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Entre Odios Y Suspiros

Entre Odios Y Suspiros

Status: En proceso
Genre:Reencuentro / Amor-odio / Romance de oficina / Atracción entre enemigos
Popularitas:8k
Nilai: 5
nombre de autor: F10r

Rachely Villalobos es una mujer brillante y exitosa, pero también la reina indiscutible del drama y la arrogancia. Consentida desde niña, se ha convertido en una mujer que nadie se atreve a desafiar... excepto Daniel Montenegro. Él, un empresario frío y calculador, regresa a su vida tras años de ausencia, trayendo consigo un pasado compartido y rencores sin resolver.

Lo que comienza como una guerra de egos, constantes discusiones y desencuentros absurdos, poco a poco revela una conexión que ninguno de los dos esperaba. Entre peleas interminables, besos apasionados y recuerdos de una promesa infantil, ambos descubrirán que el amor puede surgir incluso entre las llamas del desprecio.

En esta historia de personalidades explosivas y emociones intensas, Rachely y Daniel aprenderán que el límite entre el odio y el amor es tan delgado como el filo de un cuchillo. ¿Podrán derribar sus muros y aceptar lo que sienten? ¿O permitirán que su orgullo

NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 20

 

De compras confundiendo el corazón

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Narra Daniel Montenegro

Desperté en mi apartamento, con el molesto ruido del despertador interrumpiendo mis sueños. Era temprano, pero no lo suficiente para que el cansancio de los últimos días no se hiciera presente. Me estiré en la cama, tratando de sacudirme la pesadez, mientras mi mente, sin permiso alguno, comenzó a vagar hacia donde no debía: hacia Rachely Villalobos. 

Fruncí el ceño. ¿Por qué demonios no podía sacármela de la cabeza? 

Mientras me duchaba y me arreglaba, traté de distraerme con el trabajo, con los detalles pendientes de la casa en remodelación que mi madre me dejó. Sin embargo, ahí estaba ella, asomándose en mis pensamientos como una tormenta que no puedo controlar. Me molesta. Me molesta sentir esto por esa niña. Porque eso es lo que es: una niña mimada, caprichosa, arrogante… y, al mismo tiempo, una mujer tan hermosa y brillante que no puedo evitar sentirme atraído. 

Niego mis sentimientos. Lo hago con todas mis fuerzas. No puedo permitirme caer. Rachely es complicada, una fuerza de la naturaleza que me descoloca y me vuelve loco. Pero cada vez que la veo, algo en mí se quiebra. Algo que me exige dejar de luchar y simplemente aceptarlo. 

Suspiré con frustración mientras me ponía la corbata frente al espejo. No, Daniel, no. Esto no puede estar pasando.

Al llegar a la oficina, la vi entrar, acompañada de Raúl y su perro Bolty. Era imposible no notarla. Incluso con su actitud altanera y ese aire de superioridad, Rachely brillaba de una manera que ninguna otra mujer lo hacía. Vestía con una elegancia natural, como si el mundo entero estuviera ahí para admirarla. Y, diablos, lo hacía sin esfuerzo alguno. 

Mi corazón se hundió en ese instante. Había caído. No había vuelta atrás, por mucho que me resistiera. 

Raúl me sacó de mis pensamientos con su tono serio. 

—Daniel, tenemos que hablar. 

Algo en su mirada me hizo enderezarme. Sabía que no se trataba de trabajo. Había algo más, algo que me ponía en guardia. Caminamos hacia su oficina, dejando a Rachely ocupada con Bolty y su interminable lista de tareas. 

—¿De qué se trata? —pregunté, tratando de sonar casual, aunque por dentro sabía exactamente a dónde iba esta conversación. 

Raúl cerró la puerta detrás de nosotros y me miró con una intensidad que rara vez mostraba. 

—De mi hermana —respondió, directo al punto. 

