- ¿Victoria, que piensas hacer?
Una pregunta que le hacen últimamente, y la respuesta no la sabe, ya que tiene un deber como asistente del fiscal y llevar al hombre que ama ante la justicia o decide salvar el amor de su vida y padre de su hermoso hijo.
Su deber será más fuerte que su amor, o dejará todo por amor y se volverá al lado oscuro.
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Capítulo 20
Una semana había pasado desde la noche que Victoria fue liberada de su secuestrador, también había iniciado la búsqueda de ella, para que rindiera cuentas sobre las explosiones de esa noche.
Según lo que había escuchado por parte de Paxton, esa noche habían muerto cinco personas, ella estaba destrozada quería salir y contar la verdad, pero con las pruebas en su contra era imposible salir bien librada.
Pero lo primero que tenían que hacer era asegurarse de que Silvia y Alexey estuvieran bien, ninguno estaba tranquilo sabiendo que ellos se encontraban lejos.
- Amanda necesito que le lleves estos papeles a Ela.
- ¿Qué es?
- El acuerdo de divorcio, necesito que lo firme hoy mismo, mañana viajamos.
- Seguro que los va a firmar así no más.
- Sabes persuadir a la gente, por eso eres mi mano derecha.
Y que dijera eso, era un gran cumplido para Amanda, cuando las cosas no iban según lo planeado, Amanda era la encargada de "persuadir" a la gente.
No siempre llegaba a hablar decentemente los golpes y el uso de armas era una parte de ella, una extensión de sus brazos.
Solo con las instrucciones de Antón ella fue a la casa de Antón, en donde encontró a Ela, ella estaba lista para salir, llevaba un vestido de fiesta aunque eran apenas las 10 de la mañana.
Le precia increíble, que una mujer que hace poco había dado a luz fuera tan capaz de abandonarlo sin miramientos, a pesar de ser tan fría, Amanda nunca abandonaría a un ser tan indefenso.
Si desde el principio no quería tenerlo, porque lo hizo, amarrar de esa manera a Antón no era la solución.
- Señora Novikov, Antón le manda a decir que si por favor puede firmar estos documentos.
- ¿De qué se tratan? Y ¿por qué él no está acá?
- Tiene que hacer un viaje de negocios y pues yo le hago está favor, me dijo que era algo importante y que a usted la haría muy feliz.
- Si él dice que me hará feliz, préstame un bolígrafo.
Ela era bonita, pero siempre se dejaba llevar por el dinero, las comodidades y pensaba que el firmar esos papeles le daba acceso a algo más grande.
Era bonita, pero parecía que no tenía mucho en su cabeza. Firmando los papeles salió de la casa, ni siquiera había preguntado por su hijo, el cual llevaba lejos de esa casa hace una semana.
- Listo Antón, ella firmó sin ningún problema.
- Ok, por favor déjale una copia a los empleados y avísales que recojan todas las pertenencias de ella en las maletas y dejen el acuerdo de divorcio dentro de las mismas, las maletas que las dejen en la calle, yo me encargo del resto.
- Como mandes.
Esa misma tarde él canceló las tarjetas y llamo al chófer de Ela informándole la situación, dejándole muy en claro que la llevara de vuelta a casa, pero que ya no tenía permitido transportarla de nuevo.
En la noche decidieron viajar a Pensilvania, a recoger a la familia de Victoria, tenían que tenerla de vuelta en New York, era más seguro.
Mientras llegaban ala casa, Victoria dormía y en sus brazos también el pequeño, a su lado estaba Antón, trabajando desde su computadora y no podía faltar Amanda. Quién se encargó de la seguridad de todos.
- Llegamos. - Antón despertó a Victoria.
- Gracias.
Pero había algo raro, las luces estaban apagadas el sitio parecía desolado, como si nadie estuviera en aquel lugar, con cuidado le entrego el niño a Antón y bajo corriendo.
Su corazón comenzó a latir como loco, las ventanas estaban destrozadas, la puerta la habían echado abajo, si pensar en su seguridad, entro y todo estaba patas arriba.
Busco en cada rincón de la casa y no había rastro de sus habitantes, destrozada por no encontrarlos cayó de rodillas ese era el peor escenario que se habían imaginado. Mijaíl había conseguido llevárselos, el cómo se haría enterado de su paradero era algo que se preguntaba.
¿Dónde fue que se equivocó ella?, ¿dónde se torció todo?. Ella sabía las respuestas a esas preguntas, todo era culpa de ella, investigar a un grupo criminal el cual estaba involucrado en negocios sucios y que al parecer eran los culpables de la muerte de sus padres.
Todo, absolutamente todo era culpa de ella y de nadie más, las lágrimas no demoraron en salir su corazón estaba destrozado, estaba perdiendo a la última parte de su familia. A lo que le dio sentido después de la perdida de sus padres.
Su mente se estaba desmoronando, poco a poco, ella se estaba perdiendo en la oscuridad de su pasado, de su presente y de su futuro. Cómo iba a mirar a su hijo, si llegaba a verlo de nuevo y decirle que los secuestraron por culpa de ella.
Cómo miraría a los ojos a su tía, quién por mucho tiempo había estado con ella, limpiando sus heridas y recordándole que su trabajo era muy peligroso.
Su cuerpo no aguantó más y cayó inconsciente en el frío suelo, nadie está allí para sostenerla o eso pensó ella.
Si había alguien a su lado, que prometió en silencio protegerla a ella y a su familia por encima de todo, y si tenía que matar a unos cuantos lo haría, Antón no la quería ver sufrir, años buscándola y ahora sabía que tenía un hijo, su primogénito, de la mujer dela cual se enamoró a primera vista.
- ¿Que vamos a hacer?. - Amanda pregunto, porque no tenían un plan, no sabían que se iban a encontrar con esa situación.
- Volvemos a New York, Mijaíl debe de estar haya, la guerra empezó y no nos vamos a quedar atrás, busca información, y comunícate con Paxton el agente de víctimas especiales, tendremos que trabajar con él.
- Tú trabajando con un policía.
- Sí, parece inaudito verdad.
- Mucho, pero no me voy a meter en tus planes, yo solo sigo órdenes.
- Y también aportas a mis planes, cuando no son muy viables.
Ambos comparten una sonrisa, amigos desde pequeños y socios de grandes ellos se cuidan las espaldas sin importar las consecuencias.