvio. Finalmente, la última campana del día sonó, y vi a Ethan y Aiko salir juntos.
Los seguí a una distancia prudente, observando cada movimiento. Llegaron a la cafetería y se sentaron en una mesa junto a la ventana.
— ¿Qué haces aquí?
— ¿Eres espía?
Me asuste, pero por suerte no dije nada —sinceramente les voy a poner un cascabel.
Decidí entrar y sentarme en una mesa cercana, fingiendo leer un libro mientras los observaba.
Justo cuando estaba a punto de acercarme y hacer algo para interrumpir su cita, sentí esa brisa helada nuevamente. El mundo a mi alrededor comenzó a distorsionarse, y antes de darme cuenta, me encontré de nuevo en la entrada de la escuela, justo después de la última campana.
—¿Otra vez? —murmuré para mí mismo, frustrado.
Miré a mi alrededor y vi a Yuta y Aiko saliendo de la escuela, exactamente como antes. El tiempo se había distorsionado nuevamente, llevándome de vuelta al mismo punto. Era como si el universo no quisiera que interfiriera.
Decidí intentarlo una vez más, siguiendo los mismos pasos. Pero cada vez que me acercaba a la cafetería, la brisa helada volvía y me encontraba de nuevo en la entrada de la escuela. Después de varios intentos fallidos, me di cuenta de que lo mejor sería tratar de hacer que no llegaran a esa cafetería.
Esa noche, apenas pude dormir. Mi mente seguía dándole vueltas a las distorsiones temporales y a la misteriosa fuerza que parecía impedirme interferir en la cita de Ethan y Aiko. Decidí que al día siguiente intentaría una táctica diferente.
La mañana siguiente, me desperté temprano y me dirigí a la escuela con una nueva determinación. Esta vez, en lugar de seguir a Ethan y Aiko, intentaría hablar con Yuta antes de que se encontrara con ella. Quizás, si lograba convencerlo de no ir a la cita, podría evitar las distorsiones temporales.
Al llegar a la escuela, busqué a Ethan entre la multitud de estudiantes. Finalmente, lo vi cerca de la entrada principal, solo. Me acerqué rápidamente.
—¡Ethan! —lo llamé, tratando de sonar urgente pero calmado.
Ethan se giró hacia mí, sorprendido.
—¡Hola! ¿Qué pasa? —preguntó, notando mi expresión seria.
—Necesito hablar contigo. Es importante —dije, llevándolo a un lado para que pudiéramos hablar en privado.
—¿Qué sucede? —preguntó, preocupado.
—Es sobre Aiko. Creo que hay algo extraño en todo esto. No puedo explicarlo bien, pero siento que algo no está bien —dije, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
Ethan frunció el ceño, claramente confundido.
—¿Qué quieres decir? Aiko es genial. ¿Por qué piensas eso?
—No lo sé con certeza, pero he tenido estas... experiencias extrañas. Como si el tiempo se distorsionara cada vez que intento interferir en tu cita con ella. No sé qué significa, pero creo que deberíamos ser cautelosos —expliqué, esperando que me creyera.
Ethan me miró fijamente por un momento, luego suspiró.
Estas un poco loco Lian, es algo dulce, pero no tienes que ponerte así.
Antes de que pudiera responder, la campana sonó, indicando el inicio de las clases. Ethan me dio una palmada en el hombro y se dirigió a su clase, dejándome con mis pensamientos.
Durante las lecciones, mi mente seguía trabajando en un plan. Decidí que, si no podía convencer a Ethan de cancelar la cita, intentaría observar desde una distancia aún mayor, esperando que eso evitara las distorsiones temporales.
Cuando la última campana del día sonó, vi a Ethan y Aiko salir juntos de la escuela. Esta vez, los seguí desde mucho más lejos, asegurándome de no ser visto. Llegaron a la cafetería y se sentaron en una mesa junto a la ventana, como antes.
Me quedé fuera, observando desde la distancia. Todo parecía normal, y decidí acercarme más.
—No hagan ruido, tengo que ver que hace esa tal, Aiko, solo mírenla, tan presumida y sus cachetes rosados.
Yuta y Mia se quedaron un poco confundidos —como supsite que estabamos aquí —preguntaron con gran asombro.
—Gajes del oficio, pues, ¿qué creen?
— Creo que eres un poco tóxico, aunque no te juzgo él tiene un buen porte y es guapo — ella sonrió.
— Bueno tal vez solo sea un poco.
— Dejalo, Lian es muy obstinado pero tambien muy cobarde.
Ellos parecían muy felices, se veían las piernas cruzadas de Aiko y la sonrisa y el porte de Ethan, no puedo permitir esto.
— ¿Crees que no te puedo ver, no se que tienes con Ethan, pero él es mio, así que, veamos quien gana? —pensaba a lo lejos Aiko mientras daba sorbo a su jugo de frutas.