Suspiré. Lo sabía. Me crucé de brazos, preparándome para lo que vendría. 

—Daniel, conozco a Rachely mejor que nadie. Sé que es complicada, que tiene su carácter y que puede ser una tormenta cuando quiere, pero también sé lo que vale. Es mi hermana, pero la veo como una hija, porque la he criado desde que era una bebé. 

—Raúl, yo... 

—No he terminado —me interrumpió, levantando una mano. Su tono era calmado, pero firme—. Ella no tiene experiencia en esto, Daniel. Nunca se ha enamorado, nunca ha tenido un novio, y no quiero que alguien venga a jugar con ella como si fuera un pasatiempo. 

—No estoy jugando —respondí, más rápido de lo que esperaba. Mis propias palabras me tomaron por sorpresa, pero no podía retirarlas. Eran la verdad. 

Raúl arqueó una ceja, como si esperara que siguiera hablando. 

—Mira, sé que a veces discutimos, que ella me saca de quicio, y yo a ella. Pero… Rachely es diferente. No puedo explicar qué es lo que siento, porque ni siquiera yo lo entiendo, pero no es un juego, Raúl. Nunca lo ha sido. 

Raúl me observó en silencio durante unos segundos que parecieron una eternidad. Finalmente, asintió, aunque su expresión seguía siendo seria. 

—Bien. Porque si la lastimas, Daniel, no será Franco ni ningún otro hombre quien tenga que preocuparse por ti. Seré yo. 

Sonreí, aunque su advertencia era clara y real. 

—Lo entiendo, Raúl. No tengo intención de lastimarla. 

Cuando salí de su oficina, sentí como si un peso se hubiera levantado de mis hombros. Pero también sabía que mi vida estaba a punto de complicarse aún más. Porque, aunque no quiera aceptarlo, ya no hay vuelta atrás. Rachely Villalobos es la única mujer que realmente me importa, y eso lo cambia todo.

[...]

Narra Rachely Villalobos.

Salir de compras con Sofía siempre era una experiencia divertida y un poco caótica. Ella era paciente, dulce y parecía entenderme más de lo que me gustaría admitir. Claro, también tenía ese don de sacar a relucir las verdades que no quería enfrentar. 

Caminábamos por los pasillos de un enorme centro comercial, y yo iba revisando cada vitrina como si el destino de mi felicidad dependiera de encontrar algo que no supiera que necesitaba. Porque, claro, me di cuenta de que no tenía bolsos en ese tono específico de beige que acababa de ver. Era una emergencia de estilo, claramente. 

—¿De verdad necesitas otro bolso? —preguntó Sofía con una sonrisa mientras me seguía, cargando una de las bolsas de nuestras primeras compras. 

—No lo necesito, pero tampoco tengo uno de ese color, y sabes que los tonos neutros están de moda esta temporada —respondí con naturalidad, inspeccionando el bolso como si fuera una obra de arte. 

Sofía soltó una risa suave. Ella sabía que conmigo no había espacio para lógica cuando se trataba de compras. 

—Rachely, ¿puedo hacerte una pregunta? —dijo de repente mientras me miraba con esa expresión de "voy a sacarte información, te guste o no". 

—Puedes intentar —respondí, medio distraída, revisando una estantería de accesorios. 

—¿Qué está pasando entre tú y Daniel? 

Me detuve por un momento, girando para mirarla. Su rostro era de total interés, pero también de diversión. Bufé, cruzándome de brazos. 

—Nada está pasando. 

—Ajá, claro —dijo, alargando las palabras—. ¿Entonces por qué Raúl me dijo que Daniel estaba casi a punto de pelearse con Franco por ti? 

Rodé los ojos, recordando a ese hombre desagradable que no me dejaba en paz. 

—Franco es un patán. Daniel solo se está divirtiendo molestándome, como siempre lo hace. Lo conozco, Sofía. No es más que un juego para él. 

