La familia Collins .
Cristina Castillo siguio cuidadosamente a Raúl por el pasillo.
Sus ropas nuevas y suaves, su hermosa piel blanca y sus rasgos elegantes parecian desentonar con esta villa sombria.
—Eres estudiante de medicina y deberias saber cémo atender a los pacientes... . — Pero, soy Dermatologa..
argumento llamando la atencion de los ojos de Raul. Su voz se debilitdé y continuó siguiéndole.
Cristina levantó la vista. Delante de ella habia una gran habitación,la puerta estaba abierta de par en par y el interior estaba completamente oscuro en una mujer muy miedosa Así que lo pensó demasiado para poder ingresar.
Al hombre que iba a cuidar era a Edwin Collins el prometido de su hermana, Edwin era un hombre muy guapo inigualable frente a todos los demás Con solo 25 años tenía su propia aerolínea y era el número 1 piloteando.
Sonó la fría voz de Raul
—Hoy es la noche de bodas de usted y el joven amo. Espero que lo cuides bien.
—¿Qué noche de bodas? —pregunte conmocionada.
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Es muy guapo.
La familia Collins es la más poderosa de Fort, y Edwin Collins se sentaba en la cima de ella.
Su patrimonio neto superaba los miles de millones y su aspecto también era apuesto, pero todo eso era hasta hace cuatro meses.
Edwin tuvo un accidente de coche hace cuatro meses y se encontraba en coma.
El médico dijo que podría permanecer en estado vegetativo el resto de su vida si no despertaba pronto. En efecto, la familia Castillo estaba desesperada por no perder lo que había logrado pues su hija mayor Mariana Castillo se encontraba comprometida con él y por parte de aquellos dotes que había obtenido buenos regalos por parte de la familia entre ellos apenas se casará la familia podría participar en muchos proyectos.
Por aquellos el Señor Carlos le pidió su hija que si podía ir a cuidar a Edwin en vez de su hija Mariana, a lo que ella se dijo dichosa que si porque al final iba a estar lejos de ellos. pero ahora que lo piensa mejor el estar casada con ese hombre no es tan malo en comparación con ellos puede suceder que más adelante esos monstruos la fueran a obligar a casarse con cualquier viejito o con cualquier persona que le pudiera aportar dinero también.
Respiro hondo y asimilo lo que estaba viviendo dándose la vuelta, frente a ella se encontró una cama grande en aquella se encontraba acostadó no cualquier hombre ese hombre era su esposo, la habitación estaba en un total silencio que lo único que se escuchaba era el reloj de la pared asiento Tic-tac.
En el pasado había visto varias veces a Edwin a lo lejos, su piel y su cuerpo era inigualable, su cara bien perfilada y sus ojos siempre sombrío frente a las personas Pero ahora se miraba a alguien indefenso pero al mismo tiempo seguía siendo igual de guapo y imponente como siempre.
- Señor Edwin, tal vez me escuchas así que te pido que si despiertas no me vayas a echar no quiero regresar a ese lugar.
Era momento de que ella se pusiera con sus labores como esposa aquel hombre tenía que ser bañado y limpiado totalmente, Así que primero se fue a dar una ducha para estar ella completamente limpia no puede llevar ningunos gérmenes al cuerpo del hombre pues aún es indefenso y no tiene energías para nada hasta que despierte no sabe cómo se encuentra totalmente.
Se pegó un baño largo Pues por primera vez estaba en una habitación bien amueblada Y con todo lo necesario para una ducha, Por más que ella trabajaba y se esforzaba por tener sus cosas había muchas cosas que le seguían faltando.
Después de ducharse se puso Una prenda suelta para poderse mover, se dirigió hasta donde el hombre y no pudo evitar sonrojarse aquel hombre era tan guapo que tuvo que decirse mentalmente que debía controlar lo que sentía.
- Cristina, es solo un paciente. Tu puedes.
Desabotono la camisa del hombre y lentamente lo dejó al descubierto, Por más que se decía que era un simple paciente su cuerpo comenzó a reaccionar y no podía aguantar con lo que hacía.
- Haber Cristina tu puedes, es solo un paciente.