Sofía alzó una ceja, claramente dudando de mi respuesta. 

—¿Y por qué te molesta tanto, entonces? 

—Porque es insoportable, ¿qué más? Se cree que puede hacer lo que quiera conmigo, y yo no soy de nadie. Además, se la pasa besándome como si... 

—¿Besa qué? —interrumpió Sofía, con un brillo de sorpresa y curiosidad en sus ojos. 

Sentí cómo el calor subía a mis mejillas, pero intenté mantenerme indiferente. 

—Sí, me besa. Y es molesto. 

—¿Molesto? —preguntó, con una sonrisa que no me gustó nada. 

—Sí, molesto. Me desconcentra, me hace sentir… rara. No sé cómo explicarlo, pero es como si, en ese momento, todo lo demás desapareciera y... —me detuve, dándome cuenta de que estaba diciendo demasiado. 

Sofía asintió lentamente, claramente disfrutando mi confusión. 

—¿Te has puesto a pensar que quizá te gusta? 

—¡Por supuesto que no! —exclamé rápidamente, casi ofendida—. Daniel no es más que un engreído que sabe cómo sacarme de mis casillas. Eso es todo. 

—Hmm... —murmuró Sofía, claramente incrédula—. No parece que sea solo eso. 

La ignoré, tomando otra prenda de una estantería y fingiendo interés para evitar seguir hablando del tema. No entendía por qué Sofía insistía tanto. Daniel no me gustaba, ni siquiera pensaba en él de esa manera. Claro, sus besos eran intensos y sus caricias me dejaban sin aliento, pero eso no significaba nada. 

¿O sí? 

Sacudí la cabeza, alejando esos pensamientos. No tenía tiempo para esas tonterías. El amor no estaba en mi lista de prioridades. 

—Vamos, Sofía. Tenemos más tiendas que visitar —dije, caminando hacia la siguiente boutique. 

Sofía me siguió, pero podía sentir su sonrisa detrás de mí. Estaba disfrutando todo esto mucho más de lo que debía, y yo no estaba dispuesta a darle más razones para hacerlo. Porque, aunque intentara negarlo, sus palabras se quedaron conmigo mucho más tiempo del que quería admitir.

[...]

Narra Daniel Montenegro.

La mañana en la oficina se sentía extraña sin la presencia de Rachely. Me había acostumbrado tanto a su actitud altanera, sus comentarios sarcásticos y esa manera de llenar cualquier lugar con su presencia, que ahora, en su ausencia, todo se sentía demasiado silencioso. Pensé en ella, como lo había hecho más de lo que me gustaría admitir últimamente. 

¿Qué estaría haciendo? Ah, sí, de compras. ¿Cómo era posible que estuviera de compras en horario laboral? Pero claro, Rachely Villalobos era la única persona que podía ignorar las reglas sin que pareciera que estaba haciendo algo mal. Tenía esa habilidad de poner su mundo por encima de todo, y, extrañamente, yo la admiraba por eso. 

Suspiré, recargándome en el respaldo de mi silla y dejando que mis pensamientos divagaran. ¿Cómo era posible que una niña caprichosa y malcriada pudiera ocupar tanto espacio en mi mente? Cerré los ojos por un momento, y las imágenes comenzaron a llegar como un torbellino: 

Rachely, con cinco años, con su vestido rosado y su gran moño en el cabello, mirándome con esos ojos brillantes mientras me daba un beso torpe en la mejilla y decía con esa voz infantil: 

—Cuando sea grande, me voy a casar contigo. 

Yo, a mis ocho años, no supe qué responderle, pero recuerdo haber pensado que era la niña más adorable que había visto en mi vida. 

Ahora, a mis veinticinco años, esa misma niña se había convertido en una mujer que me desconcertaba y me volvía loco al mismo tiempo. ¿Cómo era posible que el destino hubiera encontrado la manera de cruzar nuestros caminos de nuevo? Remodelar la casa de mi infancia y vivir al lado de ella había sido una decisión práctica, pero ahora parecía una jugada del destino. 

No podía concentrarme en el trabajo. Mi mente regresaba constantemente a ella. Pensaba en cómo discutíamos por las cosas más insignificantes, en cómo sus ojos brillaban con furia cuando se enfrentaba a mí, y en cómo esos mismos ojos se suavizaban, aunque solo un poco, cuando lograba desarmarla con un comentario o un gesto inesperado. 

¿Estaba enamorado? Esa pregunta me golpeó como un puñetazo en el estómago. No podía ser. No quería aceptar algo tan complicado. Ella era demasiado joven, demasiado... Rachely. Pero entonces, ¿por qué la llamaba "princesa"? Había comenzado cuando éramos niños, un apodo cariñoso que ella nunca rechazó. Ahora, más de quince años después, seguía llamándola así, y cada vez que lo hacía, algo en mí se sentía correcto. 

Sacudí la cabeza, intentando sacarme esos pensamientos de encima. Me sentí inquieto, como si algo en mi interior comenzara a desmoronarse. En menos de un año tendría que volver a Italia, regresar a mi vida, y la idea no me gustaba en lo absoluto. 

¿Por qué? ¿Era por ella? ¿Por esa malcriada que me sacaba de mis casillas y al mismo tiempo hacía que quisiera quedarme? 

Gruñí frustrado, volviendo mi atención a los papeles en mi escritorio. Pero, por mucho que lo intentara, no podía ignorar la verdad que comenzaba a formarse en mi mente: había caído. Y lo había hecho de la manera más inesperada, con la persona más improbable. 

Rachely Villalobos estaba alterando mis sentidos y poniendo mi mundo de cabeza. Y, por mucho que quisiera resistirme, sabía que ya no había vuelta atrás.

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Vanesa Garcia
está bellísima la historia!! 🥰la empecé para guárdala en mi biblioteca y leerla cuando estuviera terminada, pero no pude parar de leerla, porque me enganchó muchísimo desde el primer capítulo que cortitos se me hicieron todos y de ahí me fui hasta este último y ahora a esperar la actualización🤷🏻‍♀️ojalá y no tarde mucho autora 😊
Vanesa Garcia
porque tan cortitos los capítulos autora?? no es justo 🥺
Vanesa Garcia
ay mujer 🤦🏻‍♀️y al ratito vas a andar llorando por Daniel porque no está en tu vida🙄
Vanesa Garcia
lo bueno que no está enamorada 😅
Vanesa Garcia
cómo todo buen hermano protegiendo lo que ama!! aunque me pregunto acaso ellos no pudieron tener hijos por eso quieren tanto a Rachely??
Vanesa Garcia
que bonitoo☺️😍
Vanesa Garcia
😂😂😂😂
Vanesa Garcia
auch eso dolió 🥺
Vanesa Garcia
😅😅😅😅
Vanesa Garcia
cabo su propia tumba con ese comentario 😂😂😂
Vanesa Garcia
ya decía yo que era muy raro que no te acordarás...por un momento pensé que la mamá se había dado cuenta y le había dicho algo de ella que el lo había desilucionado
Vanesa Garcia
no puedo creer que no la recuerde🤔
Vanesa Garcia
se ve que va a estar linda la historia!! 😃
Vanesa Garcia
me lo imaginé 🤭que bonitoo🥰
Ana Garcia
más....por favor 🙏
Yeni Martinez
Excelente
Celina Saucedo
Más capítulos por favor
Maria Isabel Duarte
Excelente
Ernestina Puerto
a defender lo que es suyo🤣🤣🤣🤔🤔🤔🤔🤔☺️ aunque no ha pedido nada😂😂😂
Ernestina Puerto
🤔🤔🤔☺️☺️☺️☺️☺️zu relación? cuando comenzó😂😂😂
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